Puebla ante los laboratorios de Edomex y Coahuila

Victor de Regil

Es una realidad que aunque Morena y sus aliados, en el papel, son favoritos en las elecciones del Estado de México y Coahuila, en donde el pasado fin de semana hubo cierre de precampañas, en el aire se respira cierta fragilidad en sus posibilidades de triunfo. El resultado en ambas entidades, inexorablemente, definirá estrategias rumbo a los comicios presidencial y en las nueve gubernaturas, incluida Puebla, que se realizará en el 2024. De verdad, ¿puede Morena ganar con cualquiera en todos lados? La respuesta a esa pregunta sellará el destino de la Madre de Todas las Elecciones.

Se piensa que por la fuerza del lopezobradorismo no importa quién sea el candidato o la candidata en cada proceso.

Se da por hecho que hay una transferencia de popularidad del Presidente de la República a todos los abanderados de la alianza Morena, PT y Verde Ecologista. Pero ese puede ser un error de percepción que puede costar muy caro.

Eso es lo que mostrarán las elecciones, en el Estado de México, en donde se busca acabar con una hegemonía centenaria del tricolor. También en Coahuila.

En los dos estados el lopezobradorismo ha ido con candidatos de bajo carisma, con amplias posibilidades de perder.

En tierras mexiquenses la ex secretaria de Educación, Delfina Gómez Álvarez, batalla para entusiasmar a sus auditorios.

Por eso debió sumar como coordinador, aunque también funge como animador y maestro de ceremonias de sus mítines a Horacio Duarte Olivares.

El ex diputado y ex representante morenista ante el INE se quedó al margen de la candidatura, aunque se supone que era el realmente popular.

En tanto, aunque todavía va abajo unos 15 puntos en promedio, de acuerdo con las mediciones, Alejandra del Moral, la bandera del tricolor, ha venido creciendo consistentemente. Pareciera que en eso del carisma y simpatía le da la vuelta a la “maestra Delfina” y tiene tiempo para hacer una buena campaña y remontarla.

En Coahuila, el escenario es más apretado para el régimen. La diferencia entre el candidato de Morena y el PVEM, el senador con licencia Armando Guadiana, y el abanderado de la alianza PRI-PAN-PRD, Manolo Jiménez, es mínima. Hay empate técnico e incluso en varias encuestas la alianza del PRIAN va arriba.

Hay que recordar que en territorio coahuilense hubo fractura en la alianza lopezobradorista y el Partido del Trabajo (PT) decidió ir con el candidato que perdió la encuesta, el ex subsecretario de Seguridad federal, Ricardo Mejía, quien tiene 5 por ciento de las preferencias, en las encuestas y que puede ser factor. Un marginal 5 por ciento que, sin embargo, podría ser la diferencia en una elección apretada.

Visto el escenario poblano, a través de esos espejos, los partidos y los aspirantes tienen muchas lecciones que aprender.

Si Puebla en 2024, Morena postula un candidato sin mucha popularidad, sin duda se le estará abriendo una brecha de oportunidad a la oposición.

Es indudable que la marca Morena va muy adelante en todo el país. En el caso de Puebla no es la excepción.

Pero el carisma y, luego también el control de las estructuras de tierra, tendrán un peso importante.

Este fin de semana terminaron las precampañas en aquellas entidades.

Cierto que cada elección tiene sus propias características.

Pero en el caso de 2024, todo está sustentado y esperanzado en la fuerza nacional de lopezobradorismo.

Es más, pareciera que no importan las características específicas locales.

Ese puede ser otro error de percepción.

Edomex y Coahuila dejarán enseñanzas.

El tema es: ¿las podrán aprender los poblanos?