PULSO POLITICO. El derrumbe del priismo ya se veía venir

Gabriel Sánchez Andraca

Desde que el priismo abandonó, como partido, los principios de la Revolución Mexicana, que muchos estudiosos consideran la primera revolución social del mundo, el derrumbe del sistema que nos regía desde los años veinte, ya se veía venir.

Hurgando en algunas columnas escritas en Cambio, por este reportero, encontramos que el derrumbe del sistema priista ya era sentido en varios sectores de la población en el año de 1994, cuando estaba en el poder Carlos Salinas de Gortari y en Puebla gobernaba el licenciado Manuel Bartlett Díaz, quien por cierto ayer cumplió años y aprovechamos para enviarle una felicitación muy sincera.

Esa columna la iniciamos con una pregunta que nos hizo un viejo político poblano: “¿Sabes lo que pasaría en este país, si como mucha gente quiere a raíz de los acontecimientos de Chiapas, el PRI se llegara a derrumbar? Y antes de que podamos responder, él mismo contesta: Todo se vendría abajo.

“Y no porque el PRI sea indispensable o la divina envuelta en huevo, pues vemos a los priistas cada vez más torpes en el ejercicio del poder, sino por la sencillísima razón de que no hay con que sustituirlo…..”Ve lo que está pasando en Yugoslavia, en la Unión Soviética y en todos los países de la Europa del este; se están derrumbando, porque no tuvieron ninguna estructura política o económica para sustituir al sistema comunista”.

“El PRI tiene muchos defectos, lo hemos platicado muchas veces y tal vez ahora, con la llegada de los tecnócratas al poder, tenga más que antes, porque son gente insensible a la problemática social y porque vienen imbuidos de ideas que no encajan en nuestra realidad, pero mientras esté en el poder y procure resolver los problemas por la vía política, que ha sido en la que ha sido en la que más habilidades habían demostrado los priistas hasta 1982, tendremos la seguridad de no centroamericanizarnos o sudamericanizarnos. Hay que  pensarlo bien.”

Pues se pensó bien y el cambio que estamos viviendo, ha sido sin violencia, pese al clima de inseguridad creado por los tres gobiernos anteriores, principalmente los panistas, que no tuvieron ni siquiera la habilidad de escoger a gente honesta y capaz para hacerse cargo de ese renglón tan importante, el de la seguridad, como lo demuestra el hecho, de que el secretario del ramo en tiempos de Felipe Calderón, esté preso en los Estados Unidos, por ser cómplice del cártel más violento y criminal de nuestro país.

Se imagina lo que seríamos ahora, si en vez de un cambio por la vía democrática, 15 de los 30 millones de mexicanos que votaron por ese cambio, hubieran tomado las armas para hacerlo. Simplemente muchos de los opositores actuales, de los críticos acérrimos por haber perdido sus prebendas, estarían muertos, pues en el país han entrado más armas en estos tiempos, que cuando estalló la Revolución de 1910. Y no son las carabinas 30-30 de nuestros revolucionarios de entonces, sino ametralladoras de grueso calibre, rifles de asalto llamados “cuernos de chivo”, etc.

Y ENCIMA DE TODO ESO, LA PANDEMIA DEL Covid-19 y la crisis económica que trajo consigo.

Hay un dicho popular que dice: “Nadie sabe lo que tiene, hasta que lo ve perdido”.

Tenemos la experiencia de nuestros tres movimientos revolucionarios populares de nuestra historia; la Independencia, la Reforma y la Revolución. Tuvieron una duración de años en los que además de miles de muertos, hubo atraso en educación, salud, en producción de alimentos, en todo.

Lo priistas de ahora, no tienen ni la capacidad, ni la intención de recobrar el poder. Se aliaron con el descendiente del viejo partido conservador que se opuso a la Independencia, se opuso a la Reforma y apoyó la dictadura porfirista. Los mensajes priistas, para desprestigiar al actual gobierno, son de lo más ingenuo, de los más absurdo. Ojala y los priistas talentosos, que los hay, decidieran dar la pelea en buena lid, pero esos parece que se retiraron de la política, pues no aparecen por ningún lado.

El PRI y el PAN representan a las dos corrientes ideológicas históricas de este país. No pueden desaparecer, se tienen que recomponer. En México hay y seguirá habiendo liberales, a quienes el PRI representó en el siglo XX; hay y seguirá habiendo conservadores, a quienes ha representado en los últimos tiempos el PAN y la nueva corriente surgida en el siglo XX, la izquierda, pues está representada por el actual partido en el poder, que no es comunista ni cosa que se le parezca, si no una corriente que se interesa por abatir la tradicional desigualdad que ha padecido este país desde la Colonia y para eso, debe tener preferencia por los pobres, como en repetidas veces se ha dicho.