EN LAS NUBES. Misión cumplida, les dice 

Carlos Ravelo Galindo, afirma:

Ah, está bueno.

Y ocupamos la contestación con énfasis del presidente dicha ayer frente a lo que calificó como intereses creados, opuestos a la edificación del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles:

“Misión cumplida”.

Soy Conservadora a mucha honra ¿y tú?

Nos dice ella.

El tema recurrente del presidente López Obrador es criticar a sus adversarios, culpar a los neoliberales y a los conservadores de todo lo que sucede en el país.

¿Pero quienes son los conservadores?

El conservadurismo inglés nació como una reacción a las ideas liberales de la revolución francesa, se le llamó el enemigo de la especulación filosófica.

Defiende los valores que considera indispensables para la estabilidad social, el proceso de la nación y la realización del individuo como persona.

Los valores más importantes:

la libertad y los derechos fundamentales.

La estabilidad, el orden, la autoridad.

La justicia social y la solidaridad.

El desarrollo y el crecimiento de la economía y la virtud personal.

El conservadurismo es cercano a la autoridad fuerte, al cumplimiento de las normas,

los deberes, la religión, el orden, la observancia de los preceptos morales universales, la estabilidad y la tradición.

El liberalismo es el partido de los derechos, el conservadurismo es del orden y la tradición.

Al conservadurismo se le ha acusado injustamente de ser de la clase alta y proteger a los terratenientes.

También se les ha acusado injustamente de ser aristocráticos y de proteger a la clase social privilegiada.

Los que pertenecen al conservadurismo tienen la creencia que los políticos y la sociedad deben sobresalir por sus propios méritos, disciplina y compromiso.

Los conservadores creen en la religión como factor de espiritualidad y armonía de la sociedad; y en la existencia de un creador del universo, se defienden al decir que no son un partido clerical sino una asociación política independiente.

El conservadurismo era una corriente aceptada en la presidencia de Santa Anna que derivó en expresiones descaradas de opulencia, derroche y corrupción.

Ideas que la elite, por el merito de nacer privilegiados y de congraciarse con el poder se les permitía toda clase de privilegios que fueron criticados por los liberales.

Fue en la guerra de reforma y con la caída de Maximiliano (1867) que los conservadores agacharan la cabeza.

Con el levantamiento entre conservadores y liberales en la guerra de los cristeros, el adjetivo conservador quedó como estigma inapropiado, sinónimo de “mochos” las personas devotas de la religión católica, señalados por practicar la doble moral.

Todos los días el presidente en sus conferencias mañaneras alude al conservadurismo, no aclara, pero se refiere a los que no lo apoyan, los millonarios, la élite de este país, los corruptos de la derecha y los privilegiados de regímenes anteriores.

López obrador presume de ser experto historiador, vive en el pasado con sus filias y fobias, Benito Juárez su preferido y Porfirio Díaz, según sus ideas, el peor presidente.

Espera que el Rey Felipe y el gobierno de España le pidan perdón de rodillas por los agravios de la conquista.

El doble mensaje es claro, critica a los millonarios, pero presume su amistad con Carlos Slim, Alfonso Romo y con el recién fallecido Alberto Bailleres.

Los utiliza cuando necesita su cooperación como en la farsa de la rifa del avión, los hizo comprar boletos, de hecho, varios ganadores siguen esperando el premio.

Para el presidente ser de izquierda, es tener un par de zapatos, ganar el salario mínimo y no ser aspiracionista como la clase media a la que también critica por superarse, estudiar y aspirar para mejorar su economía.

Sin una buena definición, ni de derecha, ni de izquierda, pero si ser conservador es vivir los valores para la estabilidad social, el progreso de la nación y la realización del individuo como persona, me considero conservadora.

También, levanto la bandera por la libertad y los derechos fundamentales.

La estabilidad, el orden y el respeto a la autoridad, la justicia y la solidaridad.

El desarrollo y el crecimiento de la economía y la virtud personal. Causa mucha frustración la violencia en la que está atrapado nuestro país, ver a los políticos votados en elecciones democráticas como se enferman de poder.

Ojalá tomáramos el ejemplo de Perú que pudieran juzgar a los políticos por corruptos y omisos de sus obligaciones.

Bueno estamos a la expectativa de ver como juzgan al exgobernador de Monterrey, esperamos que sea un referente en el sistema de justicia.

Nosotros nunca discutimos con las damas. Y menos sobre política. Pero respetamos sus decires, doña Rosa.

craveloygalindo@gmail.com