José Luis Pandal
Hoy vi, en la mañanera tapatía, un evento que me da esperanza. Compruebo que hay en México políticos de gran nivel y no sólo politiqueros sin sustancia.
Tanto el presidente López Obrador como el gobernador Alfaro estuvieron a la altura de la circunstancia trágica que atraviesa el país, entre violencia desatada y pandemia incontrolable.
AMLO anda en plan de estadista, sin dejar su estilo ni desaprovechar las rectas fáciles que le mandan sus adversarios de papel.
Y Enrique Alfaro demuestra que su nivel político esta por encima del promedio. Su discurso me pareció claro, respetuoso y digno, sin sumisión ni altanería, propio de un estadista también.
Quisieran los aliancistas -intelectuales, periodistas, militantes de partidos sin sustancia y hasta los ridículos de frenaa- que Alfaro encabezara sus afanes golpistas y desestabilizadores, pero su respuesta es clara: «no es el momento», dijo, y pudo añadir ‘no sean imbéciles’, pero se contuvo.
Supongo que AMLO, conocedor de la historia y la política mexicana, disfrutará tener con quien debatir en serio, aunque también se preocupe de que crezca un adversario capaz de aglutinar ciudadanos de todos los signos -como él mismo hizo- que ponga en peligro la continuidad de su proyecto. Seguramente los fanáticos, en favor -¡Alfaro sudaba!- o en contra -¡lo puso en su lugar!- con estrechez de miras o en busca de gracias, llenaran de aplausos o improperios a quien amen u odien, pero la realidad es la única verdad -decía el general Perón- y hoy vimos a políticos de estatura distinta que, repito, me dan esperanza.
Por cierto, hablando de la continuidad de los proyectos políticos profundos y de largo plazo, quiero recordar como les fue a algunos que creyeron poder controlar a quienes heredaron el poder:
A Calles con el general Cárdenas, a Alemán con Ruiz Cortines, a Díaz Ordaz con Echeverría, a Salinas con Zedillo.
Por mencionar a los más arrepentidos, cuyos proyectos se desvanecieron rápidamente.
Una oposición seria y articulada puede engrandecer una administración si se pone a la Patria por delante.