Rememorando a Gaspar Yang


Por: Atilio Alberto Peralta Merino

La República de Sudáfrica conmemora el 27 de marzo el fin del régimen de apartheid y en marzo del año pasado, cupo el alto honor , a un grupo de amigos, de llevar a cabo una reunión virtual con el excelentísimo embajador Denis Thokozani.

En la ocasión, el jefe de la misión acreditada en nuestro país tuvo la gentileza de comunicar y compartir con los asistentes, el homenaje que la nación sudafricana brindaba en esos momentos a la heroína Charlotte Makgomo Maxake, primera mujer que ascendiera en medio del régimen colonial a los estudios universitarios y que fuera pionera en la lucha contra la segregación.

Al hacer la presentación aludí a la célebre novela de Joseph Conrad “El Corazón de las Tinieblas” y me aventuré a comentar que, sin olvidar jamás una historia de ignominia, debíamos tener muy claro en nuestro horizonte conceptual el hecho de que estamos hablando con el representante de una de las potencias medianas emergentes más importantes del planeta.

Finalmente, al despedir la sesión, y tras haber escuchado la historia de una mujer ejemplar que nos es virtualmente desconocida en nuestras latitudes, pregunté al embajador Thokozani, si conocía la historia de Yanga y le pedí que enviara un mensaje a todos los mexicanos y muy particularmente a aquellos que fuesen afrodescendientes.

Ante lo anterior, nuestro invitado instó a dejar atrás agravios y a brindarnos todosun gran abrazo, al unísono de que señaló desconocer la historia del gran guerrero de liberación que fuera el Espartaco de la negritud mexicana.

Traigo a colación una significativa conversación llevada a cabo hace más de un año, debido a dos hechos recientes que me parecen por demás significativos al unísono que emotivos, el primero de ellos estriba en que, en los días que corren, se conmemora la gesta de un grupo de mujeres que propugnara por la desaparición de los pasaportes internos que en su momento eran exigidos a los propios nacionales para trasladarse por el propio territorio sudafricano.

Mujeres de ascendencia diversa, lo mismo Zulú o de alguna de las otras etnias originarias de Sudáfrica , que hindú – cuya presencia en la composición poblacional de aquel país es de vieja data- que de los denominados “afrikáners” fuesen estos de origen británico u holandés; mujeres unidas en un enorme abrazo solidario, como nos dijera en nuestra sesión del mes de marzo del año pasado el embajador.

El otro hecho, que me es especialmente significativa estriba en la reciente asistencia de Denis Thokozani, como invitado de honor del Ayuntamiento de Yanga, Veracruz , a sus celebraciones cívicas llevadas a cabo hace algunos días.

La rebelión protagonizada en las postrimerías del siglo XVI por un hombre mayor bautizado con el nombre de Gaspar, y que fuera secuestrado de su natal Gabón, en donde estaba destinado a ser gran señor por tratantes de esclavos portugueses , para arrojarlo como mercancía en el sotavento veracruzano, es uno de los momentos más épicos de la lucha por la libertad de los hombres en nuestro suelo y del que diera cabal noticia el padre Francisco Xavier Alegre en su “Historia de la Compañía de Jesús”.

“El Corazón de las Tinieblas” no se circunscribe al continente africano descrito por Conrad, llega a nuestras latitudes, como a nuestras latitudes llega también y en contrapartida el anhelo de un gran abrazo fraternal como dijera en nuestra sesión el embajador Denis Thokozani, que hoy es un conocedor directo de un pasaje enorme de nuestra historia patria, lamentablemente poco conocido incluso entre nosotros, así como nos ha hecho conocedores a nosotros de la conmovedora y heroica historia de Charlotte Makgomo Maxake, y de un conglomerado de mujeres que lucharon por algo tan elemental y al mismo tiempo tan vital como lo es la libertad de tránsito por el país en el que se ha nacido al margen de cualquier ascendencia.

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