EN LAS NUBES. Hablemos de la salud mental y los políticos

 

Carlos Ravelo Galindo, afirma:

Sobre el comentario de ayer –No te enojes—apostilla un conocedor del lenguaje, don José Antonio Aspiros Villagómez, así:

“Esto del arte de conversar, ciertamente es un tema del Manual de Carreño.

“Lo peor es cuando hay necios en la tertulia, o cuando hay hipoacúsicos como yo, que por esa enfermedad nos alteramos sin quererlo cuando hablan dos o más personas a la vez, pues las voces se vuelven un ruido molesto y no entendemos nada (tampoco cuando alguien habla quedito).

“Mis perversos hermanos me dicen que les reparta turnos para hablar.

“Aparte de que sin darme cuenta me sale lo cáustico y hay tres tipos de reacciones: 1.- No entienden las ironías, 2.- Las toman como ofensa, 3.- Las celebran y hasta elogian como en el caso de nuestra amiga Rusia, a quien le gusta mi tipo de humor.

Así que, mejor, Salud. JAAV”.

También adelanta su punto de vista sobre  los políticos,creémos, la doctora, doña Rosa Chávez Cárdenas, al reconocer que  hay quince millones  de personas con problemas mentales en el país.

“Mi querido Sr Buho, No sé si reír o llorar, porque entre el gremio de psicólogos y psiquiatras, hablar de los avances logrados por los políticos, incluido el mero mero, se llama Narcisismo y es un trastorno mental grave. Buenas noches. La Lechuza”.

A lo nuestro.

Mejor dicho del que fue manicomio de La Castañeda. Otra estructura que cedió al tiempo con sus largas historias de represión.

En los expedientes de ese centro se menciona, desde 1910  a 1968, la cifra de  61 mil 480 pacientes.

Hoy. Quince millones  de personas con problemas mentales en el país.

En la zona donde estuvo La Castañeda se levanta desde hace décadas la Unidad Habitacional Lomas de Plateros y Torres de Mixcoac, donde de vez en cuando alguien suele decir que los recuerdos circulan.

Nos ilustra Quadratín con la columna  Isla que brillaba de la escritora Tere Gil.

Salud mental y la locura en los políticos, lo llama la escritora

Casi la octava parte de la población mundial puede tener problemas de salud mental.

Ahora se mencionan en México con datos oficiales, 51 centros integrales de salud mental, 32 hospitales psiquiátricos para 4 mil pacientes y 54 villas de transición hospitalaria.

También se enuncian 15 millones de  enfermos mentales

Muchos políticos deben de estar tocados si vemos las farsas diarias de Calderón, el tal Quadri y otros similares.

Las cifras parecen  no preocupar si acabamos de ver lo poco que repuntó la información de la OMS sobre dicho problema, en el Día Mundial de la Salud Mental el pasado 10 de octubre.

Y lo que  es peor, millones en el mundo ignoran que tienen un problema de salud mental.

Un  hombre que  estaba claro que lo padecía, quizá esquizofrenia y lo expresó de muchas maneras atroces, fue el que cerró en 1968 el famoso Manicomio General La Castañeda, quizá para ir cancelando las imágenes oscuras, ante la cercanía de las Olimpiadas de ese año.

Gustavo Díaz Ordaz, cerró ese centro que prácticamente había sido único por 58 años, poco más de tres meses antes de la gran represión de Tlatelolco, el 29 de junio.

Por entonces ya se habían creado otros centros en el país y la existencia desde hacía tiempo del electroencefalograma y los  antibióticos sobre todo la penicilina  habían cambiado en mucho el panorama de los enfermos  mentales.

EL tiempo ha llovido para La Castañeda, aquel gran conjunto que creo Porfirio Díaz, -un Díaz lo creó y otro Diaz lo canceló-, poco antes de la Revolución de 1910 y que inauguró un mes antes de que esta estallara.

Ahora se mencionan en México con datos oficiales, 51 centros integrales de salud mental, 32 hospitales psiquiátricos para 4 mil pacientes y 54 villas de transición hospitalaria.

También se enuncian 15 millones de  enfermos mentales.

El avance en instalaciones que cubre a todos los estados, nuevas teorías, técnicas y medicamentos, no evade las críticas al trato interno a los pacientes, y a una situación que se escapa a esos centros: la ignorancia de la gente sobre algunos síntomas o el ocultamiento de miles que quizá tienen algunos de los  síntomas más comunes que se consideran enfermedad mental.

En los documentos consultados, independientemente de la fraseología científica y los nombres de teóricos famosos.

Se hace una breve lista más accesible a la ciudadanía común, que va desde la ansiedad, la depresión, el déficit de atención e hiperactividad, problemas del sueño, ser bipolar, la esquizofrenia y un mal que ha aumentado con el tiempo, la locura creada a partir de la substancias tóxicas.

¿Tendría el primer síntoma el que compuso esta canción, que al parecer fue José Enrique Sarabia?:

“Ansiedad, de tenerte en mis brazos escuchando palabras de amor.

Ansiedad, de tener tus encantos y en la boca volverte a besar.

Tal vez estés llorando al recordarme y estreches mi retrato con frenesí y hasta tu oído llegue la melodía salvaje y el eco de la pena de estar sin mi”.

De manicomio avanzado, la castañeda cayó en descrédito.

Así como las cárceles, otras estructuras que albergaron extremos del comportamiento humano como los manicomios, suelen prolongarse  en sus  edificios, con otros fines, con reproducciones o lo que es peor en las formas represivas que  aplicaron.

El Manicomio General de La Castañeda, que estaba situado en  la zona de Mixcoac, fue para los que lo han defendido y realizado investigaciones (La contribución de la Castañeda a la profesionalización de la Psiquiatría, Instituto de investigaciones José María Mora, octubre 2010) un avance en el tratamiento de la salud mental, que cedió parte de su modernidad, al exceso de pacientes que llegaron a hacinar los espacios.

Ya en su descrédito se menciona que además de las patologías mentales claras, se insertaban en el centro personas de todo tipo, alcohólicos, prostitutas, vagabundos, limosneros.

Para curas de excesos que no necesariamente eran mentales.

En  sus 21 edificios levantados en 141 mil 662 metros cuadrados, se llegó a triplicar la población de pacientes que en sus orígenes era de mil 300.

Dichos defensores sostienen que algo que se logró fue disminuir la estancia hasta en 18 meses y señalan  como edad promedio del paciente en alrededor de 33 años.

En los centros actuales el promedio de pacientes es de gente joven en edad productiva.

Un caso que fue muy comentado cuando fueron derruidos los 21 edificios del manicomio, fue el Interés del industrial Arturo Quintana Arrioja por recuperar la fachada del edificio.

Logró reunir material por material, piedra por piedra para llevarlos a Amecameca.

Es una bella edificación que todavía está en ese sitio del Estado de México.

Al morir el industrial fue donado a los Legionarios  de Cristo y actualmente está en poder del Centro Vita S.C., integrado a un organismo de investigación empresarial.

craveloygalindo@gmail.com