Reyna Guadalupe Castellanos Zárate. Espejo

Reyna Guadalupe Castellanos Zárate. Profesora de educación Primaria, Puericulturista, Licenciada en Educación.

Diplomados: Apoyo de Enseñanzas de las Artes en la Educación Básica, Cuidado del Adulto Mayor, Sustentabilidad, Logoterapia, Biomagnetismo.

Maestra de Actividades Culturales, Promotora de Lectura, Qi gong, Mindfulness. Actualmente Profesionista- Técnico de Carácter Independiente Humanista, Bienestar y en Artes.

Para ella la Poesía es terapéutica, relaja el corazón, y acomoda las emociones, sirve de Herramienta para desarrollar habilidades que le permiten observar dónde se encuentran los problemas emocionales o de otra índole, apoyan a hablar de manera fluida, ayuda en diversas áreas de la vida en su restauración y movilización de creencias, saberes equivocados para construir nuevos, sentimientos positivos, confianza, a ser valientes, creer en uno, es grandioso conocerse por medio de la poesía. Integrante del círculo de lectura Leyendo desde el Corazón, que dirige la Mtra. Xóchitl Zárate Sánchez, participa en talleres de Escritura Creativa con Gonzalo Valenzuela.

 

ESPEJO

 

No me miraré más, no puedo verme,

¿Por qué…?

¿En qué me convertí?

Espejito, espejito; ¿por qué me has mentido?

Yo admiraba la belleza reflejaba en mis ojos.

Esa mirada coqueta, fuerte y arrogante,

con un brillo especial y desafiante.

No veía que el tiempo pasaba,

trabajo, labores del hogar, esposo

crianza de los hijos.

No me permitían admirarme más,

-no tengo tiempo- me decía,

no me percataba, en qué me convertiría

duro es el tiempo, cobra factura,

¡oh! espejo; hoy tengo tiempo de mirarme.

 

 

y… ¿qué veo?

nostalgia por los ayeres,

agridulce melancolía.

Hoy me veo en ti espejo

con mis pequeños ojos de parpados caídos

con alegría sincera por los días vividos.

Me veo en ti espejo

y agradezco que estoy viva,

con mis aciertos y sin sabores,

¡soy yo! mirándome en tu reflejo,

veo en mis ojos todavía esa luz,

esa chispa alegre

de conocer mi alma,

encontrarme conmigo misma.

No sabes querido espejo

cuánto disfruto y aprecio lo vivido.

Querido espejo

valió la pena el tiempo perdido

sin mirarme en tu reflejo

porque al ayudar a otros

logré encontrarme.

-Reyna