Hidalgo, ¿el fin de los caciques?

Xavier Gutiérrez . Reportero y director de medios impresos, conductor en radio y televisión. Articulista, columnista, comentarista y caricaturista. Desempeñó cargos públicos en áreas de comunicación. Autor del libro “Ideas Para la Vida”. Conduce el programa “Te lo Digo Juan…Para que lo Escuches Pedro”.

 

Hidalgo, ¿el fin de los caciques?
Xavier Gutiérrez Téllez
Desde hace casi un siglo, unas cuantas familias se rotan el poder en el estado de Hidalgo
Reportero y director de medios impresos, conductor en radio y televisión. Articulista, columnista, comentarista y caricaturista. Desempeñó cargos públicos en áreas de comunicación. Autor del libro “Ideas Para la Vida”. Conduce el programa “Te lo Digo Juan…Para que lo Escuches Pedro”.

Este año habrá elecciones de gobernador en seis estados del país. Cada entidad como es natural tiene sus peculiaridades. Pero hay una como una especie de lunar en la geografía nacional, es Hidalgo.

Hidalgo es un estado que no ha conocido la alternancia política. En paralelo con la fundación del PRI, la entidad siempre ha estado bajo el control del tricolor. Una de las razones es que desde siempre ha sido tierra de poderosos caciques.

Baste un dato, los generales Cravioto. Los cuatro hermanos Cravioto fueron gobernadores de esa entidad durante siete ocasiones.

La condición eterna de pobreza ha favorecido los cacicazgos, los que se han sucedido unos a otros y procurado todos no alterar la fértil situación social-política para su perpetuación.

Aparte de los Cravioto, los apellidos Nochebuena, Sánchez Vite, Rojo, Rojo Lugo, Lugo Gil, Rojo Gómez, Austria, forman una suerte de nata política, densa, espesa, que ha impedido la rotación de mandos.  El juego democrático ha sido administrado y hasta secuestrado por estas, cuyo poder –intereses, cargos, fortunas– se ha mantenido casi incólume al paso de muchas décadas.

Es un estado paupérrimo, junto con Chiapas, Oaxaca y Puebla. De los 83 municipios que tiene, 43 registran, desde 2010 a 2020 más del 50 por ciento de pobreza en sus habitantes.

Tepehuacan es uno de los de mayor pobreza, con un índice del 83 por ciento de su población y de ésta, el 27 por ciento en pobreza extrema. De este lugar es precisamente la aspirante a la gubernatura que participará con las marcas del PRI, PAN y PRD, Carolina Viggiano Austria. Es la esposa, ni más ni menos, que del exgobernador de Coahuila, Rubén Moreira.

El linaje de ambos lleva a la conexión con las oligarquías de uno y otro estados.

Las generaciones se entreveran, se protegen, se rotan, y han impedido a toda costa la oxigenación del juego democrático. Son los cacicazgos típicos de la provincia mexicana, como fue el caso en Puebla del avilacamachismo.

El coctel que hace posible estos fenómenos es el mismo en todos los casos: pobrezasometimiento de pueblos y habitantes por la vía violenta, control de las fuerzas económicas en familias y parentelas y apoderamiento de los puestos como presidencias municipales, diputaciones, senadurías y hasta la presidencia nacional del PRI. Y claro, el visto bueno del poder nacional en sucesivos gobiernos, porque los cacicazgos les garantizaban orden y control.

Como la famosa pax porfiriana, en versiones “modernizadas” y adaptadas a las circunstancias de cada sexenio.

Un caso por ejemplo fue el de Manuel Sánchez Vite, hidalguense, cacique magisterial, dirigente nacional del SNTE, quien hubo de ser defenestrado porque estorbaba a los intereses presidenciales,  sólo para dar paso… a otro cacicazgo en ese sindicato.

Hoy todo parece indicar que las campanas del estado de Hidalgo llaman a un aggiornamento político. Todo apunta a la ruptura de esa larga línea de cacicazgos, al derrumbe de una hegemonía rancia que choca con los vientos de cambio que soplan en el país.

Así lo dicen las encuestas, así lo ha pronosticado también el dirigente nacional panista, quien hace algunas semanas reconocía con sus seguidores que el panorama electoral de este año se presenta adverso, y que de los seis estados que renovarán gubernaturas (Durango, Tamaulipas, Oaxaca, Hidalgo, Quintana Roo y Aguascalientes) sólo se podría ganar en Aguascalientes.

Y puesto que ni los números ni la contundencia de los hechos lo ha desmentido, tal como se mueven las precandidaturas, jalones, alianzas o rupturas, el augurio es que en Hidalgo estamos en vísperas, efectivamente, de un severo ajuste en el manejo del poder.

xgt49@yahoo.com.mx