Víctor de Regil
Hace muchos años que no se vive una crisis en la BUAP como la de hace unos días. La gran pregunta es ¿qué pasó? Y es que se tienen detectados por lo menos tres grupos quienes mantienen tercamente la toma de Ciudad Universitaria de la BUAP. Tres grupos distintos que han cometido varios errores, pero el principal ha sido el de confundir prudencia con debilidad por parte de la rectora Lilia Cedillo.
Uno de esos grupos es la Asamblea Universitaria. Este grupo está conformado principalmente por estudiantes de Ciencias Políticas, obviamente altamente politizados. Históricamente, son de posturas duras y totalmente críticas hacia los directivos y jefes de la BUAP. Con discurso estructurado y el uso inteligente de propaganda, tienen gran influencia sobre los integrantes de los otros contingentes de paristas.
Hay un segundo grupo que se ha apoderado físicamente de las entradas y salidas de Ciudad Universitaria. Son alumnos que usualmente visten de color negro, radicales que tienen una relación directa con el denominado “Bloque Negro”, un grupo táctico de feministas que marchan cada 8 de marzo y que usan métodos controvertidos como la pinta de edificios públicos, aunque su verdadera misión es proteger, con conocimientos de defensa personal y primeros auxilios, a las manifestantes con motivo del Día Internacional de la Mujer.
Un tercer grupo es el de estudiantes independientes, con decisión y demandas propias y legítimas, relacionadas con deficiencias académicas y administrativas, o casos de acoso sexual o estudiantil, que han denunciado desde hace tiempo y que sus respectivos directores o directoras de facultades han sido negligentes o incapaces de atender con eficiencia.
En medio de estos tres grupos aparecen docentes resentidos y otros relacionados con ciertas corrientes de Morena o el SUNTUAP, que ciertamente han metido “su cuchara”, manipulado a no pocos estudiantes y politizado para beneficio propio las demandas del alumnado, a través de posturas irreductibles.
Todo en el marco de la sucesión en la BUAP, proceso en el que la clase política universitaria trabaja para la reelección de la doctora Cedillo, quien ha intentado entablar diálogo con los protestantes de CU, pero son tantas cabezas, y tantos intereses los que convergen en medio del conflicto universitario, que ha sido muy difícil, si no es que imposible, a diferencia de lo ocurrido con los estudiantes de Medicina, Estomatología, Administración y Contaduría, que ya regresaron a la normalidad a la espera del cumplimiento de los acuerdos.
En CU se instaló una mesa general de diálogo para recibir las quejas y solicitudes de los quejosos, pero estos la han ignorado y vilipendiado, mostrando que tienen intereses más allá de los universitarios.
En días pasados, se llevó a cabo una asamblea en CU, en la explanada de la Torre de Rectoría, frente al Pabellón Universitario, pero no se llegó a nada. Y es que los estudiantes están tan empoderados y envalentonados, que han fijado sus condiciones y ya determinan cuándo, cómo y con quién “dialogar”. Rechazaron presentar su pliego petitorio general y se negaron a dialogar con Sergio Díaz Carranza, presidente de la Comisión de Honor y Justicia de la BUAP, porque alegaron que querían a la rectora presente, cuando la rectora incluso se ha apersonado a las puertas de CU para escucharlos y atender sus reclamos.
El paro se mantiene en CU y no se sabe realmente cuánto durará más esta situación que daña no solo la vida de la BUAP, sino su imagen a nivel nacional y la de Puebla en general. Se sabe que una de las exigencias de los manifestantes es que la rectora grabe un video “donde se comprometa” a cumplir con todas sus exigencias y entonces será cuando den a conocer día y hora de la entrega de su pliego general, no de la liberación de CU.
La rectora Cedillo ha apostado por el diálogo, el diálogo y otra vez el diálogo; incluso ya recibió el apoyo de universidades como el Tec de Monterrey, la Anáhuac, la UPAEP, la UDLAP, la Ibero Puebla y la UMAD, quienes integran el Consorcio Universitario.
Sin embargo, la pregunta que todos se están haciendo es: diálogo, sí, pero ¿hasta cuándo? Es decir, cómo dialogar con quienes no quieren dialogar o sólo bajo sus términos y condiciones. Cómo llegar a acuerdos con quienes exhiben su interés en no llegar a acuerdos.
Se sabe que la línea es agotar hasta donde se pueda el diálogo con los paristas; de lo contrario, muy probablemente tenga que ser el Consejo Universitario, la máxima autoridad de la BUAP, quien determine los pasos a seguir.
Los valientes estudiantes de Medicina, con quejas y demandas legítimas, iniciaron el movimiento el pasado 24 de febrero, pero ya regresaron a sus actividades tras llegar a acuerdos con la administración central de la universidad.