Que vayan los ricos a la guerra

Gustavo Monterrubio Alfaro

 

Qué fácil es destruir la coexistencia pacífica en cualquier parte del mundo, manipulando a los pueblos, cuando los intereses de las potencias colisionan o se amafian; sin excepción, los bandos en liza ondearán la falaz oriflama de la libertad, la democracia y la justicia; la exégesis maniquea de los dioses, atizará la hoguera; las sarracinas batirán tambores de guerra con el odio ancestral o inducido como estandarte, y el chovinismo redoblará cual balido de los corderos al sacrificio.

Los ciudadanos de a pie pagarán el precio más alto porque serán desplazados, destruida su vida, arruinado su patrimonio, familias enteras morirán, habrá lesionados y amputados; las penurias, el sufrimiento, los traumas les acompañarán en su inútil escape, a donde vayan, por el resto de su vida, la guerra los perseguirá; sea el getho o la prisión, eufemísticamente llamado campo de refugiados, sean familiares o lugares de acogida, les aguardan, con lo que pudieron llevar a cuestas, con el miedo impreso a fuego en los ojos, el terror dibujado en el desencajado rostro, la desesperanza redoblada en el titubeante y cansino paso, y el horror anidado en las neuronas taladrando los deseos, voces y sueños de zombis ultrajados.

Porque los ricos no irán a la guerra, ni siquiera prestarán el servicio militar obligatorio en países belicistas como Estados Unidos, éstos cobardes incluso llegarán a gobernar el país y enviarán a los de siempre, a los jodidos, como carne de cañón, para ser inmolados en el altar de la patria; morirán por la libertad y la democracia, pero no la de sus pares ni la de sus familiares, sino la de los dueños de las industrias militar, tecnológicas, de finanzas, farmacéuticas y redes sociales y prensa, que son los patrones de los que dicen gobernar.

A esas y esos belicistas que desde sus cómodas oficinas, protegidos por decenas de guaruras, que sirven a las empresas de la destrucción y la muerte, no a los ciudadanos que representan,  pagados sus insultantes emolumentos por los mismos que envían como carne de cañón a morir por la patria, por la justicia, la libertad y la democracia, que emiten delirantes llamados a combate, sean cual sean las falacias que invoquen, deberíamos exigirles que vayan a la vanguardia de los ejércitos, sean primeros ministros, presidentes, monarcas, funcionarios estatales y de organismos regionales e internacionales, legisladores y los Ceos de las empresas señaladas, con sus esposas, hijos e hijas en edad de luchar, y entonces sí, el resto sea movilizado a la retaguardia.

Siria se suma al “selecto club” de países salvados de las garras de dictadores carniceros, por demócratas y libertarios carroñeros y predadores,  ¿quién es peor?, se los dejo de tarea. El único resultado seguro es que Siria será destruida como lo fueron Afganistán, Irak, Libia, y será así en nombre de la libertad, la democracia, la justicia y decretos divinos.

Aunque las convulsiones sociales acompañaron a Siria desde tiempos remotos, es a partir del 2011 que se le somete a una sangría y destrucción continua, brutal y desgastante, que obvio, cansaría no sólo al pueblo sirio, sino al propio gobierno, que realmente no gobernaba más allá del palacio que habitaba Bashar al Hassad, y tal vez ni siquiera gobernaba en éste, porque de seguro los países en liza infiltraron espías a su servicio para que les informaran de todo lo que hacía, no hacía, decía o callaba, con quién se reunía y con quién no, en fin, era rehén en su jaula de oro.

Siria fue campo de batallas brutales y serán disputados los despojos con la misma ferocidad. Aquí confluían abiertamente Estados Unidos, Rusia, Irán, Israel, Turquía, Egipto, y muy probablemente de manera subrepticia Reino Unido, Francia, Alemania, China, países del Golfo Pérsico, además milicias respaldadas por Turquía Hayat Tahrir al-Sham (HTS) y el Ejército Nacional Sirio (ENS), aunque es probable que las manipularan también Israel y Washington, Irán Hisbola, y Estados Unidos las Fuerzas Democráticas de Siria (FDS), los Kurdos, y pequeños grupos de milicianos bajo el paraguas de las siglas precedentes, y muy probablemente hay mercenarios luchando como siempre,  contra todos y con ninguno, sólo con el mejor postor.

Tres bases militares extranjeras adornan el caótico y patético escenario: las bases rusas de Tartús y Jmeimin, cerca del puerto de Lataquia, naval la primera, aérea la segunda, y la base norteamericana Al-Tanf, en las inmediaciones de Homs.

Circulan en distintos medios mapas de cómo se repartirá Siria entre las facciones yihadistas, las áreas bajo control de éstas, en los que no se incluyen los territorios de las bases militares rusas y norteamericana, ni Irán, ni Israel, pero esta partición, ¿se corresponde sobre el terreno?

¿Qué país sobrevive a la acción simultánea de tanto demócrata, justiciero y libertario, peleando por sus intereses?

