EN LAS NUBES. Podemos serlo en espíritu navideño

 

Carlos Ravelo Galindo, afirma:

Coincidimos con el rector del Colegio Nacional de licenciados en periodismo,doctor don Teodoro Rentería Arroyave, en solidarizarnos al pensamiento del reconocido colega periodista y gran luchador social, Adolfo Pérez Esquivel, Premio Nobel de la Paz 1980, externado en nuestro XIX Congreso Nacional de la Federación de Asociaciones de

Periodistas Mexicanos, FAPERMEX, y del Colegio Nacional de licenciados en Periodismo, CONALIPE.

“La Unidad en la Diversidad” y “La Resistencia Cultural” son las armas para oponernos al “pensamiento único” al monocultivo de las mentes”, a “los tóxicos de la propaganda”.

Solo con “la unidad de las voces, la unidad de los periodistas, haremos que se respete el derecho a la libertad de expresión”.

“No podemos permitir que nos quiten el derecho a la libertad”.

Agregaríamos nosotros también que el espíritu navideño despierte el amor, que duerme en nuestros corazones.

Nos recuerda la  devoción por el altísimo y nos inspira a ser respetuosos, generosos y amables, con  todos los seres vivos de nuestro planeta.

En otras palabras, cambiamos gestos agrios por alegres sonrisas.

Este positivo cambio de actitud y de humor según los creyentes obedece a la influencia de un Espíritu Femenino, con más de dos mil años, cuyo nombre es María.

La intervención de María nos contagia de amor divino y en parte por ello nos sentimos amorosos con nuestros seres queridos, amigos, mascotas, vecinos, conocidos.

Incluso en Navidad   tan  motivados y eufóricos estamos que estrenamos ropa, aunque sea de “paca” y pese al escalofriante aumento de las tarifas de gas y eléctricas, insistimos en mantener encendidas todas las luces de nuestro hogar, con la esperanza de que regrese el  hijo pródigo y todos nuestros seres que amamos.

¡Feliz Navidad….! Nos ofrece nuestra amiga y colega Rosa María Campos y ordena no olvidemos ser felices.

Y explica, amable, que la felicidad no es algo que se enseñe, se descubra, se consiga o se pierda.

Es algo que existe dentro de cada quien, que se reconoce y con lo que reconectamos.

Somos responsables de recordar el vínculo con ella y de recrear los momentos en que se manifiesta.

Ser feliz es un viaje, sin duda, un viaje sin distancia.

Ser felices es nuestro regalo al mundo.

La opción de serlo está presente a cada instante.

Como decía mi padre: “Los momentos felices hay que buscarlos, los malos llegan solos”.

Como doña Gaby Vargas que tiene la respuesta a la pregunta que enarbola:

¿Haces de ser feliz una intención en tu día o consideras que es parte del propósito en la vida?

¿Olvidamos ser felices?

Tu vida ¿cómo la ves?

Ciclos, pausas y renacer

Como en la historia, en este mundo hay dos tipos de personas: las que buscan la felicidad y las que eligen ser felices.

Esto, que puede parecer simple, produce el mayor contraste en la existencia. Si bien no es lo mismo no sufrir que ser felices, la cuestión más importante que considerar e “¿Qué es ser feliz?”. La respuesta influye en todas las decisiones de la vida.

¿Cómo defines la felicidad, querido lector, la vives? A esta pregunta vital le dedicamos menos tiempo que a contestar un chat. ¿Se la has hecho a tu pareja, a tus hijos y amigos? ¿Haces de ser feliz una intención en tu día o consideras que es parte del propósito en la vida?

Claro que todos deseamos, en menor o mayor grado, ser felices. El hecho es que quizás “esperamos” que la felicidad llegue a nuestra puerta o la buscamos en el lugar equivocado. ¿Será que le tememos y renunciamos a ella por anticipado?

La vida nos devuelve lo que corresponde con nuestro estado interno. Una persona feliz puede ser más auténtica, mejor compañera de vida y más productiva que una enojada y resentida. Pero olvidamos que ese estado de gracia, además de producir placer, es terapéutico y nos sana y es también un camino espiritual.

Rumiar la pregunta “¿qué es ser feliz?” conduce a la reflexión sobre la vida; ¿se requiere honestidad y valor para responderla? Sí, cualidades que en ocasiones es difícil desarrollar y mantener, más los beneficios son enormes.

Pensemos en el pasado y honremos los momentos de eternidad en los que nos hemos sentimos felices. ¿Qué nos dejaron, qué nos pide la vida asimilar de ellos? Ahora pensemos en el presente, ¿qué desea la existencia que aprendamos y aprovechemos de ellos para las relaciones, el trabajo y nuestro entorno?

Por último, imaginemos nuestro futuro, ¿hay alguna lección de la felicidad que todavía debamos comprender?

E insistimos:

Solo con “la unidad de las voces, la unidad de los periodistas, haremos que se respete el derecho a la libertad de expresión”.

“No podemos permitir que nos quiten el derecho a la libertad”.

craveloygalindo@gmail.com