La cosmovisión de Felipe Matías Velasco
aporta luz a sociedades que se consumen
por el odio, la avaricia y la cruel previsibilidad.
Abel Pérez Rojas
Felipe Matías Velasco (4 de junio de 1939 – 1 de septiembre de 2012) fue un extraordinario artista, filántropo y gestor cultural que alcanzó los niveles de la universalidad gracias a desentrañar finamente y encarnar la vena de la mexicanidad del sotavento oaxaqueño.
Acertadamente en julio del 2012 Felipe Matías fue declarado Patrimonio Cultural Viviente por el gobierno del estado de Oaxaca.
En septiembre del año 2013, a un año de su partida a la trascendencia, escribí un artículo titulado Felipe Matías Velasco, un mexicano universal (https://bit.ly/3YetOLO), en cuyas líneas desmenuzo los aportes de Lipe, como le decían sus allegados. Reafirmé los alcances cósmicos de un hombre sencillo y abnegado.
A diez años de que Felipe marchó al más allá, me entero con júbilo que bajo el auspicio del Gobierno Municipal de Tuxtepec, Oaxaca, con el sello del Fondo editorial para temas y autores tuxtepecanos, hace unos días ha salido al público el libro Diálogos con Felipe Matías Velasco, autoría de mi querido amigo y hermano Luis Fernando Paredes Porras.
La publicación del texto ha traído consigo un sinfín de recuerdos en torno a la figura emblemática del ilustre Felipe.
Con autorización del autor, a continuación convido gran parte del Prefacio:
Bajo el cobijo de la sombra de un viejo tamarindo y la endeble protección de una media agua de lámina picada que servía para cubrir la ropa que se tendía, en un patio de dos entradas, una por la calle Carranza y la otra por la calle Aldama, un caluroso 27 de julio del año 2009, nació Préstame tu Recuerdo a través de los Diálogos con Felipe Matías Velasco.
Era lunes, la noticia deportiva del momento originada un día anterior, el domingo, fue: “con una gran exhibición en el segundo tiempo, la selección mexicana de futbol derrotó 5-0 a Estados Unidos en el estadio de los Gigantes, en Nueva Jersey…” se leía en el diario La Jornada. En el mundo de la tecnología y el entretenimiento se hablaba de que la aplicación Spotify preparaba su aparición para los iphone mientras en San Juan Bautista Tuxtepec, Oaxaca, el heraldo del recuerdo tuxtepecano, Felipe Matías Velasco, recién había completado 70 vueltas al sol el 4 de junio, 841 meses de existencia, lo que correspondía a 25,573 días de terrenal vida cuenqueña.
Para esa mañana de lunes 27 de julio de 2009, Felipe contaba con (?). Tres años después sabríamos que jugaba la parte final del segundo tiempo de su vida. Estaba, ahora lo puedo afirmar, como los grandes corredores de fondo, realizando un gran cierre.
Un año antes, en el 2008, habíamos comenzado a dialogar, fue el año en que le conocí tras mi llegada a Tuxtepec, con la carga de toda mi ignorancia y asombro por esta región sotaventina y Felipe brindándose como el más grande anfitrión tuxtepecano que haya existido. Hay decenas de testimonios de esta virtud.
El 27 de julio del 2009 por vez primera Felipe Matías Velasco, el cronista costumbrista de San Juan Bautista Tuxtepec nos permite, a Eréndida Armas Aguirre y a mi, grabar las conversaciones que sosteníamos, la mayoría de las ocasiones, en su casa, la de toda la vida, sobre la calle Independencia.
Por ser la primera vez —como dice el verso del son el Siquisirí — nos permitió sugerir el lugar. Fue el patio de juegos de la infancia de Eréndida, bajo la sombra del tamarindo y en compañía de la ropa puesta a secar bajo la mediagua de lámina picada. Era el patio de la abuela paterna de Eréndida en la colonia Lázaro Cárdenas.
