Victor de regil
La reciente auditoría que se realizará al Sistema Operador de Agua Potable y Alcantarillado de Puebla (Soapap), que fue por 29 años el organismo único encargado de la distribución del líquido en la zona metropolitana de la capital, abrirá las compuertas de verdaderas cloacas de manejos discrecionales de recursos públicos, de malversación de ganancias, como caja chica y caja grande de los gobiernos en turno, y hasta como la más eficiente estructura electoral que sirvió al régimen priísta.
El gobernador Miguel Barbosa Huerta anunció que instruirá a la Secretaría de la Función Pública estatal a que revise, desde su origen, las cuentas y actividades del Soapap. Se hallarán muchas irregularidades, desde su creación. También en la forma en que se constituyó, con esquemas que favorecieron un manejo corrupto y oscuro.
Aparecerán nombres, sin duda, como los de Luis Ontañón León, en el bartlismo, y de Eduardo Macip Zúñiga, en el marinismo.
Muchas de las irregularidades en el organismo sirvieron de pretexto después para que, en diciembre de 2013, se otorgará a privados la concesión por 30 años.
Entonces el beneficiario fue el consorcio Concesiones Integrales, integrado por tres empresas mexicanas y una colombiana:
Agua de México, Ecpor, Ticsa y el fideicomiso bancario de Grupo Hermes. Hoy es lo que conocemos como Agua de Puebla para Todos.
Fue casi al arranque del morenovallismo, que siempre ejerció el gobierno como un modelo de negocios.
El decreto que dio origen al Soapap data desde el lejano 28 de diciembre de 1984.
El Soapap nació como sistema para el municipio de Puebla, pero que por razones lógicas extendió su trabajo a los municipios conurbados.
Sería injusto no reconocer que en ciertas épocas y con ciertos funcionarios, el Soapap sirvió con mediana eficiencia a los poblanos.
Sin embargo, se detectó la utilidad que tenía para el régimen el abastecimiento del agua. Política y económicamente. El vital básico dio vitalidad también al régimen.
Posiblemente, sin descartar que haya habido serias irregularidades durante décadas atrás, tal vez el momento de mayor corrupción en el Soapap fue en el sexenio de Mario Marín Torres. Paradójicamente, fue también un periodo de mucha eficiencia en el servicio.
Para poner un ejemplo, el más claro, está el tema del manejo clientelar que se le dio al derecho humano que es tener acceso al agua.
En los tiempos del marinismo, además de la capital, el organismo se había logrado expandir y ya atendía ya a San Andrés y San Pedro Cholula, Cuautlancingo, Santa Clara Ocoyucan, Coronango y Amozoc.
Las mentes electoreras de la época prisita utilizaron al Soapap en un sentido muy conveniente.
Crearon y potenciaron lo que se llamó OCCAs (Organización Ciudadana para el Cuidado del Agua), en muchas colonias a lo largo de todos los sectores de distribución en la zona metropolitana. Casi siempre, el presidente de colonia era el presidente de la OCCA.
Las quejas y denuncias de fallas en el suministro del agua eran concentradas y llegaban al Soapap a través de las OCCAs.
Se atendían con cierta eficiencia. Sobre todo, en las colonias más populares y más habitadas. Pero esa atención a los ciudadanos tenía luego un costo político.
Los mismos funcionarios que tenían el contacto y atendían las demandas de los ciudadanos agrupados en las OCCAs, en tiempo de elecciones se convertían en promotores de los candidatos del PRI.
Las diputaciones de la capital poblana, cuatro federales y siete locales, se ganaban con las OCCAs.
Sobre todo, En las colonias más pobres del norte y del sur de la capital.
Blanca Alcalá ganó la capital de manera contundente en 2008 a pesar de ir al inicio muy abajo respecto al candidato del PAN.
Ahí, las OCCAs y la promoción del voto desde éstas, fue definitorio para que ella pudiera remontar en las encuestas la ventaja con que comenzó su campaña. Fue un “triunfo histórico”.
Cuando Rafael Moreno Valle fraguó y ejecutó la concesión, además del modelo de negocios, vio la utilidad de desmantelamiento de una muy eficiente red electoral del priismo.
La auditoría que anunció el gobernador Barbosa, seguramente, arrojará muchos datos interesantes.
No sólo se desentierra el pasado. También se abrirán muchas cloacas.