PULSO POLITICO. Dos mujeres se enfrentan por dirigencia panista

Gabriel Sánchez Andraca

 

Doña Genoveva Huerta Villegas y doña Augusta Valentina Sánchez y Díaz de Rivera, están peleando la dirigencia local del Partido Acción Nacional: la primera busca su reelección y la segunda, quiere fortalecer al PAN que dice, ha perdido fuerza y presencia en el estado.

Huerta Villegas es un producto genuino de la corriente “morenovallista” que que dominó al panismo local durante más de un sexenio y que fue formada por el ex gobernador Rafael Moreno Valle Rosas, fallecido trágicamente, para tener el control absoluto del partido. A esa corriente, nunca se adhirieron los panistas del yunque, que se consideraban auténticos militantes del partido de la derecha y que durante el gobierno de RMVR, emigraron del estado para no enfrentarlo. Solo doña Ana Teresa Aranda los enfrentó y al final de la lucha renunció al PAN, aunque después de que el morenovallismo dejó el poder, regresó a ese partido y ahora encabeza la campaña que lucha por la candidatura de doña Augusta Valentina.

Ambas aspirantes iniciaron sus respectivas campañas, después de la toma de posesión de la presidencia municipal de Eduardo Rivera Pérez, que fue una víctima del primer gobierno panista, que no solo lo anuló políticamente durante el trienio en que le tocó gobernar la primera vez, sino que lo acusó de malversación de fondos, al final de su mandato y le exigía el pago de 25 millones de pesos o ir a la cárcel.

El presidente de la república era el panista Felipe Calderón, que no movió un dedo para defender a Rivera Pérez, pese a ser éste, un panista auténtico. Lo defendieron, como ya hemos dicho, Ana Teresa Aranda, Josefina Vázquez Mota y otra panista que fue secretaria nacional de la dirigencia de su partido y cuyo nombre no hemos podido recordar.

MARKO COTÉS, EL ACTUAL DIRIGENTE NACIONAL del PAN, es partidario de la reelección de Genoveva Huerta, tal vez porque él mismo es ajeno al PAN, como lo demuestran sus discursos y sus actitudes que nada tienen que ver con ese partido.

La lucha será encarnizada, pues el grupo que apoya a doña Augusta Valentina, es de viejos militantes y de la corriente interna conocida como el Yunque, que es la más recalcitrante derechista.

Su pretensión es que su partido recobre su ideología de derecha, que logre su reunificación y que trabaje por el bien común de todos los mexicanos.

La candidata de la vieja corriente panista, doña Augusta Valentina, estuvo en Tehuacán donde se lamentó de que el panismo tehuacanero que era ejemplo de democracia interna de su partido para el país, esté deshecho políticamente hablando y que la fuerza que tenía, ya no exista.

Doña Genoveva, inició su campaña en Cuautlancingo, donde dijo que sus adversarios se van más por los apellidos famosos o rimbombantes, que por el trabajo realizado dentro del partido, como ella lo ha hecho. Dice que ha logrado fortalecer al PAN en la entidad, que ganó 47 de las 217 presidencias municipales de la entidad, que tuvo 9 diputaciones locales, de las 41 de que consta el gobierno del Estado y 5 diputaciones federales, de las 16 diputaciones de que consta la representación poblana en el Congreso federal.

Afirmó que ha convertido al PAN en un partido incluyente, donde todos los militantes tienen derechos y obligaciones y que ahora el PAN está más fuerte que nunca.

Maricarmen Culebro, una de las panistas que forman el grupo de Sánchez Díaz de Rivera, en un discurso afirmó que aceptó la invitación de doña Augusta, porque está convencida de la necesidad de cambiar el sistema de trabajo de ese instituto político, pues si se continúa por el mismo camino que actualmente lleva, el panismo estará muerto en poco tiempo en todo el estado.

ACCION NACIONAL NUNCA HA SIDO UN PARTIDO fuerte en la entidad poblana. Ha tenido triunfos en importantes municipios como Texmelucan, Teziutlán, Atlixco, Puebla, y otros de manera meramente circunstancial (porque el ayuntamiento anterior fue especialmente malo, porque había un cacicazgo que parecía no terminar nunca, etc., pero no porque el PAN tuviera fuerza real) Donde sí pareció asentarse bien, fue en Tehuacán y posteriormente en Atlixco. En el primero había un cacicazgo del dirigente cenecista Amador Hernández y en Atlixco, de los líderes de la CROM. En ambos municipios los candidatos panistas tuvieron simpatías e hicieron crecer a su partido, por el buen trabajo realizado.

En la capital del Estado, el primer ayuntamiento de Acción Nacional, fue un fracaso y el segundo, presidido por Eduardo Rivera Pérez, que ahora repite, no pudo demostrar nada, pues el gobernador panista, el primero que tuvo Puebla, lo inmovilizó y asumió sus funciones, realizando puentes elevados, ciclopistas elevadas, edificios suntuosos, carísimos y sin ninguna repercusión social, enrejado costosísimo en todos los parques públicos, una rueda de la fortuna que casi no funciona y otras excentricidades.

ACCION NACIONAL, NUNCA HA TENIDO UNA estructura partidista  fuerte y por lo tanto, nunca ha tenido una buena organización. Fuera de los municipios importantes que están a bordo de carretera, los panistas se pierden. Los pequeños y medianos municipios para ellos no existen.

No cumplen con el postulado más importante que les legó su fundador don Manuel Gómez Morín: “Los partidos deben ser escuelas de política”. No han sentido la necesidad de hacerlo porque consideran que tendrán de militantes a todos los egresados de las escuelas o colegios particulares de tipo confesional. Y ni siquiera en eso han acertado.

Su triunfo estatal del 2010, fue por dos razones: porque el candidato a la gubernatura, Rafael Moreno Valle Rosas  era importante personaje del PRI y se llevó al PAN a numerosos priístas y porque lo apadrinó la entonces dirigente del sindicato de maestros del país, Elba Esther Gordillo, experta en chanchullos electorales, que el día de las elecciones y en días previos, concentró en Puebla a expertos en esas artes, llegados de Veracruz, Oaxaca, Guerrero e Hidalgo, los estados vecinos, que dieron el triunfo al candidato panista, algo que ya estaba concertado en las alturas.