Está por entrar a revisión el Paquete Económico para 2021, el cual será uno de los más complejos en la historia del país.
Ciertamente, hay muchos detalles de los cuales nos enteraremos hasta conocer el contenido del Presupuesto, la Ley de Ingresos, la reforma de las Afore y eventualmente algunas otras modificaciones fiscales.
Pero lo que es cierto, y lo que ya puede anticiparse es que en buena medida las propuestas económicas que hoy dará a conocer el gobierno no van a cambiar las tendencias básicas de la economía.
Será inevitable que Hacienda asuma en los Criterios Generales de Política Económica 2021, una caída del PIB en 2020 que probablemente estime entre 8 y 11 por ciento.
Para el próximo 2021, es probable que estime el crecimiento económico en un rango de 3 a 4 por ciento.
Hasta ahora, Hacienda ha presentado estimaciones alineadas con el consenso de los analistas, por lo que es de esperarse que esto vuelva a suceder.
Estos datos serán la base para calcular cuánto se puede recaudar en 2021, y sobre esa base estimar el monto del Presupuesto.
Lo que es cierto es que tenemos que dar por un hecho que la cifra del gasto presupuestal en términos reales va a ser inferior a la que se presentó para este año y muy probablemente también lo sea respecto a la que se estima realmente para 2020, pese a los recortes que se han venido realizando.
La razón son los ‘guardaditos’. Este año se contó con los Fondos de Estabilización y en 2021 ya no estarán disponibles.
La historia presupuestal de 2020 estuvo signada por las sorpresas. El Presupuesto aprobado estimaba un crecimiento de 1 por ciento en el PIB y desde luego que no contemplaba una caída económica como la que tendremos. El gasto programable, presuntamente, iba a crecer 2.3 por ciento en términos reales, cifra de la que estaremos lejos.
Para el próximo año por lo pronto ya no habrá sorpresas, esperamos. Lo que tendremos es un Presupuesto que va a reflejar el nivel de actividad económica que estará 6 por ciento por abajo del que existía en 2018.
En la medida que ha sido una política consistente el evitar el crecimiento de la deuda pública, lo más probable es que el ajuste provenga principalmente de lado del gasto.
Este cuadro también contó, seguramente, en la decisión que tomaron los llamados ‘gobernadores federalistas’, al abandonar la Conago.
Esta parece haber sido una jugada política con vista a las elecciones del próximo año, pero el trasfondo será también la escasez de recursos que afectará seriamente a los gobierno estatales.
En cualquier año esta circunstancia es muy complicada y va a producir tensiones al interior del gobierno. Pero, en un año electoral las complicaciones serán más grandes.
Los aspirantes de Morena a encabezar gobiernos estatales o posiciones en los poderes legislativos federal o estatales, van a buscar que los recursos fluyan hacia sus entidades o a sus distritos.
El problema es que ‘la cobija’ no va alcanzar y por lo tanto el jaloneo estará a la orden del día.
Éste va a comenzar desde la negociación del Presupuesto y luego se va a hacer presente el próximo año también al momento de su ejecución.