Sucesión poblana, sube de tono

 

Recientes declaraciones del Senador Alejandro Armenta, quien sigue siendo el mejor posicionado para hacerse de la candidatura de Morena al gobierno de Puebla, han provocado que surjan muchas dudas ¿Qué sabe Alejandro Armenta Mier? ¿Qué intuye? ¿Qué ha visto? ¿Qué ha escuchado el presidente del Senado? ¿Qué hay detrás del desconcertante reto que lanzó el pasado fin de semana para que se sometan al polígrafo quienes, según él. mandan a hacer encuestas “cuchareadas” y las publican?

Todo parece indicar que sí. Alejandro Armenta algo sabe, algo intuye o algo ha visto y algo ha escuchado.

Porque para qué entonces lanzar dicho reto y utilizar en su mensaje en redes sociales palabras o arengas como: “No a la imposición”, “No al dedazo”, “No al nepotismo”, “No al amiguismo”.

En el fondo, ¿qué nos está tratando de decir el aspirante a candidato de Morena al gobierno del estado?

¿Cuál es el espíritu de esas frases? ¿Cuál, su verdadero sentido? ¿Alejandro Armenta ya sabe, intuye, ha visto o ha escuchado que habrá una imposición en Puebla?

¿Que la encuesta será lo de menos, o una farsa, porque el candidato o la candidata a Casa Aguayo será impuesto o impuesta?

Y aún más: ¿Para quién en realidad fue el mensaje que lanzó en el contexto del polígrafo? Porque el tema del polígrafo es lo de menos, lo importante es el fondo y contexto de lo que dijo.

¿El diputado federal Ignacio Mier Velazco, supuesto beneficiario de esa “imposición” según Armenta? ¿Para Mier, quien presuntamente habría escuchado ya las “Palabras Mayores” como repetidamente afirman en el círculo cercano del coordinador de Morena en San Lázaro? ¿Para quién, para quién fue el mensaje de Alejandro Armenta?

Obviamente no para Ignacio Mier. Ni para ninguna de las “corcholatas” de Morena estatales o nacionales.

Más bien, para el presidente Andrés Manuel López Obrador. Es decir, para “El Gran Elector”. “El Dedo de Oro”.

El todopoderoso hombre de Palacio Nacional que finalmente, como todo mundo sabe, va a tener la última palabra, por encima de cualquier encuesta o serie de encuestas.

Algo sin duda sabe, intuye, ha visto o ha escuchado Alejandro Armenta para que se haya atrevido a señalar en su tuit del polígrafo lo siguiente:

“Creo en la #Democracia y creo en los principios de la Cuarta Transformación que encabeza el presidente López Obrador. “(…) Se acabaron las sucias prácticas del viejo régimen. “Hoy el soberano es el #Pueblo, NO a la imposición, NO al dedazo, NO al nepotismo, NO al amiguismo” (sic).

Traducción: “En Puebla habrá imposición”.

O al menos así lo cree Armenta, quien ya, así, lanzó una primera gran alerta. Alerta basada en lo que sabe, intuye, ha visto o ha escuchado. Por eso digo que lo del polígrafo es lo de menos. Incluso una excentricidad o un exabrupto muy propio del senador.

Porque el tema verdaderamente importante es: Se calienta la sucesión poblana.

Porque uno de los actores principales de la trama, quien además se asume como puntero en las encuestas, ya empezó a hablar de una imposición de AMLO en Puebla.

Nada más a Alejandro Armenta le faltó decir qué hará si eso sucede, pero ésa, ésa, como dice el clásico, es otra historia.

Como otra gran historia, sin duda, es dilucidar quién va a ser el gran beneficiario o la gran beneficiaria del cantado choque de trenes entre los primos Alejandro Armenta e Ignacio Mier. ¿Rodrigo Abdala? ¿Olivia Salomón? ¿Julio Huerta? ¿Claudia Rivera?