¿Qué se viene para la BUAP?

Victor de Regil

 

La BUAP ha entrado en campaña para decidir quién será su rector los próximos 4 años. El ganador deberá tomar posesión en los primeros días del mes de octubre, después del último informe que rinda la actual administración, actualmente encabezado por Lilia Cedillo.

En 2021, la competencia fue entre dos mujeres, ambas académicas: la doctora Lilia Cedillo y la maestra Guadalupe Grajales, docente del Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades “Alfonso Vélez Pliego”. Como sabemos, Lilia Cedillo se llevó el triunfo sin mayores contratiempos. Su arribo a la rectoría significó ser la primera rectora en la historia y el fin de una difícil etapa en la que la institución sufrió las acres disputas políticas entre los entonces gobernador y rector, Miguel Barbosa y Alfonso Esparza, respectivamente.

Con Cedillo, la BUAP recuperó su presencia y estabilidad. Con Sergio Salomón como gobernador, hubo una relación institucional. Tan fue así, que el trabajo conjunto se expresó en la edificación de un proyecto tan importante como CU2 en la zona de Valsequillo.

Pero la universidad no ha estado ajena a problemas. En marzo de este 2025, la BUAP vivió una fuerte sacudida interna. Los alumnos de Medicina iniciaron un paro en protesta por la mala atención de su director, marcharon hacía CU, y el movimiento se extendió en muy pocos días a toda la comunidad universitaria. Prácticamente todas las facultades de CU, el CCU y CU2 fueron tomadas por grupos estudiantiles, quienes enarbolaron un pliego general de peticiones. Por momentos, la administración central pareció ser rebasada.

En ese escenario, poco a poco empezó el manoseo político de algunas organizaciones externas, Antorcha Campesina particularmente. También hubo algunos actores internos que buscaron aprovechar esta situación para controlar dichas protestas y usarlas en su beneficio político y económico personal.

La rectora sufrió traiciones, dicho movimiento duró cerca un mes. A pesar de que muchas voces aconsejaron aplicar “mano dura” contra los alumnos paristas, las autoridades universitarias siempre privilegiaron el diálogo e instalaron mesas de trabajo para llegar acuerdos y levantar el paro. La calma regresó a la máxima casa de estudios.

En medio de la nueva normalidad, se renovó el Consejo Universitario. Como era de esperarse, la rectora y su grupo ganaron la mayoría de ese órgano de gobierno, la máxima autoridad. Los paristas y sus patrocinadores demostraron su debilidad estructural, pues sólo lograron una porción de 10 consejeros.

Ahora, como cada cuatro años, fue emitida la convocatoria para la renovación de la rectoría, misma que se llevará a cabo el próximo 10 de septiembre. La campaña empezó el 29 agosto y culmina el 8 de septiembre. De una lista de nueve registros, hechos por grupos de maestros y estudiantes, sólo quedaron tres: Lilia Cedillo, quien opta por la reelección; César Ricardo Cansino y Ricardo Paredes Solorio.

De las tres candidaturas registradas la doctora Cedillo Ramírez es quien tiene todas las posibilidades y la estructura para ganar la contienda. César Cansino y Ricardo Paredes representan candidaturas testimoniales, cuya única apuesta es revivir el descontento que en su momento engendró el paro estudiantil.

Cansino es muy cercano al gobierno del estado y todo lo que hace o dice se lee adentro de la BUAP en ese contexto. Del doctor Paredes Solorio, hay poco que comentar: la suya es una candidatura marginal, sin fuerza, sin presencia entre la comunidad estudiantil. En su tiempo, contendió como candidato contra Alfonso Esparza y obviamente perdió.

La reelección de Lilia Cedillo, que ha propuesto “Rechazo Cero” de aspirantes y cuyo trabajo y entereza, son su mejor carta de presentación, se da como un hecho.

Entre otras cosas, precisamente, porque no existe una oposición organizada y fuerte; no hay candidatos carismáticos y proactivos que tengan presencia al interior de la BUAP y que puedan sacudir inercias y mover conciencias.