Propuesta educativa de libros de texto revaloriza al magisterio: especialista

    

 La Dra. Cristina Perales, académica e investigadora de la IBERO, considera que pensar que los LTG se imponen acríticamente por parte de docentes, asume que ellos y ellas son sólo instrumentos del Estado, lo cual no es cierto

  • Destaca el esfuerzo por integrar y contextualizar el currículo, así como de abrir el espacio a los y las docentes en su conformación, reconoce la experta

Por: Dra. Cristina Perales Franco*

La actual política educativa, incluidos los Libros de Texto Gratuitos (LTG), se encuentra en fuerte discusión política y en la opinión pública. Como especialista en temas educativos, como maestra de educación superior y básica, como madre y como ciudadana de este país, he estado reflexionando y analizando diferentes ejes de las circunstancias actuales y del debate que acontece.

Destaco especialmente la noción de autonomía docente como concepto central de la propuesta educativa de este gobierno, retomada, en parte como movimiento por la revalorización del magisterio y, en parte, como quiebre con los gobiernos anteriores. Este concepto, central en el ejercicio docente, implica que maestros y maestras puedan tomar decisiones sobre el tipo de educación que facilitan, a partir de su conocimiento profesional, las demandas sociales y las circunstancias particulares de sus comunidades y estudiantes.

La evidencia de la investigación educativa en México, y a nivel internacional, nos ayuda a ver que la educación contextualizada y apropiada por los profesionales educativos es significativamente mejor que aquella que es impuesta por otros actores, incluidos los Estatales.

 En el actual gobierno, se abre la oportunidad de poner en práctica la autonomía a través de lo que se conoce como el Plan Analítico, donde los colectivos de maestros y maestras definen la manera en que organizarán los contenidos de aprendizaje y su enseñanza. Dicho Plan analítico se articula con los LTG. En este sentido, pensar que los LTG se imponen acríticamente por parte de docentes, asume que ellos y ellas solo son instrumentos del Estado, lo cual no es cierto ni en este gobierno, ni en los anteriores. Estar en un salón de clases involucra una multiplicidad de orientaciones y, en la gran mayoría de los casos, los y las maestros se esfuerzan por hacer su mejor papel para responder a sus estudiantes.

La familia de LTG actuales tiene textos de diferente naturaleza y diferentes grados de retórica política. Para el segundo grado de primaria, por ejemplo, el texto “Un libro sin recetas para el maestro y maestra” presenta una posición claramente política sobre lo educativo. Por su parte, los libros correspondientes a los proyectos de aula, escolares y comunitarios son más de naturaleza didáctica y pedagógica, y, presentan, en lo general, buenas oportunidades de aprendizaje, sobre todo en términos de la articulación y contextualización de conocimiento. Estos libros son los que dirigen especialmente el trabajo de los y las estudiantes.Adicionalmente, el planteamiento de la política educativa señala que los LTG son orientadores y que docentes pueden tomar las decisiones que crean más pertinentes para el desarrollo de los procesos de aprendizaje.

En este sentido, reconozco como un acierto el esfuerzo por integrar y contextualizar el currículo, así como de abrir el espacio a los y las docentes en su conformación. También en evitar la segmentación excesiva y la sobrecarga de contenidos, lo cual era constantemente criticado en los análisis sobre el currículo mexicano, y en reforzar los vínculos entre las escuelas y sus comunidades. Estos elementos favorecen la autonomía y pueden apoyar la mejora de la educación en el país. Quiero hacer notar que en ningún caso la educación es neutra, y, en todos los gobiernos, mexicanos o de otros países, hay intereses que se entrelazan en los proyectos educativos. Lo diferente es que la retórica desde los proyectos educativos neoliberales tiende a no hacer explícitos estos intereses.

