Teresa Vázquez Mata. Convirtiendo en historia todo cuanto la rodea, construye nuevos mundos. Poniéndole color y energía al verbo, descubre los conflictos existenciales del ser humano y nos invita a reflexionar. Con sobrado talento, le ha dado valor a la narrativa contemporánea, regalándonos el México de su mirada o su sentir.
Bajo la tutoría del maestro Miguel Barroso Hernández, destaca en el Taller de Escritura Creativa Miró. Y es que a Tere, escribir, se le ha vuelto una pasión a la que no quiere renunciar.
¿Sólo para hombres?
No pensaba aprovechar el 3×2 de Julio Regalado, ni tampoco quiso ir a la venta de verano en Palacio de Hierro. Tenía que comprar un maneral de ½” y para ello se dirigió al departamento de ferretería en Sears.
Como siempre que se metía al área «de hombres», los vendedores ni la pelaron. Segurito creen que me he perdido en la inmensidad de la tienda: pensaba Leonor.
—¿Busca el área de corsetería, señorita? —pudieron preguntar, pero en aquella ocasión fue ignorada.
¡No necesitaba ayuda! Con gran gusto descubrió que las herramientas Craftsman —sus favoritas—, tenían el 25% de descuento. ¡Le brillaron los ojos! ¿Cómo desperdiciar tan atractiva oferta? En cuclillas observó, detenidamente, las llaves de tuercas, avellanadoras, nudos, pistolas de impacto, matracas huecas, con sus respectivos dados de: 5/32, 3/16, 7/32, 1/4, 9/32, 5/16, 11/32, 3/8, 7/16…
Leonor no solía quebrarse, pero regresó en el tiempo a las muchas veces que estuvo con su papá, sentada en el piso de alguna tienda, comprando justo eso: herramientas. ¿Nostalgia?
Podían pasar horas escogiendo: él por pasión y ella por solidaridad.
—Tráete unas llaves de 10 mm.
—¿Cuántas agarro? —preguntaba la niña.
—¡Muchas!: unas 15. También busca pistolas de impacto. Ya sé que tenemos, pero luego pueden faltarnos. ¡Pídete unas 8!
En el suelo del Sears, ella volvió a los felices días en que todo era divertido. El papá, con sus grandes manos y su característico buen humor, disfrutando de cuanto agarraba; como si cada herramienta fuera un trofeo. Ella, sin proponérselo, ganando conocimientos y, sobre todo, absorbiendo la pasión del padre; para en el futuro vivir abrazando una de las frases que constantemente repetía: “Si amas lo que haces, jamás trabajarás”.
Hoy, Leonor rompe los estereotipos de la masculinidad. Le encantan los coches, los motores, los fierros y las herramientas. Puede tener gustos y habilidades «de hombres», pero sigue siendo mujer… Por eso al salir de la tienda, con su llave de cruz al hombro y una bolsa llena de artilugios, paró en la isla que ofrecía accesorios para el verano. No resistió la tentación y, siguiendo el instinto primigenio, se compró un traje de baño con drapeado colorido y control abdominal.
“¡Espero cumpla mis expectativas!” —dijo al vendedor, sonriendo.