Además, hemos de formular unas preguntas extrañas: ¿existía el ejército sirio? Sí existía, ¿quién estaba al mando? ¿Con cuántos efectivos contaba y los pertrechos de que disponía? ¿Qué capacidades ofensivas y defensivas poseía? Porque las únicas noticias que tuvimos de él fueron que habían muerto unos cuantos efectivos por los bombardeos indiscriminados de Israel, nunca tuvo acciones de combate contra nadie, fue misteriosamente neutral, y huyó o se esfumó, sin presentar combate a las hordas jihadistas que avanzaban sobre las ciudades sirias.

Más preguntas, ¿dónde, cómo quedó y qué será de Hezbolá? ¿La parafernalia bélica destruida por Israel, pertenecía al ejército sirio o a Hezbolá?

La maraña de intereses es tan heterogénea, escabrosa y compleja que no es fácil discernir quién peleaba contra quién, ni porqué ni para qué o para quién; era simplemente un campo de batalla abierto, al que cualquier aventurero quisiera medirse en la palestra, y aspirar al monto del botín que lograra.

Estas pirañas seguirán desgarrando jirones de los despojos de lo que fue un bello, romántico, idílico e histórico país.

Más preguntas. ¿Dónde se realizaron las negociaciones secretas y quiénes fueron los interlocutores que aprobaron la caída de la dinastía al Hassad? ¿Qué acuerdos alcanzaron? ¿Cómo se repartirán los despojos? ¿Los títeres de Hayat Tahrir al-Sham (HTS), jugarán el mismo papel de figura decorativa como el que le fue asignado a Bashar al Assad? Máxime que Israel destruyó prácticamente el arsenal militar, ¿con la venia de todos los actores o sólo de parte?. ¿Hay ingenuos que creen que la libertad, la paz, la justicia y la democracia serán realidad en un país destruido y en una sociedad traumada por décadas de destrucción, heridas y muerte? Además, ¿cuánto tardarán en sanar las heridas, no las de las esquirlas de metralla, sino las del alma? ¿Cuánto tiempo durará la euforia de la ilusión pacifista y libertaria? ¿Cuánto durarán las treguas impuestas por los titiriteros? Cuando la posibilidad de que un solo fanático, de los que abundan en la región, puede hacer saltar por los aires cualquier acuerdo y negociación, además, porque el negocio de las armas, debe continuar.

Lo que me atrevo a afirmar, sin temor a equivocarme, es que la dictadura de Bashar al Hassad, será sustituirá por la dictadura islamita, o el tipo de gobierno que sirva a intereses extranjeros, jamás al servicio del pueblo sirio, el sempiterno perdedor en los conflictos bélicos.

Por otro lado, los que festinan que ganó Israel, Turquía y Estados Unidos y perdieron Rusia e Irán, olvidan que las bases rusas en Siria permanecerán y desconocen los términos en que fue pactada la salida de Bashar al Hassad, en la que seguramente intervino Rusia, tal vez Irán, o ¿creen que el refugio que le brindó Putin a la familia al Hassad fue gratuito y humanitario? Es mejor tenerlo de rehén, podrá ser útil en el futuro y de inmediato lo es, pues los partidarios de Bashar al Hassad, que no son pocos, serán aliados de Rusia. ¿Creen irrelevante que los jihadistas de HTS con los primeros que hicieron contacto fue con los rusos?, y sobre Hezbolá, desconocemos si se convertirá en guerrilla, desaparecerá de la escena o se sumará al nuevo gobierno.

Pero lo más grave es que los eventos que sólo han iniciado, no sabemos cómo terminarán, y sí los pronósticos apocalípticos se cumplen, daremos un paso más en dirección al abismo y entonces todos seremos perdedores.

Y del pueblo sirio ¿qué?. ¿No cuenta ni siquiera como peón en el tablero geopolítico, a nadie le interesa incluirlo en sus “sesudos” y “objetivos” análisis?, porque no tiene derechos, salvo el de contar muertos, atender heridos, cuidar lisiados, perder su patrimonio y lastrar la tragedia que ha sido su vida, en este escenario, al pueblo no sólo se le invisibiliza, sino es el gran y único perdedor.

Cedo la palabra a un experto:

“Actualmente, el país norteafricano (Libia) sigue dividido entre «facciones rivales, cada una de las cuales persigue sus propios intereses, lo que deja a la población sumida en el caos, la inseguridad y la destrucción de infraestructura». El experto teme que «un destino similar puede aguardar a Siria, donde el frágil éxito de la oposición y sus aliados occidentales oculta la amenaza inminente de conflictos prolongados que podrían fragmentar y agotar aún más a la nación».

«Siria se encontró atrapada por sus propios errores y las ambiciones de actores externos, y su pueblo se convirtió en peones de un juego en el que lo que estaba en juego no era la paz, sino el poder y los recursos«, concluye el experto.” Murad Sadygzade. (RT 9 dic 2024 17:58 GMT)

Este no es el final de este capítulo, porque la carnicería continuará y la historia se repetirá porque otros países arderán en la pira del dios verdadero:  Mammón, y en todos estos crímenes de lesa humanidad, se invocará la formula retórica protocolar: liberté, fraternité. égalité, démocratie.

No pocos han afirmado que la tercera guerra mundial ya comenzó, no lo creo, porque cuando la maquinaria de guerra se ponga en movimiento, nadie la detendrá y abrazará a todo el planeta, hasta que la destrucción sea total, y por primera vez en la historia de la humanidad, nadie se alzará con la victoria, porque todos serán perdedores.