Teresa Vázquez Mata. Las vueltas que da la vida

Teresa Vázquez Mata. Convirtiendo en historia todo cuanto la rodea, construye nuevos mundos. Poniéndole color y energía al verbo, descubre los conflictos existenciales del ser humano y nos invita a reflexionar. Con sobrado talento, le ha dado valor a la narrativa contemporánea, regalándonos el México de su mirada o su sentir.

Bajo la tutoría del maestro Miguel Barroso Hernández, destaca en el Taller de Escritura Creativa Miró. Y es que a Tere, escribir, se le ha vuelto una pasión a la que no quiere renunciar.

 

Las vueltas que da la vida

 

… una niña que soñó la amistad de las mariposas, para conocer la metamorfosis desde dentro y​ aceptar los ineludibles cambios, sin temor ni resistencia; o intentó reunirse con gatos, desaprendiendo a ser egoísta, mientras caminaba con verdadera elegancia.

 

¿Formar parte de un ejército de hormigas y desfilar como obrera, trabajar en equipo, ser fuerte y organizada? En el mundo donde cada quien tiene su lugar: respetar las jerarquías, sin resentimiento alguno.

 

Pero… ¿cómo habitarlo así, tiranizada?

 

… quizás, debí convertirme en hiena y recorrer, con agilidad, grandes distancias; pero, sobre todo, por asimilar la carroña como alimento que nutre y te mantiene vivo, porque cuando no hubiera opípara mesa, tendría alternativas.

 

¿Por qué, no…? Vivir en la piel de una serpiente y reptar, nadar, trepar… comer una vez al mes. Por mortal: reírme a carcajada batiente de las caras asustadas que me ven.

 

… ¿acaso anidar junto a las águilas, en montañas o acantilados y surcar los cielos dejando que el viento impulse mis alas, sabiéndome segura?

 

Pude haber encontrado al genio de la lámpara maravillosa: ¿Me concedes un deseo?

 

Ansiaba la posibilidad de nadar con tiburones y, siendo fiel al instinto natural de estos peces, actuar de manera genuina, sin preocuparme por las habladurías; que no me importara ser temida o incluso posible víctima.

 

Al final…

 

Al final, fui adoptada por los perros y espero que, del contacto con ellos, pueda aceptar mis fortalezas, saborearme inteligente, oler la fidelidad y percibir el amor; sin esperar nada –absolutamente nada– a cambio de lo que pueda dar.