Martín André Rosas Ortiz. Desengaños de media noche

Martín André Rosas Ortiz. Adquiriendo habilidades como tarotista y fantaseando más allá de su experiencia con los videojuegos, comenzó a escribir una novela sobre el mundo de los arcanos. En el proceso, se inscribió al taller de Escritura Creativa Miró, dirigido por el maestro Miguel Barroso Hernández y, hoy, cree posible el sueño de convertirse en escritor.

Con 17 años, cursando el quinto semestre de preparatoria en el Liceo Veracruzano, Martín aprehende las técnicas y habilidades narrativas para, próximamente, estudiar literatura y convertirse en protagonista de su propia historia.

 

DESENGAÑOS DE MEDIA NOCHE

En la penumbra del balcón, callado, Marco pondera múltiples y ruidosos pensamientos.

—Otra vez, cavilando sobre lo mismo —interrumpe Esteban, desde la oscura oficina, sosteniendo una taza de café con leche caliente—. Tu mente no consigue desentrañar el misterio ¿verdad? En ocasiones, cuesta ser resiliente…

El comentario es recibido con el incómodo silencio de siempre.

—¡Bueno! —. Suspiró Esteban—. Llevamos par de años con el maldito enigma y no creo que podamos encontrar al culpable de la desaparición de tu madre.

—Últimamente actúas raro, Esteban. ¿Por qué no quieres que desentrañe el caso más importante de mi vida? —. La hermosa vista desde el balcón parece más importante al colega—. Sueles poner mucho empeño en nuestras investigaciones, pero, cuando se trata de este caso en específico, sólo hablas de cómo no es posible que encontremos una explicación, un culpable. ¿Será que…?

Esteban termina el café de un jalón. Coloca la taza sobre el muro. Tranquila y serenamente saca una pistola con silenciador. Alza el brazo, apuntándole y busca el perdón imposible en su mirada:

—Para ser el detective más astuto de Brasil… te tomó mucho tiempo.

Marco sintió el hoyo en el corazón. ¡Traición! El rompimiento del pacto de lealtad con su mejor amigo, era un hecho.

—Subestimaste a Marco, no al detective. Deseaba equivocarme. Tras cada pista que te involucraba, volvía a comenzar… No quería aceptarlo —las lágrimas mojaron sus mejillas y un punto rojo coloreó el cuello de Esteban. El dardo tranquilizante fue disparado a la garganta, dejándolo incapacitado en el suelo. Cuando lleguen las autoridades para arrestarlo, encontrarán a Marco abrazando a su traidor.