El AIFA y el sur de Hidalgo

José Antonio López Sosa

El controvertido Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA) en Santa Lucía, al norte del Estado de México tiene un solo ganador, se trata del estado de Hidalgo.

Si bien al AIFA tiene una infraestructura buena en su interior, es un aeropuerto con muy pocas puertas de contacto y con una terrible dificultad para conectar desde la Ciudad de México y el resto de la zona metropolitana, sin embargo resulta muy conveniente para la región de Pachuca, Tizayuca y alrededores.

Ante la falta histórica de un aeropuerto en Pachuca, el AIFA representa una oportunidad por un lado, para las aerolíneas que encontrarán en esta región del estado, mercado que antes tenía que trasladarse hasta la Ciudad de México para tomar vuelos y por otro, el que pasajeros de los destinos que están funcionando, puedan visitar los atractivos de la región, desde Mineral del Monte hasta la región de la huasteca hidalguense.

Esta oportunidad está sobre la mesa, dependerá ahora de las autoridades estatales capitalizarlo ante una nula participación federal en materia de promoción de cualquier tipo.

Al día de hoy, los destinos operados desde el AIFA empatan muy bien con el mercado de Hidalgo: Tijuana, Cancún, Guadalajara, Monterrey, Mérida y Villahermosa.

El Estado de México tiene ahora una controvertida competencia entre el AIFA y el Aeropuerto Adolfo López Mateos de Toluca, si bien son regiones distintas de la entidad, no hay oferta suficiente -ni mercado al parecer- para que ambos funcionen al máximo, sin embargo el impulso que el gobierno federal le está dando en materia de operaciones (presionando a través de la cancelación de slots en el AICM) al AIFA, representa una coyuntura de oportunidad para Hidalgo.

Ahora bien, ¿qué falta para potenciar la entidad?, la respuesta es promoción, información y eficiencia en la comunicación. Tomar como propio el AIFA y cambiar la conversación con relación a lo que ocurre en Hidalgo, impulsar las oportunidades de negocios que existen en Pachuca y el corredor industrial de Tizayuca, robustecer la infraestructura de comunicaciones y transportes con los municipios de Tecamac y Zumpango, en el Estado de México desde Hidalgo y, consolidar los atractivos de Pachuca. Frente a estas variables, es muy factible atraer inversión hotelera y de otros rubros para hacer un destino corporativo y de placer con un aeropuerto nuevo, el AIFA.

Entre la última estación del Tuzobús (Matilde) y el AIFA hay 50 kilómetros de distancia, pensar en un sistema de transporte que pueda enlazar ambos puntos también implicaría una mayor facilidad para la movilidad de las personas entre Santa Lucía y Pachuca.

Esta oportunidad estará vigente lo que resta de la administración federal actual, el aeropuerto no desaparecerá por supuesto, pero el riesgo será que se convierta en un elefante blanco, como ocurrió con el Aeropuerto de Toluca. Hidalgo tiene la oportunidad histórica –insisto– de hacerlo un aeropuerto propio para el desarrollo económico y turístico de la entidad.