´José Antonio López Sosa
Ayer salimos a las 10:30 de la mañana (hora de Caracas) en el vuelo 3726 de Conviasa (Consorcio Venezolano de Industrias Aeronáuticas y Servicios Aéreos S.A.), aerolínea del estado en Venezuela con destino al nuevo aeropuerto Felipe Angeles en Santa Lucía, que sirve desde este 21 de marzo, como una alternativa para zona metropolitana de la Ciudad de México. Volamos en un Airbus A340-600 recién adquirido por Conviasa, 311 plazas en tres clases (VIP o business, ejectutiva o turista superior y turista), luego de 4 horas y 50 minutos aterrizamos en el nuevo aeropuerto, los bomberos hicieron el clásico remojo del avión antes de llegar a plataforma, luego de carretear unos minutos llegamos a la puerta de embarque 109, donde se realizó un evento protocolario para declarar oficialmente inaugurada la ruta.
Conviasa cubre 17 destinos en Venezuela y con este, 13 internacionales, su presidente Ramón Velazquez Araguayán (que a su vez funge como viceministro de transporte) en entrevista nos aseguró la intención por incrementar la presencia en México, para abrir la oportunidad en ambas vías, que más venezolanos puedan visitar México y que más mexicanos, den el paso para viajar por turismo a Venezuela. Tendrán operaciones quincenales regulares a partir del próximo 13 de abril, todos los martes, actualmente tienen además dos frecuencias semanales desde Cancún a Caracas. Velazquez añadió que esperan en unos meses poder incrementar a una frecuencia semanal y en su discurso inaugural, dijo que esperan que en algún momento pueda convertirse en una frecuencia diaria.
Al mirar el edificio terminal desde el avión, luce como un aeropuerto con buena infraestructura, buen espacio entre plataformas de embarque y bien delineadas las pistas de carreteo, eso sí, mucha tierra por la falta de pasto entre las pistas, pero por lo demás, ya conlcuida esa parte.
Al descender, bien estructuradas las llegadas en el piso superior y las salidas en el piso inferior, suficiente espacio para el descenso de pasajeros, así como para el abordaje, ello contribuirá a que no existan aglomeraciones en ambos casos.
El evento protocolario encabezado por el embajador de Venezuela en México, el presidente de Conviasa y el director del nuevo aeropuerto, estuvo aderezado con la actuación de un ballet folcórico venezolano que viajó desde Caracas, así como por el mariachi de la Secretaría de la Defensa Nacional y una orquesta integrada también por militares.
En mi experiencia, el paso por migración fue complejo porque no tenían los propios agentes del Instituto Nacional de Migración, clara la estructura del aeropuerto y, donde descendimos corresponderá a la llegada de vuelos nacionales y no internacionales, por lo que dimos una larga caminata para llegar a los filtros migratorios. Amplios y con cabinas modernas para la revisión de documentos, de ahí a la llegada internacional de equipaje, 8 bandas bien dispuestas con espacios suficiente y despúes, la revisión de aduana para finalmente salir al espacio público de llegadas.
Me parece un aeropuerto con buena infraestructura, pequeño en puertas de embarque pero más amplio en sus espacios existentes que el Benito Juárez de la Ciudad de México. No está completa la obra, faltan detalles como el agua en algunos baños, pedazos de loseta en algunas áreas, señalética completa y por supuesto, la apertura de locales comerciales que le den vida al edificio terminal, tanto en la zona pública como en la estéril.
El principal problema que percibí son las vías de acceso, no hay una vía rápida aún que conecte al aeropuerto con la autopista 85 México-Pachuca, cosa que se requiere con urgencia para agilizar los traslados, así como la oportunidad para que otras compañías de transporte privado y colectivo, puedan operar desde ahí.
Tuve suerte al encontrar un colectivo que me llevó hasta la estación del Metro Observatorio (era la única ruta disponible) y por 125 pesos en una hora y 10 minutos (evidentemente era una día feriado) me llevó hasta allá.
Al hacer mis enlaces para Grupo Fórmula, pude salir a la parte de embarques, en la puerta 116 y me pareció un edificio terminal espacioso y moderno, más allá de filias y fobias políticas, es una terminal moderna, pero insisto, pequeña aún para las necesidades aeronáuticas que la zona metropolitana requiere.
Lo que no me gustó: militares en toda la operación del aeropuerto, estoy contra la militarización de los procedimientos civiles como es la administración de un aeropuerto. El personal castrence no está entrenado para hacer labores de recepción de turismo, elemento que puede resultar negativo si pretenden que el AIFA, sea la puerta de entrada del turismo nacional e internacional a la capital del país. Todo el personal de aduanas, seguridad, orientación son efectivos militares principalmente y algunos de la Guardia Nacional, el único personal civil en labores policiales son los agentes del Instituto Nacional de Migración.
Me llamó la atención también, que en el día uno, Volaris tuviese dos frecuencias a Cancún, eso habla de la demanda que tuvieron para ese destino.
Finalmente, el mercado definirá el rumbo de este aeropuerto y sus operaciones en los siguientes meses. Entre más accesibilidad haya, mayor será la demanda y las aerolíneas podrán incrementar destinos y frecuencias. Hay trascendidos que indican la intención de Delta AirLines por llegar a este aeropuerto desde los Estados Unidos (una vez que se emita la certificación necesaria, en cuestión de semanas), así como de Copa Airlines por conectar Panamá. El tiempo dirá el éxito o fracaso de este aeropuerto desde el punto de vista funcional y de demada de pasajeros.
Ojalá el aeropuerto Felipe Ángeles prospere, por el bien de México, del centro del país, del turismo y de la aviación mexicana. Quien debe tomar ventaja de este aeropuerto es el Estado de México y por supuesto, el Estado de Hidalgo por su ubicación geográfica.