Gabriel Sánchez Andraca
Roberto Carlos López García, acaba de tomar posesión como dirigente nacional de la Confederación Nacional Campesina, uno de los tres sectores del Partido Revolucionario Institucional y ha pronunciado, en el acto de su rendición de protesta, un aguerrido discurso, culpando al presidente de la república, Andrés Manuel López Obrador, de querer desaparecer a dicha organización.
El nuevo dirigente campesino del PRI, está equivocado: fue el mismo PRI el que creó las condiciones para su paulatina desaparición desde antes de que surgiera Morena en el panorama político nacional.
En Puebla por ejemplo, la CNC era el sector que mayor número de votos aportaba para los candidatos priistas a los puestos de elección popular y sin embargo, era el sector que recibía menos atención de los gobiernos federal y estatal, aunque sí la había a través de la delegación de la SAGARPA y de los bancos Ejidal y Agrario.
Desde que Carlos Salinas de Gortari asumió el poder e implantó una economía neoliberal en el país, se empezó a importar alimentos básicos como maíz, frijol, arroz, y otros granos. Esto, porque los tecnócratas con doctorados en prestigiosas universidades gringas, determinaron que era mejor importar esos productos que se pagarían con las ganancias que se obtuvieran de vender petróleo crudo, que producirlos en México, donde los campesinos obtenían 250 kilos por hectárea y en otros países cosechaban hasta 11 toneladas en la misma extensión de terreno.
Así en la época de la política neoliberal de los priistas graduados en Harvard, Boston y otros prestigiados centros de estudios de los Estados Unidos, se inició la dependencia alimentaria de nuestro país y el progresivo empobrecimiento del campo y de los campesinos, principalmente de las comunidades indígenas que siempre fueron las más abandonadas.
VINO LA REFORMA AGRARIA SALINISTA, QUE permitía la venta de las tierras ejidales para desarrollos urbanísticos y la constante emigración de los agricultores mexicanos al país del norte, para trabajar como peones en el campo o como jardineros y mozos en los centros urbanos. La gloriosa y heroica Confederación Nacional Campesina, no protestó, no hizo nada para evitar que México, que en tiempos de Díaz Ordaz, de Echeverría y López Portillo, exportaba maíz, frijol y arroz, además de ganado al país vecino.
Hubo un secretario de Agricultura y Ganadería, que dijo en un acto público, que los campesinos estaban organizados para votar y no para producir, lo cual era absolutamente cierto.
Aquí en Puebla, hubo dirigentes de la Liga de Comunidades Agrarias, que se preocupaban por la producción agropecuaria y la impulsaban, pero poco a poco eso se fue abandonando y el neoliberalismo seguía avanzando.
Hasta el bello himno agrarista que decía: “Marchemos a los campos compañero, a sembrar la semilla del progreso…….” Se olvidó y de los miles de campesinos cenecistas que había, ya nadie lo recordaba.
HOY DIA, LA CNC, LA CNOP y LAS CENTRALES obreras, que fueron los pilares del priismo revolucionario y social, están desaparecidas.
No existen oficinas de ninguna de esas organizaciones, si hay dirigentes locales, nadie los conoce, nadie sabe de ellos, excepción de la CTM, que tiene su edificio en el centro histórico, dirigencia bien constituida y trabaja normalmente aun cuando sus relaciones con el priismo son tibias.
La CROM, otra de las centrales obreras importantes de nuestro país, ha desaparecido y la FROC-CROC, otra de las organizaciones de trabajadores, sigue existiendo, pero políticamente está separada del priismo.
QUE BUENO QUE AHORA LA CNC CON SU NUEVO dirigente nacional, se haya echado el compromiso de revivirla. Lo vemos difícil, pero no hay peor lucha que la que no se hace.
Tendrá que empezar de cero, y cero es cero. Los campesinos que recuerdan que alguna vez hubo una organización para impulsarlos a mejorar su sistema de vida, están profundamente desilusionados. Durante treinta años, fueron considerados por los gobiernos priistas y panista, como los parias del país. En tres décadas nadie se interesó por ellos y creció en analfabetismo, los problemas de salud, el hambre, etc. Tenían que emigrar a los Estados Unidos para sobrevivir en un medio hostil y peligroso, al que muchos se adaptaron y ya no regresaron. Ahora mandan remesas para el sostenimiento de sus familiares que se quedaron aquí. La tiene difícil, muy difícil don Roberto Carlos. Ojalá y pueda hacer algo. El PRI y sus sectores, son muy necesarios para los tiempos que vienen.