Por Mino D’Blanc
La madrugada de este domingo 9 de agosto el teatro mexicano eternizó el nombre de uno de los productores más prolíficos: don Salvador Varela Manzano. Fue esposo de la actriz cubana, radicada en México, Gina Romand, con quien tuvo tres hijos: la actriz Gina Varela, el productor, director y actor Gabriel Varela y Francisco Varela, quien falleció a los 33 años de edad en 2001 en Cancún, Quintana Roo.
Manejó los teatros Principal, Venustiano Carranza, República y 29 de Diciembre.
Co-produjo con Ramón Bugarini la obra “Vidita Negra” de Campeaux en 1969. Presentó “Teatro de Medianoche”, “Reprobada en virginidad” y “¡Fuera pijamas” de Millán en 1975, “Un tirador franco” de Velker, “¿Por qué no te quedas a desayunar?” de Conney y Stone, así como “Lecumberri” de Guillermo Contreras en 1976, “La corrupción S.A.” de Marco Antonio Flota en 1978.
Con el recientemente fallecido director, guionista, productor y actor Gabriel Retes presentó en la Carpa México “Chin chin el teporocho” de Armando Ramírez en 1981. Con don Rafael Banquells produjo “Cita a los 25 años” de Alfonso Paso en 1982.
Otras producciones que realizó son de Cooney “Atrápame si puedes” y “Batas blancas no ofenden…! en 1991 y “Que no se entere el presidente” en 1992. Ese mismo año produjo “Alta Seducción” de María Manuela Reyna. En 1993 “Las tormentas no vuelven” de Santiago Moncada y “El decorador”.
Con la actriz Ana Colchero coprodujo “La maestra milagrosa” de William Gibson.
En 1997 coprodujo con Jorge Ortiz de Pinedo “Conexión sin hilo” de Grandi, así como “Cosas de papá y mamá” de Alfonso Paso en 2001.
Entre las obras de su autoría destacan “Cuidado con los cuernos” en 1970 y “Anímame Pepa” en 1976.
En el libro “Un siglo de teatro en México” se menciona a Salvador Varela como uno de los impulsores del quehacer escénico teatral en la capital del país, así como pionero de las comedias familiares y de carácter picante. Esta es la cita en dicho libro:
“El Teatro de los Insurgentes será pionero en su modalidad ygracias a esta iniciativa será que otros actores se conviertan en empresarios y funden sus propios teatros, caso de Nadia Haro Oliva con el teatro Arlequín, Mario Moreno Cantinflas con el teatro Ofelia, Enrique Rambal con el Teatro del Músico, Manolo Fábregas con el teatro Manolo Fábregas y, en concesiones, Salvador Varela con los teatros ubicados en la entonces calle de Artes (hoy Antonio Caso, en la colonia San Rafael), corredor de comedias familiares y de carácter picante que en su momento sería bautizado como el Broadway mexicano”.