Acción Nacional quiere ganar Puebla. La dirigencia nacional sabe que tiene los números y no bajarán la guardia. Dentro de sus cálculos, no solo está la posibilidad de ganar el gobierno del Estado, sino que también buscan quedarse con, al menos, la capital poblana, San Andrés Cholula, Atlixco, Cuautlancingo, Tehuacán y San Martín, municipios donde los números les son muy favorables a dicho partido.
Parece que esto es una realidad pues, recientemente, se sabe que llego el mensaje desde la Ciudad de México a los principales actores del PAN en el estado: cero tibiezas ante Morena.
De los 9 Estados que estarán en pugna, al menos en estos momentos, el PAN tiene ganado Guanajuato y Yucatán, nada más. Pero, si las cosas se dan y actúan sin tibieza, pueden competir y ganar la Ciudad de México y Puebla, lo que le complicaría toda la elección a Morena, incluso la presidencial.
Y es que, las encuestas que manejan en el CEN del PAN, les hacen pensar que, pese a la fuerza del partido oficialista, la propia y alta popularidad del presidente López Obrador, el importante posicionamiento de la marca 4T y la propia competitividad de Alejandro Armenta, todo puede pasar en Puebla.
Recordemos lo que sucedió en el pasado 2019, en aquella elección extraordinaria, cuando mandaron a un candidato que parecía bastante débil. Incluso sin experiencia como lo fue el académico Enrique Cárdenas, y por poco ganan la gubernatura.
Evidentemente, todas las elecciones son distintas, pero consideran los altos mandos del partido que nada está escrito a favor de nadie en el estado y, en realidad, al menos eso dicen las encuestas, tienen razón..
Por eso, los jefes nacionales de PAN están planteando una contienda ruda, cuerpo a cuerpo, en la que se exhiban las carencias, las debilidades y los errores pasados y presentes de sus rivales.
No una guerra de lodo en el sentido estricto del concepto, como el enfrentamiento Martha Erika Alonso-Miguel Barbosa Huerta, o más atrás, el choque Tony Gali-Blanca Alcalá, pero sí una campaña dura, ríspida, de alta intensidad.
Por un lado, la reacción del alcalde de Puebla y futuro candidato del Frente Amplio por México a la gubernatura, Eduardo Rivera Pérez, tras la nominación de Alejandro Armenta como virtual candidato de Morena: “Con quien quieran, cuando quieran y como quieran… ¡Estoy listo!”, dijo a la posibilidad de debatir con el senador.
Y por el otro, el primer dardo lanzado por el dirigente municipal del PAN, Jesús Zaldívar, al coordinador estatal de defensa de la cuarta transformación:
“Nosotros ya conocemos a ese señor, nosotros ya nos hemos enfrentado a él… Nosotros ya nos hemos enfrentado al marinismo, al zavalismo y ahora al armentismo. Nosotros estamos listos”.
Marco Adame no es precisamente ajeno al estado: estuvo el pasado 31 de julio en Puebla durante la firma del convenio opositor entre PAN-PRI-PRD y organizaciones de la sociedad civil.
El coordinador de la precampaña llega a apretar tuercas, especialmente a la dirigente estatal de Acción Nacional, Augusta Valentina Díaz de Rivera, quien suele estar ausente del debate público y sobre todo de la defensa política del alcalde Rivera Pérez, en teoría su “jefe.
En el PAN esperan que tanto el candidato a la gubernatura como los candidatos y las candidatas a los demás cargos de elección popular, así como sus dirigentes estatales y municipales, muestren firmeza y carácter y sobre todo que exploten los errores, las debilidades, las inconsistencias, los tropezones, las historias, etcétera de sus contrincantes, y que no sólo tomen la iniciativa, sino que no dejen pasar un solo ataque, una sola diatriba, una sola acusación.
En Acción Nacional, pero sobre todo en el entorno de Marko Cortés, se ha valorado que si el reto se encara desde el miedo o la debilidad, la derrota está asegurada.
Intuyen, además, que van a una Elección de Estado, ante fuerzas y rivales sumamente poderosos, expertos en guerras de a deveras, con recursos económicos casi ilimitados, y que o están a la altura o tanto el ridículo como el fracaso les esperan el 2 de junio de 2024.
Ya se verá si la estrategia panista va en serio o resulta que, a los primeros golpes, los primeros codazos, las primeras patadas, salen corriendo despavoridos, como ha sucedido en otras tristemente célebres campañas.