Bajo el disfraz de pueblo ganó la voluntad del presidente López Obrador, me refiero al tema del candidato Félix Salgado Macedonio en Guerrero.
Apuntábamos hace unas semanas en esta columna, que más allá del propio Salgado se trataba de medir fuerzas con relación a la voluntad del presidente de la república, sin importar las acusaciones que hubieran en contra del hoy candidato, basta que alguien pretenda contradecir a López Obrador para encontrarse con una enorme barda, donde la voluntad del presidente en inobjetable.
Mario Delgado sale a justificarlo todo e incluso pide respeto para el pueblo de Guerrero que, de acuerdo a su encuesta, decidió confiarle la candidatura a Salgado Macedonio.
Poco a poco, se siguen convirtiendo en aquello contra lo que lucharon, siguen con paso firme el esquema voluntarioso e impositivo el pensamiento personal del presidente por sobre todas las cosas.
Resulta inverosímil que en un país medianamente civilizado, un presunto violador esté como candidato de un partido político para gobernar un estado, además, con el apoyo del presidente en turno, tanto de la república como de su partido.
Pero, ¿qué hay más allá de Salgado Macedonio?, ¿será el mostrar a la oposición y al pueblo que lo que decide y piensa el presidente se hace?, ¿será un manotazo autoritario bajo el disfraz de una democracia basada en las encuestas y en los deseos personales?, ¿se trata de un retroceso en nuestra incipiente democracia?, me parece que de todo un poco.
Ni el presidente ni MORENA tuvieron empatía con las presuntas víctimas, ni el presidente ni MORENA les dieron credibilidad en lo absoluto o garantizaron concluir hasta el final las indagatorias y el debido proceso contra Salgado Macedonio. Como decía Benito Juárez: a los amigos la ley y la gracia, a los enemigos la ley a secas.
En los siguientes meses podremos medir el impacto social y sobre todo electoral de esta terrible decisión, un grave retroceso en todo sentido sin lugar a dudas.