EN LAS NUBES. De mis bendiciones 17

Carlos Ravelo Galindo, afirma:

Estadísticas a propósito del 14 de febrero. Datos del Censo de Población y Vivienda 2020 señalan que 38% de las personas de 15 años y más está casada, 30% es soltera y 20% vive en unión libre.

En 2019 se realizaron 504 923 matrimonios legales: 501,327 fueron de parejas de distinto sexo y 3,596, del mismo sexo.

Tras agradecer estos datos a Inegi, volvemos a lo nuestro.

Benditos los que nos hacen recordar a genios

Sería bueno emular a don Luis Vega y Monroy y presumir su famoso editorial sin verbos publicado en “Atisbos”, periódico de René Capistran Garza.

Lo publicó en 1957, al cumplir cinco años el gobierno de ese viejo presidente recto que fue Adolfo Ruiz Cortines.

La obtuve de su hijo Luis por intermediación del amigo Eloy Caloca, hoy secretario general del Club y funcionario de Enrique Peña Nieto, y a sugerencia de José Carlos Robles, fiel colaborador del poeta Vega Monroy.

Editorial sin Verbos

Tópicos y editoriales

Por Luis Vega y Monroy

¿Cinco años ya? ¡Cosa de cuento! Muy larga vida en la fecundidad y en la madurez, muy corta en el tiempo y en la historia.

Cinco años de presencia en México. ¡Cuántas satisfacciones! ¡Cuántos sinsabores! ¡Qué ardua la lucha y qué lejana la meta!

ATISBOS: trozo vivo de la historia periodística, a veces punta de flecha en las tupidas marañas ideológicas, a veces látigo implacable en la espalda de todas las injusticias, a ratos sonrisa bienhechora para las horas tristes y ratos paréntesis de olvido en la batalla cotidiana; pero siempre y ante todo lucha.

La lucha por un México grande y fuerte, imán de nuestros anhelos, acicate de nuestros esfuerzos y vértice de nuestras esperanzas.

ATISBOS: Sí. Un periódico a un tiempo modesto y bizarro, endeble en economía y recio en el pensamiento, breve en el tamaño y grande en el ideal, humilde en la forma y orgulloso en el contenido.

Un periódico para todos, propio para la intimidad y el sosiego, para el ajetreo de la calle y el ruido de la fábrica, para el hervor de las plazas, la paz de la cementera y el aire saturado de cielo de las cumbres altivas.

Fuente de ideas claras para todas esas mentes inquietas como ciervos sedientos en pos de las aguas. Tea encendida en las lumbres vivas de México para todos esos espíritus tibios, en peligro de congelación por la indiferencia, el miedo y la mentira. Puente y abrazo entre posiciones aparentemente irreconciliables, pero con puntos auténticos de coincidencia: siempre por la unidad en la verdad, siempre por la liquidación de pugnas históricas sin razón y sin sentido.

Primero México, después México y siempre México.

ATISBOS en la lid. Cinco años sin cansancio, con la santa alegría del cumplimiento del deber y con la satisfacción un poco orgullosa del hallazgo del propio destino.

¡Cinco años! ¡Cuánto y qué poco a la par! Apenas el impulso, apenas el comienzo, apenas los primeros pasos en ese camino como línea recta hacia el horizonte del porvenir: el camino anchuroso de México. Buena tarea, empero.

El desbrozamiento de la maleza, el trazo del surco, la gota de agua en el terrón reseco, el depósito de la semilla –dorada y menudita- en medio de la tierra mexicana, amorosa, húmeda y fragante. Algún día el fruto, hoy sólo promesa y señal; algún día la espiga, hoy sólo anunciación y balbuceo.

Por todo eso, adelante ATISBOS, con tu ideal sin mácula, con tu buen humor sin sombra alguna, con tu fe inquebrantable y con tu voluntad de acero.

Adelante sin respiros ni treguas, con los ojos insomnes, atento a las palpitaciones de una patria a un mismo tiempo tradición y destino, estilo y heredad.

Todo por ella, vaso de esencias, alma de paisajes y paisajes de almas, calor de casa solariega y ternura de arrullo materno, sed de infinito en sus picos de nieve, fuerza de cíclope en sus mares azules, y carne de mujer en sus valles fecundos y verdes.

Adelante ATISBOS, por este México incomparable y único, paradójicamente dulce y trágico, alegre y triste, como vibración de nota musical sobre una gota de sangre; pero nuestro, irresistiblemente nuestro, como nuestros padres, nuestros hermanos, nuestra mujer y nuestros hijos.

