Gabriel Sánchez Andraca
Algo de lo que se ha hablado muy poco, es de los problemas económicos que enfrentan los partidos de oposición, PRI y PRD principalmente.
Al perder un gran número de votos en pasadas elecciones, esos partidos fueron perdiendo apoyos gubernamentales tanto federales, como estatales, partidas que reciben de acuerdo al porcentaje de votación que alcanzan en elecciones federales y estatales.
El Partido de la Revolución Democrática, además de perder a un elevado número de militantes, ha perdido su registro en 18 estados del país, donde no obtuvo el 3 por ciento de la votación en las últimas elecciones en que participó solo o en alianza con el PRI y con el PAN.
Económicamente, su situación de se volvió dramática y además de que tuvo que deshacerse de propiedades adquiridas por el partido hace años, tiene pendiente de pago un crédito bancario de 50 millones de pesos. Lo que recibe de la Federación y de los gobiernos estatales en los que aún existe oficialmente, no alcanzan para más, que para cubrir en parte, los gastos esenciales de una organización política.
Por lo que se refiere al Partido Revolucionario Institucional, PRI, que tuvo el poder total del país durante casi 80 años y que disponía de recursos en exceso, que le permitían hasta derrochar en tiempos electorales, ahora sobrevive con lo poco que le queda.
Tiene registro en 31 entidades federativas y solo ha perdido una, la de Quintana Roo. Tuvo que pagar una multa multimillonaria por el PEMEXgate, durante la candidatura de Francisco Labastida, ya que la empresa petrolera transfirió indebidamente 500 millones para la campaña presidencial. Pero además, tiene actualmente un adeudo bancario por más de 200 millones de pesos.
Eso, que antes de su derrota en el 2018, podía subsanarlo con comodidad, ahora significa un gasto enorme que no tiene con qué cubrir.
Cuando alguien le preguntó a Napoleón, cuál era la clave para ganar una guerra, él respondió: “Se necesitan tres cosas; dinero, dinero y más dinero”.
Las guerras políticas, es decir los procesos electorales, que son una lucha por el poder de un estado o de una nación o incluso de un municipio, también se ganan con los tres elementos que mencionó el emperador francés: los partidos deben tener un ejército cívico- electoral, que requiere hacer muchos gastos para poder triunfar, además de tener buenos candidatos y buenos programas de gobierno.
Pero esos candidatos y esos proyectos de gobierno, deben ser dados a conocer a toda la población para conseguir su apoyo, Deben de ser divulgados por todos los medios posibles y ganarse la confianza de la gente a base de trabajo intenso en pueblos, ciudades y colonias y todo eso cuesta.