Pacto Educativo Global desea un futuro mejor para todos(as): Rector IBERO
· La Vicerrectoría Académica organizó la ‘Mesa sobre el Pacto Educativo Global. Una lectura desde la IBERO CDMX’
Pedro Rendón / ICM
El Pacto Educativo Global, que invitó a firmar el Papa Francisco, está enmarcado en el deseo de un futuro distinto y mejor para todas y todos, en el que verdaderamente se tengan distintas posibilidades de armonizar la parte humana, la parte ecológica, la parte cultural y la sociedad, consideró el Doctor Saúl Cuautle Quechol, S. J., Rector de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México.
La invitación del Papa, representa un momento importante a nivel Iglesia, a nivel de la Compañía de Jesús (a la cual se encuentra confiada la IBERO) y a nivel educativo, agregó el Rector, al dar la bienvenida a la Mesa sobre el Pacto Educativo Global. Una lectura desde la IBERO CDMX, convocada por la Vicerrectoría Académica de esta Universidad.
Mencionó que la Compañía de Jesús está comprometida con todo lo que significa e involucra este Pacto, “lo que nos anima a cambiar el mundo, a ser mejores”. Y la Iberoamericana, como universidad jesuita, también está en la línea de generar otra dinámica, un modo de ser que pueda ayudar a que las y los alumnos puedan sentir que en verdad aportan al mundo una manera distinta de ser y de transformarlo.
El Dr. Cuautle agradeció, su participación en la mesa, a la Mtra. Sylvia Schmelkes del Valle, vicerrectora académica de la IBERO; a la Mtra. Araceli Téllez Trejo, Directora General de Formación e Incidencia Ignacianas de la IBERO; al Padre Luiz Fernando Klein, S. J., Delegado de Educación de la Conferencia de Provinciales Jesuitas de América Latina y El Caribe (CPAL); y al Padre David Velasco Yáñez, S. J, moderador.
Asimismo, manifestó su interés de que lo dicho en la mesa “nos ayude a verdaderamente tener ese deseo y ese cariño por transformar el mundo, desde el ser conscientes, competentes, compasivos, comprometidos, como la misma pedagogía ignaciana nos invita a vivir cada día”. Y que este momento ayude a “incidir en la transformación de nuestro mundo para nuestros jóvenes, que el día de mañana puedan ser protagonistas, pero también puedan vivir en un mundo mejor”.
El Papa propone nueva manera de comprender y realizar la educación
El P. Luiz Fernando Klein, S. J., Delegado de Educación de la CPAL, dijo que la Compañía de Jesús no puede ser espectadora ante el hecho de que 250 millones de niños y adolescentes en todo el mundo están fuera de la escuela, y 760 millones de adultos no saben leer ni escribir. Y, al contrario, la Compañía siente la necesidad de reaccionar vigorosamente contra la inoperancia del sistema educativo en varios países, el fracaso de los resultados de aprendizaje, la degradación de la clase docente y la falta de políticas públicas que desbloqueen el acceso a la escuela a las y los más necesitados.
Por otra parte, mencionó que el Papa Francisco identificó cinco problemas en el campo especifico de la educación: la rapidación causada por la velocidad tecnológica y digital, que no acompaña el ritmo del desarrollo biológico; la catástrofe educativa, con millones de niños(as) y jóvenes fuera de la escuela; la incapacidad de la educación de generar y mostrar nuevos horizontes; la sumisión de la educación a resultados estandarizados (rankings); y la reducción de la educación a la mera instrucción.
Para superar esta crisis, comentó que el Papa presentó cinco objetivos entrelazados: firmar un ‘Pacto Educativo Global’, que anime los procesos educativos formales e informales para la formación de personas maduras; construir una ‘aldea de la educación’, para generar una red de relaciones humanas y abiertas; renovar la pasión educadora, que reafirme el compromiso con las jóvenes generaciones; elaborar un nuevo modelo cultural y de desarrollo; y garantizar a todos y todas el acceso a una educación de calidad.
Frente a la magnitud y complejidad de esos problemas, el Padre Klein resaltó que el Papa no deja de creer en la fuerza de la educación. “En sus textos, uno aprende que la educación tiene un poder transformador que proporciona esperanza. Ayuda a romper, dice él, determinismos y fatalismos, humaniza el mundo y la historia. Y es, concluye, antídoto natural contra la cultura individualista”.
El Papa propone una nueva manera de comprender y de realizar la educación, porque ésta, no puede estar subsumida por el torbellino económico y convertirse en mercancía; tampoco puede ser producción de mano de obra, como insiste el mundo empresarial; no puede quedarse reducida a la instrucción, absolutizar lo intelectual en detrimento de lo espiritual, de lo artístico, de lo cultural, de lo deportivo; y no puede acomodarse a una visión segmentada de la realidad.
Por eso hay que diseñar un proceso educativo, que sea abierto e incluyente, capaz de escuchar pacientemente, capaz de tener un diálogo constructivo y capaz de tener una mutua comprensión.
Este nuevo proceso estaría por realizarse en la ‘aldea educativa’, donde se haría un nuevo paradigma del ser humano, se ejercitarían las competencias necesarias para implantar la fraternidad como modelo de relación en el humano, y donde el valor de las prácticas educativas no se mida simplemente por haber superado pruebas estandarizadas, sino por la capacidad de incidir en el corazón de la sociedad y de darle nacimiento a una nueva cultura.
Y aunque el Papa no propone acciones ni procesos concretos, sí establece siete puntos de compromiso: el referente principal de cualquier proceso educativo formal o informal es la persona, sus talentos, su dignidad; los educandos prioritarios son los niños(as), adolescentes y jóvenes; hay que fomentar la participación del género femenino, las niñas y las estudiantes jóvenes; acoger y abrirse a las y los vulnerables y marginados; la familia está puesta como agente principal de la educación; en los contenidos de estudio hay que buscar otras formas de entender la economía, la política, el crecimiento y el progreso, para que sirvan al ser humano y sirvan a la ecología; y tener como actitud permanente la salvaguarda y cuidado de la Casa Común (el planeta Tierra).