EN LAS NUBES. La libertad de expresión es de todos. Pero no abusen

Carlos Ravelo Galindo afirma:

Sí, de todos y ningún sector se la puede apropiar. Y menos para tratar de ofender —con todas sus letras—a un presidente de México, como lo hicieron unos pelafustanes y publicaron otros.

Qué pena. Tan huérfana como ellos.

Nos hace recordar la respuesta que nuestro hijo el ahora ingeniero civil Carlos Fernando Ravelo Reyes, daba en la primaria a sus compañeros en el Cristóbal Colón, cuando muy seguido le mentaban la madre.

“Ya chole. Mejor miéntenme al padre”, sean originales.

Pero antes otro acto histórico en el Diario Oficial que nos suministra el abogado Jorge Alberto Ravelo Reyes.

El 1 de marzo aniversario de la proclamación del plan de Ayutla.

En 1854 el coronel Florencio Villarreal proclamó un plan en la hacienda La Providencia, en Ayutla, Estado de Guerrero.

Convocaba a tomar las armas contra el gobierno dictatorial del general Antonio López de Santa Anna.

Fechado el 1 de marzo de 1854, el Plan de Ayutla declaraba que Santa Anna y los demás responsables de gobierno que hubiesen desmerecido la legitimidad de los pueblos, cesaban en el ejercicio del poder público.

Al triunfo del movimiento se convocaría a un representante por cada Estado o Territorio, que en conjunto elegirían un presidente interino, quien, a los quince días de haber entrado en funciones, convocaría a un Congreso extraordinario que constituiría a la Nación bajo la forma de una República federal, representativa y popular.

El ejército sería preservado, el comercio protegido liberalmente y puesto provisionalmente en vigor el arancel aduanal promulgado durante la breve administración de Juan B. Ceballos.

Desde ese momento fueron derogadas las leyes sobre sorteos, pasaportes y capitación.

Diez días después de la promulgación del plan revolucionario, Ignacio Comonfort, militar de tendencia liberal, se puso a la cabeza de las fuerzas rebeldes en el puerto de Acapulco y propuso reformas al plan original con el consenso de los involucrados.

El movimiento se extendió por diversas regiones del país y triunfó política y militarmente.

El 9 de agosto de 1855, Santa Anna abandonó la Ciudad de México.

Desde Perote, Veracruz, publicó un manifiesto por el que informaba su renuncia a la Presidencia del país. El general Juan Álvarez, destacado patriota que participó en la vida política del país desde la guerra de independencia, se hizo cargo de la presidencia nacional.

Y tal como lo establecía el Plan de Ayutla, convocó a la organización del Congreso Constituyente que elaboró la Carta Magna, que dio el triunfo definitivo al federalismo mexicano.

Además, por primera vez en nuestra historia incluyó de manera implícita la tolerancia religiosa, instituyó la libertad de enseñanza y facultó al gobierno para legislar en materia de culto.

El movimiento liberal que inició el 1 de marzo de 1854 abrió paso al establecimiento de las instituciones liberales en México. De igual modo, con la victoria militar de la gesta iniciada en la sierra guerrerense, bajo la consigna del Plan de Ayutla, concluyó la época de Santa Anna, dando paso a una generación liberal que asumió el derrotero de los destinos de México, durante la década crucial de 1857 a 1867.

Día de fiesta y solemne para la Nación. La Bandera Nacional deberá izarse a toda asta, nos informa el Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México.

La libertad de expresión es de todos.

Sí, de todos y ningún sector se la puede apropiar, como apropiadamente otra mujer, gran escritora, doña Teresa Gil, sostiene y lo explica como lo puso en práctica, con decencia y propiedad Francisco Zarco.

Él fue un destacado político, periodista, historiador mexicano, miembro del Congreso Constituyente de 1856 y escritor liberal de la Reforma.

Su labor periodística tuvo gran trascendencia y singularidad en la prensa mexicana, y por ella sufrió posteriormente persecuciones y prisión.

Sus datos:

Joaquín Francisco Zarco Mateos.

Hijo de Joaquín Zarco y María Mateos Medina.

Nació el 3 de diciembre de 1829, en Victoria de Durango. Y murió, de tuberculosis, el 22 de diciembre de 1869, en la ciudad de México.

Recuerda Tere que una libertad que es de todos, la de expresión, está plenamente signada en nuestras normas supremas.

