Ahora que se están anunciando, poco a poco, los nombres de quienes conformarán el equipo de la próxima presidenta de México, la diferencia que habrá entre los gabinetes de Claudia Sheinbaum y de López Obrador se volvió a hacer manifiesta.
Y es que, al ser presentado otro bloque de colaboradores en días pasados, este hecho quedó de manifiesto.
Debemos mencionar que, en términos generales, puede decirse que Sheinbaum se ha rodeado de personas que tienen un sólido bagaje técnico y profesional, y que mayormente ella conoce bien. Veamos entonces algunos ejemplos entre las personas presentadas ayer.
Comencemos con una de las secretarías clave en la próxima administración: la de Energía. Esta es una posición clave porque la virtual presidenta electa ha enfatizado una y otra vez su compromiso con la transición energética y con las metas ambientales, pero fortaleciendo a las empresas públicas del sector.
No es casual entonces que Luz Elena González haya sido nominada para esa posición, pues se trata de una de las colaboradoras más cercanas a Sheinbaum. Además, el conocimiento financiero y presupuestal de Luz Elena le permitirá interactuar de manera eficaz con el titular de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O, que tendrá que trabajar de cerca con ambas empresas.
Como presidenta que será de los consejos de administración de Pemex y CFE, requerirá que los perfiles de los directores generales que designará Sheinbaum para las empresas tengan metas consistentes con el diseño general tanto de la política energética como de la política económica a largo plazo.
Está de más decir que hay un gran contraste entre Luz Elena González y Rocío Nahle. La titular de Energía en la mayor parte del gobierno de López Obrador tenía una formación esencialmente política y su meta fundamental fue la construcción de la refinería de Dos Bocas. Algo completamente diferente a lo que ahora tendrá que emprenderse.
Otro de los nombramientos relevantes por el presupuesto que maneja y por la historia reciente es el del doctor David Kershenobich como Secretario de Salud. El reconocimiento profesional que tiene Kershenobich le da una autoridad moral de la que ha carecido el titular de esta cartera en el gobierno de López Obrador.
El pasivo que para el gobierno de AMLO representó el manejo de la pandemia bajo el mando de Hugo López-Gatell y la ausencia de facto del secretario Jorge Alcocer, anticipa una gestión totalmente diferente.
Una protagonista fundamental del gobierno de López Obrador también estará en el de Sheinbaum: Raquel Buenrostro. Con López Obrador fue Oficial Mayor de Hacienda; posteriormente, jefa del SAT y finalmente Secretaria de Economía.
Ahora ocupará una cartera para la que propios y extraños la consideran especialmente bien dotada: la Secretaría de la Función Pública. Su capacidad para investigar y generar procesos para eficientar la gestión pública serán claves para el puesto que habrá de ocupar.
Ahora no serán los contribuyentes el objeto de sus pesquisas sino los funcionarios públicos y las empresas contratistas del gobierno.
Otros nombres, como el del Secretario de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes (SICT), Jesús Esteva Medina, fueron bien recibidos por quienes conocen del sector, debido a su perfil técnico, así como su experiencia profesional y académica.
Ciertamente, falta un conjunto de nombramientos que necesariamente deberá tener un perfil más político. Veremos en ese caso cuáles son las selecciones que hace Sheinbaum.
Sin embargo, con relación a los dos primeros bloques que se dieron a conocer, confirmo lo que le he adelantado: el equipo de colaboradores de Sheinbaum no será un gabinete de ‘floreros’.