Como se ha discutido en las últimas semanas, la posible Reforma Electoral que fije nuevas reglas para partidos y ciudadanos en la disputa por el poder en las urnas en 2024 está en un laberinto que, además, lleva solamente a un callejón de salida.
Como sabemos, el lopezobradorismo presentó una iniciativa que implica 18 reformas constitucionales, para lo que es incapaz de conseguir los votos opositores, y de sí es inviable y hasta locuaz.
Por su parte, el PAN desempolvó sus viejas demandas de cuando fue oposición, pero que luego olvidó cuando tuvo la Presidencia de la República.
Lo que respecta al PRI, casi nomás para subirse al tema, tiene un planteamiento que parece que se lo encargaron a la Red de Jóvenes estudiantes de derecho, de tan inconsistente que se ve. Esa más como el eco de lo que presentó el AN.
Ciertamente, cada propuesta plantea beneficios específicos para los partidos, de acuerdo con el lugar que se ocupa actualmente en el tablero político.
El documento del Presidente Andrés Manuel López Obrador va dirigido a consolidar el sistema hegemónico que hoy detentan su partido y sus aliados.
El debilitamiento de la oposición, a través de reducir su financiamiento y su representación legislativa.
También dentro de las propuestas se contempla desaparecer los órganos electorales estatales y al Instituto Nacional Electoral (INE), así como a los tribunales locales en la materia.
También la reducción de los diputados y los senadores y hacerlos a todos de representación proporcional.
De igual forma, se planea desaparecer los Organismos Electorales locales, siendo solamente el Instituto Electoral, la única responsable de organizar todas las elecciones, tanto las federales como las locales situación que, sin duda, debilitaría el poder de los gobernadores, pues ellos son los que influyen en la designación de sus titulares.
De igual forma, se plantea la reducción del número de regidores que conforman los cabildos municipales, los cuales han crecido de manera desmedida y no ha habido ninguna regulación al respecto.
Lo que respecta a Acción Nacional, en tanto, comparte coincidencias con la del tricolor y saca del baúl de los recuerdos la propuesta de una segunda vuelta electoral presidencial.
De acuerdo con su iniciativa, si nadie gana por más de 50 por ciento de los votos, deberá haber una nueva votación entre los dos primeros lugares.
Es una muy vieja propuesta del PAN que, sin embargo, no impulsó cuando estuvo en la Presidencia, entre 2000 y 2012, con los gobiernos de Vicente Fox y Felipe Calderón. También plantea eliminar la sobrerrepresentación en la Cámara de Diputados. Endurecer las sanciones por el uso de los programas sociales en procesos electorales. Y que la participación de la delincuencia organizada en un proceso sea causa suficiente para la nulidad de esa elección.
En tanto, para su contrarreforma, el PRI planteó reducir las diputaciones de 500 a 300. También una segunda vuelta para la elección presidencial, como el PAN. La creación de la vicepresidencia de la República.
Más libertad de expresión durante las campañas electorales, así como reducir el financiamiento público a partidos y ampliación el financiamiento por parte de los militantes de dichas instituciones políticas.
Como vemos, de tan disímbolas las propuestas del lopezobradorismo y de la oposición, y ante la necesidad de que haya reformas constitucionales que requieren una mayoría calificada de las dos terceras partes, desde ahorita se adelanta que ninguna pasará.
Porque no hay diálogo. No hay cabildeo legislativo. No hay negociación. Este laberinto no lleva a ningún lado