José Antonio López Sosa
Estamos viviendo un fenómeno político muy parecido a lo que ocurría en los años setenta en nuestro país en materia de sucesión política, algo que va más allá de los pre candidatos y futuros candidatos.
Estamos de nuevo –por lo menos momentáneamente— en un monopartidismo por distintos factores, la irresponsabilidad de la oposición, la falta de cuadros, el legado de los sexenios anteriores, así que como ocurría en aquella década, todo vislumbra a que el partido gobernante será el que se suceda a si mismo en las próximas elecciones, tal como ocurría en aquellos ayeres del priísmo.
MORENA tiene la figura del presidente que, aunque no vaya a estar en la boleta de 2024, seguirá en el poder para entonces y su proyección basta para atraer a millones de votos de sus seguidores. Por eso se pone aún más complicado el tema de la sucesión al interior de MORENA, porque saben que quien quede como candidato, seguramente tiene el triunfo garantizado, como le ocurrió a José López Portillo, a Miguel de la Madrid y a tantos presidentes del viejo régimen.
Por supuesto que hay excepciones y todo indica que, si alguno de los alfiles del presidente, particularmente Marcelo Ebrard no estuviese en los deseos de López Obrador y no fuese candidato, bien podría irse a la oposición y entonces sí, cerrar la elección, pero no es más que una conjetura, no sabemos que pasará con ese tema en particular.
En síntesis, vivimos la herencia del monopartidismo y, pareciera el objetivo del presidente hacer de la democracia un partido único, tal como los regímenes que tanto critica y a quienes culpa por nuestros pesares. A López Obrador no le gusta la democracia cuando se trata de coexistir o cogobernar con quien no piensa como él, es decir, una suerte de democracia a su estilo, bajo su tutela y como parte de una autocracia donde se mira a sí mismo como el elegido y el único que puede y debe pensar para gobernar.
El reto para la sociedad es regresar al multipartidimo, no me refiero al piso parejo, sino a la diversidad de opciones políticas viables y fuera de las mafias en que se convirtieron con el paso de los años quienes buscan integrar de nuevo una coalición para vencer al partido en el poder.