Adelante con tus “Tópicos y Editoriales”, doctrina y docencia, norma y criterio, juicio sereno del acontecimiento y del problema, búsqueda honrada de una solución y de un sendero.

Adelante con tu “Pensamiento y Acción de la Izquierda”, con tu “Tolvanera”, con tu “Movimiento Obrero”, con tu “Mirador Político”, con tu “Vorágine”, ecos de innumerables voces, gritos de muchos gritos sin expresión, inquietud de muchas inquietudes sin sosiego, y tal vez, cauce de muchas aguas en busca de un mismo mar.

Adelante con tu “Themis in Pantuflas” inexorable en la defensa del Derecho, aguerrida en la lucha por la injusticia, azote de jueces venales y magistrados prevaricadores, casi siempre zumbona y confianzuda –en pantuflas- pero eso sí, diestra en la mezcla sabia de la verdad con el ingenio.

Adelante con tus ATISBOS musicales, deportivos, teatrales, cinematográficos, literarios y sociales, con tu adusta y ponderada “Economía”, con las siempre regocijadas “chucherías”, con tus inimitables “pies de plana” –gracia y salero- así como con tus informaciones y noticias, ágiles, oportunas y sabrosas, con todos tus otros adornos humorísticos, pimienta y sal de un periódico original y mexicanísimo, y ¿por qué no?, también con tu palco galante para la belleza femenina.

¿ATISBOS, el mejor periódico de México? No, por cierto. Antes la verdad que la vanagloria. ¿Un periódico singular? Eso sí. Por su formato, por su contenido, por sus juicios, por su trayectoria rectilínea, por su labor de orientación mexicanista dentro de un criterio editorial católico.

¿Sus redactores y colaboradores? Ni genios, ni literarios de gran pompa y universal nombrada. Ni siquiera académicos de la lengua, hoy unos tan por las nubes y otros tan por los suelos. Sencillamente periodistas y escritores, muy buenos escritores y muy buenos periodistas al servicio de México y al servicio del lector.

Aquí en la redacción de ATISBOS, más que todo, un grupo de hombres de buena voluntad y un puñado de amigos—por encima de ideologías dispares- en armoniosa y fecunda convivencia, nunca imposible en un medio de trabajo entusiasta y de amor a México.

¿Errores muy humanos? ¿Por qué no? Aunque periodísticamente, acaso de cuando en cuando algunos gazapos lingüísticos retozones y traviesos, hijos de la premura del oficio y no del atildamiento y la pulcritud de un discurso clásico; cosa por otra parte muy natural en un periódico mucho más cuidadoso de la claridad de la idea que de la belleza de la expresión y la elegancia de la forma.

Por eso, ¡a un lado el academismo acartonado y carcomido! Y adelante el lenguaje sencillo y candoroso, chispeante y agudo de nuestro pueblo, tan ducho en el chascarrillo como amigo del donaire.

¿La ideología de ATISBOS?

Ni en la derecha ni en la izquierda. Tampoco en un centro de matices desleídos. Más arriba con la verdad y con México. Sin banderías, pero con bandera.

Por un nacionalismo justo, pero efectivo. Por un obrerismo efectivo, pero justo. Por la conservación y la defensa de la familia. Por la defensa y la conservación de las tradiciones. Por la depuración de la vida pública mexicana. Por un periodismo independiente pero constructivo. Por un capitalismo consciente de su función social. Por un México para todo el pueblo. Por un pueblo para todo México. ¿Para qué más?

Por último, en estos primeros cinco años de vida, ¡gracias a Dios! Y gracias a nuestros lectores, objeto de tantos cuidados y preocupaciones de nuestra parte, como críticos inflexibles de nuestros aciertos y de nuestros yerros.

Una inmensa gratitud con nuestros anunciantes, amigos y adversarios, nuestro fervoroso agradecimiento.

Y para ti, lector exigente y sibarita, siempre con antojo de platillos singulares, con nuestra más afectuosa dedicatoria, este alarde tal vez presuntuoso de un editorial sin verbos.

Digo que quien lee con detenimiento este editorial encuentra no sólo una obra literaria hermosa, sino recibe una clase de periodismo culto, profundo y sabio.

Ese era don Luis Vega y Monroy, cuyo nombre, confirmo, lleva con orgullo una calle de la Ciudad que lo vio nacer: Querétaro.

craveloygalindo@gmail.com

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