EN LAS NUBES
Carlos Ravelo Galindo, afirma:
Quienes conocemos al ministro Luis María Aguilar Morales y respetamos por sus cincuenta años de prestar servicios al Poder Judicial, no dudamos de su puntual y exacta resolución sobre la consulta popular cuyo proyecto le encomendó el Máximo Tribunal de Justicia de México
Estamos seguros de que nuestro amigo, quien llegó a presidir la Suprema Corte y hoy se desempeña como ministro de una de las dos Salas, nos confirma:
“Don Carlos, mucho le agradezco que me recuerde a Don Vicente Aguinaco Alemán, –jefe de ambos–que desde luego siempre tengo presente.
Y en honor a él, a mi como juzgador durante más de 50 años, y por respeto al Pueblo de México, propondré un proyecto que sienta yo sea acorde con la Constitución y con los Derechos humanos que en ella se reconocen y protegen.
De verdad, será un honor. Un abrazo”.
Dos ilustres colegas nos hablan de los abuelos. Uno don Jorge Herrera Valenzuela de la abuelita del cine, doña Sara García. Y de otros como Antonio Badú, el barítono de argel.
Y don Virgilio Arias Ramírez nos brinda un poema al abuelo.
En verdad es muy grato recordar a personajes que con su
actuación nos hicieron pasar ratos muy agradables y más cuando se trata de una abuelita cuya imagen aparece en la envoltura de un chocolate.
Era regañona, gruñona, humorística y versátil en sus
personajes de pobre o de rica. Nunca la olvidaré con el bastón en la mano para “ajusticiar” a sus “nietos”.
La simpática orizabeña, hija de padres españoles, nació en el Siglo XIX y fue bautizada como Sara García Hidalgo. Artísticamente no usó el apellido materno. Llegó el 8 de septiembre de 1895 y en
noviembre próximo se cumplirán 40 años de su partida.
Trabajó 62 años en escenarios teatrales, frente a los micrófonos radiofónicos, nos deleitó con sus actuaciones en la televisión y qué no comentar de sus películas en el cine mudo y del sonoro, éste a partir de 1936.
A los 23 años ya era estrella en el medio artístico. A esa edad
contrajo matrimonio con Fernando Ibáñez y tuvieron una hija,
María Fernanda Mercedes que murió muy joven al seguir los pasos de su mamá. El matrimonio duró 5 años y Doña Sara no volvió a casarse.
Su primera película en el cine mudo fue “En Defensa Propia” dirigida por Joaquín Coss y veinte años después debuta en el cine sonoro con el film “Así es la Mujer”; en aquella con Mimí Derba, actriz y cantante en aquellos días.
Mimí se llamó María Herminia Pérez de León Avendaño y murió en 1953.
Doña Sarita en1940 se quitó su dentadura original porque la requerían para interpretar a una abuelita y Sarita decidió no simular que hablaba como “abuelita” y así la vimos en “Los Tres García” y “Vuelven los García” donde sus “nietos” fueron Pedro Infante, Abel Salazar y Víctor Manuel Mendoza. “la nieta”, Marga López.
Filmó 146 películas donde figuraron los Hermanos los Soler, así como Joaquín Pardavé, “Mantequilla”, “El Nanche” Arozamena, “Cantinflas”. Entre muchos más.
La nostalgia regresa y nos recuerda tiempos idos. Cuando, con nuestro hermano Alberto Ramírez de Aguilar, nos metimos, por consejo de Antonio Badú, a producir películas de largo metraje.
Fueron diez, añoramos. De 1960 a 1964.
De aquellos tiempos nos habla sí don Jorge Herrera Valenzuela, de quien, con gusto leemos y compartidos.
Uno de los personajes del cine mexicano, en la Época de Oro,
fue a quien conocimos como Antonio Badú, originario de Real
Monte, Hidalgo, donde nació el 13 de agosto de 1914.
Hijo de los inmigrantes libaneses Antonio Namnun y Virginia Nahes.
En sus primeros años de juventud fue panadero y decidió viajar a la Capital Mexicana.
Vivió en el barrio de La Merced y ahí conoce a sus primeros amigos, un tal Mauricio Garcés y a un joven güerito que después sería el periodista, Jacobo Zabludowski…
Adopta el apellido Badú, porque su mamá le decía “badue” que en árabe significa beduino.
Como Antonio Badú en 1938 comienza,
a cantar, en el programa “La hora Azul” de la XEW.
El locutor don Pedro de Lille lo nombre “El Emir de la Canción”. Más tarde ingresó al cine con el apoyo de Ramón Armengol y pronto se encumbró al lado de figuras como María Félix, Jorge Negrete y Pedro Infante…
Su vicio por el cigarro le causó enfisema pulmonar y murió el 29 de junio de 1993.
Llega la charla del secretario general del Club Primera Plana, don Virgilio:
Los abuelos duermen poco porque piensan mucho
El abuelo, ve el infinito porque su frente es grande
Aflora su cerebro y por eso le brilla
Las abuelas, con su cabellera color de cielo
Sueñan con abrazar en racimo a sus nietos
Piensan que néctar darles de consuelo.
Los abuelos caminan lento, porque cuentan todo
Sus pasos son cortos y sus pensamientos largos
Los abuelos piensan siempre en sus hijos y
Consuelan a sus nietos siempre a su modo.
Los abuelos recuerdan sus huellas del ayer
Se sientan poco a poco, porque miden la distancia
Los abuelos comen poco por amor a sus dientes
Los abuelos no roncan, cantan dormidos. Y duermen poco porque la cama también se cansa
Las abuelas cuentan las perlas del collar. Porque ellas reflejan las risas de sus nietos.
Los abuelos para limpiar sus ojos lloran de emoción
Los abuelos duermen poco, pero sueñan mucho. Porque en sueños ven a sus hijos y sus nietos. Y suspiran para que no se salga el corazón.
Los abuelos cabecean cuando están en el sillón. Porque así saludan al libro y leen sus experiencias.
Las abuelas también se balancean en ratos inciertos. Porque así admiran las fotos de su descendencia.
Los abuelos son como las raíces y hojas de los árboles. Se alimentan con rocíos de amor y con paciencia. Ven salir el sol y se bañan con los rayos de la luna.
Los abuelos bien recuerdan que un día. Cuando niños, les gustaba que les cantaran
En la juventud murmuraban versos. Soñaban con tener varios hijos en la cuna. Y finalmente la aspirada ilusión. La abuela tenía bañada de plata su cabellera. El abuelo con más crecida su frente.
Fue cuando los nietos ya caballeros y las nietas bellas doncellas.
Llegaron crecidos en sinfonía alegre en apoyo a la abuela y al abuelo
Y así la rueda del tiempo, iniciaba otra luna.