Felipe Matías Velasco y Eréndida Armas Aguirre habían construido una relación afectiva desde los años en que ella era estudiante de secundaria, allá por 1988 gracias a la ayuda de Xóchitl Castro Reyes, Xóchitl Che, que declamaba los poemas del cronista costumbrista. Y al igual que con decenas de personas, Felipe fue para Eréndida, consejero, confidente y puerto seguro desde donde se prepara para resistir las tormentas.
A mi llegada a la Cuenca en el año 2008 Eréndida y Felipe ya tenían 20 años de tratarse, y como resultado de ese trato, ella le decía padre y Felipe le decía hija, aunque no existieron entre ellos lazo sanguíneos. Esta amorosa confianza entre ellos permeó todo momento durante los innumerables diálogos que sostuvimos, aportando siempre mi total y absoluta ignorancia ante todos los temas que tuvieran relación con la vida cultural de la Cuenca, manifestándose en ramilletes de preguntas.
Diálogos con Felipe Matías en estricto sentido, nació desde aquella ocasión en el año de 1988, cuando Xóchitl Castro Reyes, lleva a Eréndida a la casa de Felipe ante el interés de la adolescente por declamar el poema Flor de Piña, el cual le había escuchado a Xóchitl. Por lo tanto este primer libro de la serie Diálogos con Felipe Matías Velasco, es resultado de 34 años de escuchar con profundo respeto, admiración y cariño, al maravilloso hombre nacido en el barrio de La Piragua.
Tuve el honor y privilegio de estar cercano a él en los últimos 4 años de su vejez, que por las condiciones que le rodeaban, fue el contexto propicio para poder articular el funcionamiento de Préstame tu recuerdo, proyecto que usó Felipe para compartir su amor por Tuxtepec y la Cuenca.
Hace 10 años que murió Felipe, un primero de septiembre del 2012. Expiró con su cabeza recostada sobre mis piernas mientras nos dirigíamos al hospital para atender el infarto. A los días de su muerte el nuevo contexto puso un velo en la divulgación de lo que 11 veníamos haciendo con su obra y su intención. A la fecha de hoy, el velo ha caído y las circunstancias son todas favorables para que desde distintos frentes, distintas personas, expongan los legados de Felipe Matías Velasco. Esta serie es la continuación de lo realizado en radio, televisión local, prensa regional y materiales impresos que Felipe atestiguó sirvieron a su deseo de comunicar el amor por Tuxtepec. Como los buenos vinos, a 10 años de su fallecimiento y por las condiciones por las que atraviesa el mundo post pandémico de COVID19 y demás circunstancias que vive Tuxtepec y la región, el legado de Felipe Matías es un símbolo de que debemos regresar a los orígenes para tener la fortaleza para resistir los embates y de que el diálogo es el arte mayor que acompaña a la humanidad y da forma a las culturas.
Como nunca antes, la autoridad municipal muestra el interés de dialogar con la historia de Tuxtepec; el Presidente Municipal Irineo Molina Espinoza y quienes le aconsejan, intentan resarcir la indolencia que en el ámbito cultural sumió a Tuxtepec en una especie de oscurantismo. Felipe estaría muy contento con lo que se ha realizado y lo que se espera se cumpla. De estos hechos nos toca la responsabilidad de contarlos en el futuro. Felipe con la ayuda de las autoridades, sus ancestros y amigos de toda la vida, nos cuenta y nos presta su recuerdo en esta serie que comienza con este primer volumen de Diálogos con Felipe Matías Velasco: el virtuoso amante de Tuxtepec.
Hasta aquí la reproducción del texto.
Me complace contarme entre quienes –aunque sea a la distancia– conocimos y tratamos a Felipe Matías Velasco.
Felicito a Luis Fernando Paredes Porras, a Eréndira Armas Aguirre y a todos aquellos que no han abandonado la misión de dar a conocer el legado del virtuoso amante de la cuenca del Papaloapan.
Reconozco la labor de la autoridad municipal para hacer lo posible a fin de que perdure la obra de Felipe Matías.
Invito a los lectores a acercarse a la vida y obra de Felipe Matías Velasco, un mexicano universal.
Abel Pérez Rojas (abelpr5@hotmail.com) es escritor y educador permanente. Dirige: Sabersinfin.com