PULSO POLITICO. Lo que dijo Osorio Chong del PRI

Gabriel Sánchez Andraca

Ayer le comentamos lo que dijo aquí el dirigente nacional del PRI, Alejandro Moreno Cárdenas, alias “Alito” y dijimos que está fuera de la realidad, pero lo bueno en ese partido, es que tiene elementos valiosos y que ellos sí están conscientes de los problemas a los que se enfrenta el Revolucionario Institucional actualmente, y que esos podrían salvarlo del derrumbe total y definitivo, como algunos anuncian.

En San Luis Potosí, según se informa en la columna Frentes Políticos, del diario Excelsior de la ciudad de México, el senador Miguel Angel Osorio Chong, ex secretario de Gobernación y ex gobernador de Hidalgo, habló precisamente de su partido, afirmando que “Alito” no puede seguir al frente del PRI, porque ha hecho acuerdos que traen una imagen que lastima a su partido “y que quede claro, que él no es el dueño del PRI y que nosotros vamos a hacer todo lo legal, para evitar que él siga al frente”.

“El PRI HA VIVIDO EN LOS ULTIMOS TRES AÑOS, los peores momentos de su historia en cuanto a resultados electorales”. De dónde saca el gran “Alito”, que el PRI es un partido fuerte y que está unido para enfrentar a sus adversarios. Son las declaraciones demagógicas a las que nos acostumbraron los priistas en los últimos años de su gloria.

Y lo dijo en Puebla, donde acababa de pasar un sexenio gobernado por primera vez por una administración panista presidida por Rafael Moreno Valle Rosas que dejó a la entidad con una deuda de más de sesenta mil millones de pesos, que se le fueron para hacer obras fantásticas, sin ninguna repercusión social y todas concentradas en la capital del estado, dejando a los municipios del interior sin ninguna atención, con caminos destruidos, con hospitales inconclusos y con escuelas abandonadas a su suerte.

En los últimos treinta años, el prianismo fue un fenómeno político desastroso y todavía Alito firma acuerdos de alianza electoral con el partido conservador. “Alito” no debe morir. Debe salir de la dirigencia del PRI, antes de que lo acabe.

LA VIRGEN DE GUADALUPE, CUYO DIA SE CELEBRO AYER, es un símbolo nacional. Sean ciertas o no las historias de sus apariciones, es una imagen venerada por todos los mexicanos, que nos da identidad y que incluso la veneración de su imagen está llegando a numerosos países de América Latina.

Don Miguel Hidalgo y Costilla, padre de la patria, dio el grito de independencia con un estandarte de la Guadalupana en sus manos; don José María Morelos, adoptó a la imagen de la virgen Morena, como bandera en sus batallas por el sur del país y extendió su devoción, y en todas las luchas libertarias de nuestro país, su figura resaltó siempre portada por las fuerzas populares que luchaban contra la opresión, tanto en la Guerra de Reforma, como en la Revolución de 1810.

Durante la época colonial, los españoles le llamaban la virgen “india” y la despreciaban tanto, que, durante una epidemia que asoló al país en esa época, sacaron a todas las vírgenes en procesión para aplacar el mal y el Ayuntamiento de la ciudad de México, cuando ya había fracasado hasta la virgen de los Remedios, que era la de mayor devoción entre los gachupines, decidió sacar también a la “virgen india”. Hasta ese grado llegaba su sentido racista.

Por eso ayer, día de la Guadalupana, no hubo conferencia mañanera del Presidente; por eso no se trabajó en dependencias oficiales y por eso también, las televisoras del Estado Mexicano, dedicaron amplios programas para informar de la concentración de peregrinos en la Villa, allá al pié del cerro del Tepeyac.