Aunque parece que el PRI poblano ha tocado fondo, cada día suceden cosas que nos demuestran lo contrario y que, el ex partidazo, está por convertirse, al menos en Puebla, un partido insignificante, sin estructura territorial ni electoral, sin ciudadanía, solo manteniéndose de su histórica burocracia, así como de su histórica élite que, aunque tienen apellidos importantes, ya no representan votos, que es con lo que se ganan las elecciones.
Y es que, por primera vez desde que se conformó la primera bancada del tricolor en el estado, el partido se quedará sin representación colectiva, lo anterior, debido a la renuncia de seis de sus legisladores, el PRI en el Congreso de Puebla solo mantendrá la representación de un diputado local; el dirigente estatal, Néstor Camarillo.
En pocas palabras, podemos decir que Nestor Camarillo se está convirtiendo en el sepulturero del PRI, llevándolo a una crisis impensable.
Recordemos que hace unas semanas, la primera en renunciar al partido fue la diputada Silvia Tanús, quien dijo que se mantendrá lejos de la vida política partidista. Mientras que el 29 de enero, Laura Zapata, Norma Reyes, Adolfo Alatriste, Enrique Rivera y Jorge Estefan Chidiac, también renunciaron a la bancada del PRI.
Con ellos, se prevé que más priistas abandonen al tricolor en las próximas semanas. Pues fuentes de CENTRAL al interior del partido, advierten que son más de 20 presidentes municipales quienes se separarán del PRI.
Esto, después de que por conducto de Jorge Estefan Chidiac, iniciarán negociaciones con la 4T para reelegirse en las elecciones de este 2024.
La dirigencia nacional del PRI acusó a los diputados disidentes de “traidores”, al buscar un cargo por la Cuarta Transformación. A pesar de que estos no han confirmado si se sumarán al proyecto lopezobradorista.
El presidente nacional del tricolor, Alejandro Moreno, enfatizó que los legisladores pretendían aprovecharse para obtener puestos de elección popular. Sin embargo, al no resultar beneficiados por el PRI, decidieron abandonarlo.
Advirtió que la comisión intrapardidista iniciará un proceso de expulsión en contra de los disidentes, a fin de depurar el partido rumbo a las elecciones de este año.
La primera crisis del PRI en Puebla fue en 2010, cuando el panista Rafael Moreno Valle arrebató al tricolor la gubernatura del estado con la coalición Compromiso por Puebla. Esto tras el escándalo del exgobernador priista, Mario Marín.
El PRI se convirtió en el partido hegemónico en Puebla desde 1933, con la llegada de José Mijares Palencia. Desde entonces, se mantuvo en el poder del estado por casi 80 años, como sucedió prácticamente en todo el país.
Sin embargo, durante la administración de Alejandro Armenta Mier como dirigente estatal del tricolor, el partido perdió su dominio en Puebla por primera vez en la historia. Nadie pensó que, como parece, esa iba a ser la última vez que el PRI gobernara Puebla, ya son 14 años los que han pasado.
Desde Casa Aguayo, se impuso como candidato a la gubernatura a Javier Zavala, lo que representó el primer declive para el PRI en más de ocho décadas. Pues perdió ante Moreno Valle por más de cinco puntos.
Desde entonces, el partido no recuperó la gubernatura del estado, pues para las elecciones de 2017, ganó el panista, Antonio Gali Fayad.
De igual forma, en 2018, la gobernadora electa fue Martha Erika Alonso, nuevamente del PAN, quien perdió la vida en un accidente aéreo diez días después de rendir protesta. Más tarde, Guillermo Pacheco fue electo gobernador interino; y en elecciones extraordinarias resultó electo el morenista, Miguel Barbosa.
Tras su muerte en 2022, designaron a Sergio Salomón Céspedes como gobernador sustituto, por lo que se cumplieron 14 años sin que el PRI gobierne en Puebla.