Gabriel Sánchez Andraca
Ayer le comentamos la triste historia de los partidos políticos mexicanos: han perdido ideología, miles de militantes han abandonado sus filas, no tienen estructura y por tanto tienen una débil organización. A todo eso agregue, que insisten en continuar con su absurda alianza opositora.
Esa alianza opositora, no ha sido capaz de hacer una propuesta basada en el tipo de país que quieren y por lo tanto, lo lógico es pensar que volvamos al pasado reciente, con gobiernos corruptos, sin compromiso con las clases populares, gobernando solo en beneficio de los poderosos, permitiendo que grandes empresas extranjeras trabajen en nuestro país, en el comercio, en la minería, en la industria, sin tener la responsabilidad de pagar impuestos, porque se los perdonan, sin compromiso laboral y social con sus trabajadores y empleados y sin responsabilidad con el medio ambiente. Es decir, entregarles el país, incluyendo el petróleo y la electricidad, como si fueran propiedad de un pequeño grupo de poderosos y no del pueblo mexicano.
EL PRI DE LOS AÑOS TREINTA Y CUARENTA Y HASTA los cincuenta, ya no existe. El proyecto de la Revolución Mexicana, plasmado en los principios y objetivos del partido surgido de ella, ya no existen.
Ni siquiera existen los principios del PAN que se proponía ejercer un gobierno apegado a los principios de la Iglesia Católica, como en le época colonial.
Vicente Fox había ofrecido entregar el sistema educativo nacional a la jerarquía eclesiástica para que se impartiera una educación con valores, decían los políticos azules, pero ni eso pudo cumplir. Se concretó a ir a misa con su esposa, divorciada como él y trasmitir por televisión esa ceremonia casi siempre efectuada en la catedral metropolitana.
Felipe Calderón, ni siquiera intentó hacer una faramalla como esa. Su padre, don Luis Calderón Vega, era maestro de la Escuela de Periodismo “Septién García”, de la ciudad de México y siempre se mostró como un católico respetuoso con los alumnos, casi todos mayores de 30 años, que no comulgaban con sus convicciones. Dialogaba con ellos y ni siquiera pretendía convencerlos para que se pasaran de su lado. Al final rompió con el PAN, cuando a ese partido lo invadieron los empresarios ultraderechistas para utilizarlo como franquicia contra el gobierno priista que había nacionalizado la banca, el de López Portillo.
SI LOS PARTIDOS QUE FORMAN LA INCONGRUENTE alianza opositora a la 4-T, no podrían derrotar a Morena en la contienda política del 2024 separados, cada uno con su ideología, sus principios, cada uno por su lado pues, menos lo podrían derrotar en alianza, que no es Por México, como dicen, sino por el grupo que se sentía todo poderoso, como si fuera dueño de México. Están derrotados de antemano.
Pensamos que Beatriz Paredes, actual senadora priista, podría ser candidata del PRI, para levantar a ese partido y convertirlo en una segunda o tercera fuerza política, no para ganar la presidencia, pero sí para rescatar a parte de su partido, porque siempre fue una buena lideresa.
Como candidata de la alianza, no podrá ni siquiera pronunciar discursos que contribuyan a regresar a algunos, el orgullo priista. Los priistas fueron en un tiempo políticos realistas, pero ahora ni siquiera se han dado cuenta del enorme enojo que provocó su alianza con el Partido Acción Nacional.