5 de junio, lo que se viene

 

Se viene un fin de semana duro, políticamente hablando ¿Qué podemos esperar de los previsibles resultados de las elecciones estatales del próximo domingo?

Y es que de acuerdo a distintas encuestas que se han venido publicando por diversos medios de comunicación, Morena tiene una amplia ventaja en cuatro de los seis estados en disputa. La alianza PRI-PAN-PRD la tiene solo en un estado. Y en Durango, cualquier cosa puede ocurrir con los dos candidatos que van en un virtual empate técnico.

En el peor de los casos, Morena gobernaría 20 o 21 entidades, mientras que el PAN tendrá 5 o 6 y el PRI se va a quedar solo con 2.

Es decir, claramente, Morena se va a convertir en la fuerza política que va a salir mejor librada en estas elecciones.

Todavía hasta hace no muchas semanas, se consideraba que era posible que la oposición, es decir, la alianza PRI-PAN-PRD pudiera competir en Hidalgo y Tamaulipas, sin embargo, hoy queda claro que, salvo una gran sorpresa, perderán esas entidades.

¿Cuáles son las lecciones que pueden extraerse de los previsibles resultados de este proceso electoral?

Sin lugar a dudas, que los candidatos y partidos opositores no han logrado construir una narrativa convincente para los electores y en la mayor parte de los casos tampoco han podido contar con candidatos que les permitan tener el arrastre suficiente para atraer a los ciudadanos a que voten por ellos.

Por mucho tiempo se ha comentado que sería muy diferente una elección en la cual Andrés Manuel López Obrador estuviera en las boletas que otra en donde el presidente no lo estuviera.

Prueba de ello es que en el mismo interior de Morena parecían tener esta convicción y por eso inicialmente buscaban empatar el proceso de consulta por la revocación de mandato con las elecciones de este año.

Se consideraba que la fuerza de Morena menguaría sensiblemente en el caso de que el contendiente no fuera el actual presidente.

Los datos muestran que, salvo en algunas entidades, este no es el caso.

Morena ha logrado obtener el respaldo ciudadano para ganar la mayor parte de las entidades de la República.

Si la oposición no asimila las lecciones, probablemente pueda dar por perdida la elección de 2024, independientemente de quiénes sean los candidatos.

López Obrador sigue teniendo el respaldo mayoritario de la población.

Las distintas encuestas muestran que en mayo el respaldo llegó a 57 por ciento, varios puntos por arriba del porcentaje de electores que votó por AMLO.

También enseña que dicho apoyo es, por lo menos parcialmente, trasladable a los candidatos del partido en el poder.

Muchos pensaban que esto no ocurriría, pero los resultados anticipables indican que sí está sucediendo

Otra lección es que, si bien una alianza opositora no es garantía de triunfo, el contender con Morena con una oposición fraccionada sí es garantía de la derrota.

En caso de que la oposición obtenga Durango, las dos entidades que habría ganado corresponderían a estados en los que hubo alianza.

En contraste, los resultados de las entidades donde los opositores fueron separados, Quintana Roo y Oaxaca, se prevén abrumadoramente favorables a Morena.

No es casualidad que la campaña en contra de Alejandro Moreno, Alito, nada difícil de orquestar por cierto, quizá no tenga como objetivo principal al dirigente del PRI, aunque a algunos no les disgustaría tener su cabeza.

El fin último es que este proceso sirva para minar las posibilidades de la alianza.

Ya veremos a partir del lunes próximo, cuáles son los saldos y quiénes los que lograron sobrevivir.