El 5 de febrero se cumplieron 164 y 104 años respectivamente, de la promulgación de nuestras dos grandes constituciones.

La primera, de 1857, entró en vigor el once marzo de ese año y la segunda el primero de mayo de 1917.

Los muchos avatares de las dos cartas magnas se han escrito a lo largo de esos siglos y años y hay un tema que se yergue como excepcional en este momento porque toca no solo cuestiones jurídicas fundamentales, sino porque se inscribe en los derechos que se derivan de la propia existencia humana: pensar y hablar.

Las constituciones, como las mencionadas, han tratado de abrir el espacio más amplio para el ejercicio de ese tipo de libertad, la de expresión.

Pero hay leyes secundarias en México muy precarias, que se enfrentan de pronto con otro elemento fundamental: el tercero ante el ejercicio de esa libertad.

Aunque también aparece en muchas de las libertades individuales y los derechos humanos, en este provoca obstáculos porque lo esencial en el ser humano es expresarse, pero ¿Como hacerlo sin lastimar los derechos de los demás?

Las famosas frases de los gobernantes que sostienen, algunas veces en forma demagógica, que es preferible el libertinaje a cancelar la libertad de expresión, se encuentra de pronto, que esa libertad no solo afecta derechos externos personales, sino derechos sociales, políticos en los que ha habido una expresión popular y valores que afectan a la sociedad en su conjunto. Veamos:

Francisco Zarco es el adalid de la libertad de expresión y de prensa.

Por décadas, en el uso de las libertades, se usó el término libertad de prensa, porque muchos de los que acuñaron el término fueron periodistas.

El derecho a ejercerla la miraban desde la perspectiva del que escribe. La ratificación de las constituciones sobre las garantías individuales y derechos humanos puntualiza que dichos atributos son de todos y que tan libre derecho a expresarse tiene un ciudadano común, un funcionario público (aunque muchos sin probarlo por absurdo que es, lo nieguen), y periodistas.

La soberbia de medios que se ha apoderado de ese concepto como si fuera exclusivo, hace urgente ratificarlo como un derecho general que tiene como todas las libertades sus limitaciones, entre otras el derecho de los demás.

Francisco Zarco, periodista, político, legislador, poeta y escritor, se refirió a la libertad de expresión como libertad de prensa y dentro de sus muchos conceptos emitidos, sostuvo que “deseo defender a la libertad de prensa como la más precisa de las garantías del ciudadano. Sería mentira cualquiera de otras libertades y derechos”.

Si se analiza bien el párrafo y otros similares que son famosos expresados sobre todo cuando fue legislador constituyente en la Constitución de 1857, él habla de la libertad de prensa como garantía de ciudadanos.

No todos los ciudadanos son periodistas, por lo tanto, él se refería a la libertad de expresión que está imbíbita en la libertad de prensa.

Diputado por Durango donde nació en diciembre de 1829, fue el redactor principal del proyecto de la Constitución de 1857, donde volcó principios fundamentales como los referentes al ejercicio de la soberanía y el derecho del pueblo a cambiar su forma de gobierno.

Su nombre está inscrito en la Cámara de Diputados y su obra ha sido recogida en más de 20 volúmenes en los que destacan sus muchos artículos periodísticos.

El escritor y periodista René Avilés Fabila hizo una recopilación de 78 trabajos y José Woldenberg escribió Francisco Zarco Selección y estudio preliminar.

Extranjeros y propios han investigado sobre su amplia obra en prosa, aunque su literatura en poemas y relatos fue breve.

Y uno de los libros que lo representan mejor es Historia del Congreso Extraordinario Constituyente 1856-57 muchas veces publicado (Editorial Porrúa, Colegio de México 1956, Alicante. Biblioteca digital).

Fue el cronista principal no solo de ese congreso sino de cuestiones políticas y de costumbres que pasaron por su vida mientras fue oficial mayor de la Secretaria de Relaciones Exteriores.

Uno de sus aportes fue el de proponer el salario mínimo.

Como un homenaje permanente a esos aportes sobre una libertad que es de todos y no de un sector, comunicadores, escritores. políticos, organismos sociales y ciudadanos comunes, se reúnen el 30 de mayo fecha en que fue asesinado el gran periodista Manuel Buendía, a rendirle pleitesía en la placita Zarco en Reforma. Hizo tantas cosas este hombre singular, pese a su corta vida. Su muerte prematura a los 40 años, fue en diciembre de 1869.

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