Victor de Regil
Los tiempos se están acercando y la nueva dirigencia estatal de Morena se definirá en las 15 asambleas distritales del 30 julio y el Congreso Estatal, que tiene cita para el 6 de agosto, será de mero trámite para ungir a los ganadores. Lo cierto es que los votos son los único que cuenta en este método de consejeros. Nada más vale y quien tenga la capacidad de llevar sufragios a causa será el triunfador.
En cada asamblea se elegirán 10 consejeros, cinco hombres y cinco mujeres. Los 150 que irán a la Asamblea Estatal votarán por los aspirantes a la dirigencia. Esto quiere decir que todo se gana con votos. Nada se puede disputar sin ellos.
Desde ahora, muchos grupos que se saben con una influencia menor o muy regional en ese partido, han comenzado a descalificar el proceso, pues saben que no tienen posibilidades de competir en el proceso.
Lo que sí es un hecho, es que solamente el barbosismo es la corriente de Morena que tiene una presencia estatal completa.
El siguiente personaje político dentro de Morena en Puebla que puede presumir de una fuerza más amplia en todo el Estado, es el Senador Alejandro Armenta, quien tiene años recorriendo el país gracias a los distintos cargos públicos que ha tenido, así como los de elección popular. Abraham Quiroz, el primer candidato a gobernador de Morena en Puebla, es la carta de Armenta para que se haga de la presidencia Estatal de su partido y, desde esa posición, comenzar a construir su candidatura en 2024.
Entre los nueve aspirantes hay algunos que son conocidos en la Sierra Norte, otros en la capital y unos más en la zona metropolitana, pero nada más, en el resto del Estado son totalmente desconocidos.
Algunos de estos personajes políticos son Rosa Márquez, Claudia Rivera, Carlos Evangelista, Abelardo Cuellar, Marco Alonso Aco Cortés, Rosa Márquez Cabrera, César Addi Sánchez Salinas, Carlos Hernández y Heliodoro Luna Vite, son los aspirantes. Nadie de los mencionados es una figura estatal completa. Ni un grupo que tenga la capacidad de convocatoria de toda la militancia a nivel estatal.
De ahí que nadie, tampoco, tenga seguro su triunfo. Incluso hay quienes, de antemano, saben que serán derrotados.
El método abierto a la población para elegir los 150 consejeros -10 por cada uno de los distritos electorales federales- que utiliza Morena tiene sus riesgos. Puesto que basta con que un simpatizante se presente para que su voto cuente.
Siempre que se afilie en ese momento.
Pero Morena no puede aspirar a un formato distinto de lección de su dirigencia o recurrir al clásico “dedazo”.
Hay que recordar que su padrón de militantes fue invalidado por el Instituto Nacional Electoral (INE); dentro del mismo, aparecían personas fallecidas o que se encuentran recluidos en alguna prisión del Estado.
El número de votos es lo único que contará. Vengan de donde vengan y lleguen de donde lleguen.
Efectivamente, hay un riesgo de que militantes de otros partidos quieran meter la mano. Siempre lo hay cuando un instituto político convoca a las urnas para resolver sus procedimientos internos con el voto universal y éste seguramente no será la excepción, por lo que Morena debería de blindar muy bien su proceso.
Para Morena en Puebla, como en el resto del país, pues las asambleas se realizarán en los 300 distritos electorales federales, es un tema de aritmética.
Ganará quien sume más. quien tenga más capacidad de convocatoria. Cualquiera que sea el método para obtenerla.
En días pasados, el gobernador Miguel Barbosa recordó que solamente con votos se ganará la dirigencia de Morena en el estado. Las grillas no cuentan, las intrigas menos.
No hay que buscarle más, ni llamarse a la sorpresa si las cosas no resultan como cada cual espera. Saquen ábacos y calculadoras.