El 2021 se viene como un año muy complejo. Y es que aunque con esperanza, por la llegada de la vacuna contra la COVID-19, el año 2021, tiene en el horizonte enormes retos e intensa actividad política, que avizoran el riesgo de convulsiones.
Aun al lado y también a contracorriente de la pandemia, el país y el estado tienen ante sí un año definitorio, que puede traer muchas tormentas y que marcarán el rumbo que se seguirá para el corto plazo.
Un tema importante a observar, será el incremento en los contagios en la entidad, que se comienza a reflejar en los reportes cada día, tiene un claro peligro de alcanzar una cresta grave hacia mediados de este mes y que se complicará a finales. Los hospitales comienzan a llenarse. No hay médicos suficientes.
De igual manera, en los próximos meses, habrá ventiscas intensas por los procesos electorales local y federal, que ya están en marcha, y que dibujan divisiones internas en los partidos, por la repartición de candidaturas. Divisiones que ya las estamos viendo al interior de Morena y Acción Nacional, los partidos punteros en Puebla.
Pasada la guerra intestina, la contienda constitucional podría tornarse en una batalla todavía más amarga, entre las dos principales alianzas: Va por México (PRI-PAN-PRD) y la lopezobradorista Juntos Hacemos Historia (Morena-PT-PVEM). Un bipartidismo de facto. Con sus respectivos institutos satélites.
Se tratará, en muchos territorios del país y de la entidad, de un enfrentamiento solamente entre dos opciones: la “consolidación” de la Cuarta Transformación (4T) o su combate frontal.
Pasada la jornada electoral del 6 de junio y todavía seguramente con sus secuelas jurídicas en curso y con las heridas abiertas, que haya podido dejar la contienda, vendrá en octubre el proceso de elección del rector número 28 de la BUAP. Se define el rector para el periodo 2021-2025, con posibilidad de reelección. Este proceso será especialmente observado tanto por las autoridades estatales como por el propio Consejo Universitario, pues para nadie es un secreto los conflictos que hay entre el gobernador Barbosa y el Rector Esparza.
El aún rector, Alfonso Esparza, quien concluye su paso de dos periodos de mucha estabilidad por la Rectoría, es el primero en décadas que mantuvo el compromiso académico y no saltó a la arena política. Sin embargo, la naturaleza universitaria, de sus grupos y personajes, presagian apasionamiento en la sucesión. Y encima están el choque con el gobernador y las varias denuncias que pesan en su contra.
Pero, ara ver y llegar a todos esos sucesos que ofrece en su menú social y político este 2021, antes estará la salud. Las cifras de COVID-19 son de alerta. No aprendimos mucho, colectivamente, del primer confinamiento. Las fiestas decembrinas vinieron con exceso de confianza. Se repitieron las concentraciones numerosas, algunas masivas, que son el mayor y más grave foco de contagios. El rompimiento de los cuidados traerá sus facturas.
En estos días, estamos viendo el incremento de casos y hospitalizaciones por las fiestas de fin de año y la movilización de Reyes.
La vacuna llegará a Puebla, según prometió el gobierno federal, en los próximos días. Pero es absurdo pensar que alcanzará para todos, ni siquiera en un largo plazo. Ojalá así pudiera ser. La lógica dice que no y que el proceso, titánico y complicadísimo, durará hasta 2022. Los cuidados son la única vía para sobrevivir.