Para empezar, es importante decir que no hay duda de que el partido que logró el mayor avance en las elecciones fue Morena, al conquistar cuatro entidades en las que era oposición: Tamaulipas, Quintana Roo, Oaxaca e Hidalgo.
La alianza opositora, integradas por el PAN, PRI y el PRD, refrendó los Estados de Aguascalientes y Durango.
El reto por parte de los opositores deriva del hecho de que la expectativa que tenían los morenistas era lograr ganar en al menos cinco.
¿Qué significa para el entorno político nacional este avance de Morena en el poder regional?
Ciertamente, implica que el partido que tiene el control del poder federal ya también tiene bajo su control las gubernaturas en más de 20 estados del país, más de dos terceras partes del territorio nacional.
El avance de Morena, el cual es importante decir, ha sido a partir del desplazamiento del poder regional del PRI. Las cifras son contundentes, hace seis años el PRI tenía 14 gobernadores y era el partido que controlaba más estados. Con el resultado del pasado proceso electoral, se habrá quedado exclusivamente con tres gubernaturas, Coahuila, Estado de México y Durango en alianza con PAN y PRD.
El porcentaje de votos que el PRI obtuvo en las elecciones de 2021, y que ascendió a cerca de 18 por ciento, le permitió mantener una presencia relevante en la Cámara de Diputados, en la cual constituye la tercera fuerza partidista.
Sin embargo, en términos de la presencia regional, ese porcentaje no se refleja y se percibe en un virtual declive.
Lo que respecta a Morena, ciertamente se va a enfrentar ahora al hecho de que tendrá que administrar un conjunto de poderes regionales con gobernadores con perfiles muy diferentes y en donde es probable que tenga un mayor proceso de desgaste, como sucede en Estados como Veracruz, Zacatecas y Morelos.
Sin embargo, sobre la base de la escasa participación ciudadana en la consulta por la revocación de mandato realizada en abril, algunos pensaban que estas elecciones serían fatídicas para el partido en el poder.
La realidad es que la maquinaria política de Morena en el poder funcionó en diversas entidades. La presión por mantener los programas sociales hizo que, en algunos lugares, se votara con miedo a perderlas.
El PAN, aunque también habrá perdido posiciones, tiene todavía una presencia mayor que la del PRI con cinco a seis gubernaturas.
Y sobre esa base, se puede perfilar como el partido que tendrá mano para escoger las principales candidaturas, esto en caso de que se concrete una alianza opositora en la perspectiva del proceso electoral de 2024.
Una de las enseñanzas de este proceso, es que en los Estados donde la oposición fue sola, perdieron estrepitosamente, lo que nos indica que la única posibilidad que tienen para vence a Morena en el 2024, aunque sea mínima, es ir en alianza.
Algo que se volverá relevante también será observar las consecuencias del resultado para Movimiento Ciudadano para ver si, aunque en este caso no gane ninguna gubernatura, insiste en su estrategia de ir solo en el resto de las elecciones, aunque n o tenga posibilidad alguna de salir triunfador.
Las próximas elecciones estatales que tendrán lugar en un año serán cruciales para definir el proceso de sucesión presidencial.
Si Morena lograra ganar el Estado de México, que es la entidad con el mayor número de electores y una de las pocas en las cuales no se ha dado alternancia púes siempre ha estado gobernada por el PRI, estaría en la antesala de retener la presidencia de la República.