José Antonio López Sosa
Las fotografías del doctor Hugo López-Gatell, subsecretario de prevención y promoción de la salud descendiendo de un avión en Huatulco, Oaxaca y, en una palapa en la playa despertó todo tipo de reacciones, sobre todo en las plataformas sociales.
Es una persona como cualquier, es correcto; tiene derecho a tomar sus vacaciones e ir a donde le plazca, es correcto; hay una libertad de tránsito en el país que permite a cualquier ciudadano, moverse con libertad de un lado al otro, es correcto.
Ahora bien, el funcionario público no deja de serlo en sus horas y días libres. La persona encargada de informar y explicar la pandemia desde su inicio es precisamente, el doctor López-Gatell. Diciembre llegó como un mes de repunte, se han incrementado los casos incluso más que en el primer brote y el propio subsecretario ha destacado que los días de azueto no son vacaciones, por la peligrosidad que existe con relación a los contagios.
El subsecretario es ejemplo para millones de mexicanos, el encargado de la pandemia en el país debiera poner el ejemplo, sobre todo en esta época tan peligrosa como lo es diciembre y enero.
¿Por qué no se quedó en casa tal como él mismo lo recomienda?, ¿por qué no pudo postergar sus vacaciones por lo menos a febrero o marzo? donde se estima que la pandemia cederá; ¿por qué no tomó esas vacaciones en octubre o noviembre donde las cosas estaban mejorando?. La respuesta es simple: soberbia y más soberbia.
Seguramente dirá que no se le debe criticar en la vida privada, que eso desvía la atención de lo central, como lo ha hecho en otras ocasiones.
La realidad es que no hay como justificar que el encargado de la evaluación y la prevención de la pandemia de SARS-CoV-2, vacacione en Huatulco en el momento más álgido de la pandemia, sin importar que sea navidad, año nuevo o el día de reyes.
Lo peor no es eso, lo peor en verdad es quien le justifica a diestra y siniestra, como si el resto de los ciudadanos fuésemos miopes.