Alicia Flores. Médico ginecobstetra, ejerció durante treinta y cinco años y a los cincuenta y ocho se jubiló para cultivar diversos géneros literarios. Lírica: Naufragio, Las 1001 emociones y Atributos forales. Colectivos: Voces de tinta, Soles de medianoche y Lloraré un río, entre otros. Narrativa corta: Los cuentos claros y el relato espeso, Suave de Sur a Norte y Alcanzar el sol (Premio Nacional de Cuento Ramón López Velarde, junio de 2019). Colectivos: Esperar lo inesperado, Voces vivas de la constancia, La alegría del hogar, Bocados de ángeles e Influencias extranjeras en la cocina poblana. Largo aliento: Ocho novelas, cinco publicadas por la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla: Lagunas mentales, Cañita Cuahuzayoly, Un rescatista en la corte de Felipe II, Pasajeros sin huellas y Acuérdate de olvidarme. Con otras editoriales: El faro de Sierra Negra, Una semana de gracia y Nocheztli (Editorial Adarve).
Cisma
Cuando a solas estoy conmigo misma,
de todas mis oraciones te hago eje,
por ti relegué mi fe, me volví hereje,
tú conflictuaste mi ser con este cisma.
Tu existencia se ha vuelto mi esperanza,
la nueva religión que he profesado,
como en dogma secular, consustanciados,
permanecerán nuestros cuerpos en alianza.
Tal creencia en proscrita me convierte.
porque tu presencia para mí es sagrada,
aquí tienes mi existencia consagrada,
yo ofrendé al cielo mi alma por tenerte.
Y por hacerlo mi nombre han lapidado,
pero El Cordero predicó con el ejemplo:
sobre las bases del amor fundó su templo,
¡que lance otra piedra quien no ha amado!
Aunque el tiempo te vuelva cruz pesada,
yo te llevaré a cuestas, soy muy fuerte,
¿será bastante para redimir mi suerte,
o seré al final crucificada?
Mas no renegaré de ti deidad amada,
allegaré los clavos a mi muerte,
tal vez de nuevo vuelva a conocerte
cuando renazca, ¡por mi fe resucitada!