 «La polarización política de la defensa o el bloqueo a ultranza del proyecto educativo termina perjudicando no solo a maestros y maestras, sino a sus estudiantes, y, por tanto, al país entero»

Sin embargo, el ejercicio adecuado de esta autonomía, en favor de la mejora de los aprendizajes de las y los niños, niñas, adolescentes y jóvenes, así como del impacto de la educación en los problemas sociales, requiere no solo la oportunidad de desarrollarse o la recuperación de la experticia profesional, sino un dominio de las diferentes teorías (algunas de ellas muy nuevas) que construyen el conocimiento y de las metodologías de enseñanza y aprendizaje, así como de la comprensión de la construcción de diferentes formas de conocimiento, lo cual permite la toma de decisiones pertinentes para los diferentes contextos.

Históricamente, los y las docentes en México han sido formados por el sistema educativo para poner en práctica un currículo decidido en las secretarías de educación, el cual era amplio, inflexible y descontextualizado, por lo que requieren ahora diferente tipo de apoyo para poder poner en práctica de manera real y adecuada su autonomía. Implica también tiempo para realizarlo, el cual es escaso en el día a día de las escuelas. También históricamente los LTG han representado la fuente principal de información para el ejercicio docente, por lo que es indispensable que sean los mejores instrumentos posibles. Las lagunas en pensamiento matemático, los problemas conceptuales y metodológicos identificados en textos, imágenes y progresiones en las construcciones de aprendizajes son reales, preocupantes y deben ser atendidos.

Por otro lado, hace falta mayor claridad en la forma en que se construyeron y se proponen los Procesos de Desarrollo de Aprendizaje, pues estos representan los fines de aprendizaje que se pretende lograr en los diferentes ciclos escolares. Actualmente éstos se presentan en los Programas Sintéticos sin una obvia relación y progresión entre sí, lo cual es preocupante porque puede dar a la errónea concepción que todos los contenidos son unitarios, aunque deben ser articulados en los proyectos, pero sin clarificar que existe, en muchos casos una progresión de aprendizaje que debe ser cuidada.

Tener errores en instrumentos de política educativa, como son los Programas Sintéticos o los LTG, es hasta cierto punto normal. El proyecto educativo del país es enorme y difícil de construir, y por lo tanto requiere de tiempo, continuidad y mejora. Sin embargo, cuando los tiempos políticos o los intereses de grupos particulares se sobreponen sobre los objetivos educativos, lo cual ha sucedido en las reformas de este y los tres gobiernos anteriores, la educación sale perdiendo. En este gobierno, parece haber, además, una postura de quiebre con el pasado que implica también no contar con recursos que pudieran haber sido utilizados para la mejora de la educación el país. En la página de la CONALITEG, por ejemplo, donde se recogen los libros de texto de forma electrónica, ya no es posible consultar las ediciones pasadas de las que también tiene titularidad la SEP, pero que son de todos y todas las mexicanas.

Para cerrar, quisiera señalar, primero, la importancia de seguir, consolidar y apoyar el proyecto de los LTG que tiene más de 100 años en el país y es una de las principales políticas de equidad y justicia educativa a nivel mundial. Es una verdadera desgracia que miles de estudiantes puedan empezar el ciclo escolar sin sus textos. Segundo, es necesario reconocer y comunicar claramente los errores de los libros actuales para que los y las docentes tengan identificado que ese contenido debe ser trabajado de manera diferente. Tercero, la educación es un proyecto claramente social, y por ello, vale la pena propiciar la participación de diferentes sectores en la creación de contenido adecuado. Además de docentes, es necesario involucrar a especialistas en metodologías, contenido y diseño, así como dar el tiempo suficiente para la construcción, adaptación y mejora del currículo.

Finalmente, quiero señalar que cuidar a docentes, en el sentido de fortalecer su práctica y darles estabilidad e incentivos para su mejora, es cuidar a sus estudiantes. La polarización política de la defensa o el bloqueo a ultranza del proyecto educativo termina perjudicando no solo a maestros y maestras, sino a sus estudiantes, y, por tanto, al país entero.