OASIS. Alma “Leyendo desde el corazón” (primera parte)

 

 

 

OASIS

Gonzalo Valenzuela

 

A veces lo que más deseas, nunca se cumple

y a veces lo que menos esperas que suceda, ocurre

 

El club de lectura: Leyendo desde el corazón, que coordina la Psic. Xóchitl Zárate Sánchez, en su sesión virtual del mes de mayo leyó y analizó el cuento Alma de mi querido amigo y hermano en las letras, Alejandro Mier Uribe; él es doctorando en comunicación digital, maestro en Administración de Negocios, licenciado en publicidad y ha realizado diversos diplomados y talleres de creatividad, Redacción de la lengua española y Creación literaria.

 

El hobby de Alejandro es escribir. Su columna Andares se publica en conocidos periódicos, revistas y medios digitales veracruzanos (México); tiene un récord de más de 169 cuentos publicados que se pueden leer también en andaresblog.com. El Círculo Internacional Periodístico, le otorga el reconocimiento Personaje del año 2019 por su trayectoria en comunicación y literaria. Es un incansable corredor y triatleta… y siempre está al acecho de cazar su próxima novela.

 

Su cuento Alma, aborda uno de los temas más controvertidos, que inquietan, fascinan y a algunos, perturba; la vida después de la vida y el inefable amor de una madre, que regresa del más allá para salvar a sus hijos que están en peligro de muerte a raíz de un accidente automovilístico. Les dejo con el texto íntegro, para que cada quien extraiga sus conclusiones.

Alma

 

La reputación del ingeniero Arturo de la Garza era ampliamente conocida por el cuerpo directivo de la Volkswagen. Durante sus 16 años en la empresa, el ingeniero Arturo había pasado por varias áreas y su actual experiencia lo convertía en la persona indicada para ir a la Ciudad de México a negociar con los alemanes, asuntos relacionados a la nueva línea de autos que estaban a punto de lanzar. En cuanto le dieron la noticia, feliz, se dirigió a su casa en Puebla y eligió el traje azul con la corbata a rayas. Le dio risa recordar que, en el último diplomado de Mercadotecnia, el asesor recomendó ese color de saco como el ideal para acudir a una cita de negocios.

–¡Guau!… ¿Se puede saber a dónde se dirige este caballero tan apuesto? –dijo su esposa al encontrarlo en el recibidor de la casa.

–A una importante reunión en el Distrito Federal.

–¿Qué haría sin ti la Volkswagen, amor?

–Ya lo sabes, se iría a pique, así que es mejor que me dé prisa.

La señora De la Garza lo besó y dándole la bendición le recordó: –¡No uses el estéreo a todo volumen en la carretera, es peligroso!

El ingeniero Arturo levantó la mano en señal de despido y, en cuanto tomó el periférico ecológico rumbo a la autopista, sacó de la guantera el disco de “Las cuatro estaciones de Vivaldi” y acto seguido oprimió el botón del volumen hasta aparecer la palabra “Máximo”

en la pantalla. Vaya que disfrutaba el paseo. Le parecía todo un placer; manejar su Passat gris mientras escuchaba cada pasaje del concierto, le emocionaba, en especial el cuarteto de violines. Conocía el camino a la perfección, así que, al entrar a la zona de curvas, bajó un poco la velocidad. Había llovido y los ríos de agua que se formaban convertían la carretera en una auténtica pista de hielo. Después de una larga recta, nuevamente frenó con motor y al entrar a la pronunciada curva, pegado al carril de baja velocidad, se llevó tremendo susto.

(Continuará…)