Gabriel Sánchez Andraca
Decepcionado porque el PRI sigue sin entender que los tiempos han cambiado y necesita renovarse, estar cercano a la militancia, a la gente que ha apoyado a ese partido desde hace décadas y pretende seguir imponiendo candidatos sin hacer una mínima consulta a sus bases y despreciando a quienes han trabajado durante años dentro del partido cuando de decidir candidaturas se trata, Jorge Morales Alducin, con 50 años de militancia, anuncia que dejará las filas tricolores y se pasará a Morena.
Y el mal ejemplo cunde: Mario Riestra Piña, destacado panista del grupo de Rafael Moreno Valle Rosas, también tiene reclamos que hacer a la dirigencia nacional de su partido que se niega a practicar la democracia interna pues sus dirigentes siguen imponiendo candidatos lo que ha provocado divisiones y canibalismo, dice, al interior de ese partido.
PRI y PAN, están aliados en esta contienda electoral, pese a que durante ochenta años han sido adversarios en todas las contiendas electorales, y el PAN se dio vuelo durante toda su historia, atacando al PRI, por “antidemocrático y el PRI calificaba al PAN de partido retrógrada y reaccionario.
Los tiempos cambian: ahora ambos partidos herederos de liberales y conservadores del siglo XIX, pretenden ganar las próximas elecciones para eliminar a Morena como mayoría en el Congreso de la Unión y en los congresos locales, así como en los ayuntamientos. Morena los desplazó del poder y los dejó convertidos en partidos minoritarios. Siendo de ideologías completamente distintas se han aliado para lograrlo, pero manteniendo en su vida interna los mismos vicios, las mismas mañas que tuvieron en sus tiempos de gloria, sin darse cuenta o sin querer darse cuenta, que perdieron el poder por su incongruencia de decir que luchaban por la democracia, sin que la practicaran dentro de sus propias instituciones.
TODOS LOS PARTIDOS POLÍTICOS DEL PAIS, han caído en la más terrible mediocridad: carecen de ideología, de unidad, de estructura, de organización y de militantes debidamente capacitados para aspirar con voluntad y conocimiento a puestos de elección popular, para servir al pueblo de México. Tal parece que el único líder político que hay en México, es Andrés Manuel López Obrador, a quien golpean diariamente sus opositores, porque el mismo partido en el poder, carece de las virtudes que debe tener un partido político y sus dirigentes y militantes se ven incapaces de salir en su defensa y en apoyo de la Cuarta Transformación que el presidente está llevando a cabo en solitario.
Por fortuna para Morena, sus opositores están divididos por muchas razones, pero además tienen dirigentes nacionales y locales, que no han querido cambiar sus usos y costumbres y que han perdido hasta el ingenio pues hay que ver los videos que pasan por televisión el PRI y el PAN para convencer a los electores de que son la mejor opción. Sus argumentos son tan absurdos, que causan risa hasta a los electores menos informados en cuestiones políticas.
Los panistas ofrecen resolver los problemas que los gobiernos de Vicente Fox y Felipe Calderón provocaron y los priístas solo pueden presumir lo que los gobiernos de ese partido lograron hasta la llegada de los genios de Harvard con Carlos Salinas de Gortari al frente. El neoliberalismo impuesto por los tecnócratas acabó con la política social de los gobiernos revolucionarios nacionalistas. Todos los “doctores” en ciencias económicas, que iban a llevarnos al primer mundo fueron los que acabaron con el partido surgido de la Revolución Mexicana de 1910. Y el PAN se acabó solito porque en el poder total de la nación durante dos sexenios, demostró no ser igual que el PRI tecnocrático, sino peor que eso.
EL GOBERNADOR DEL ESTADO, MIGUEL Barbosa Huerta, dijo ayer que las elecciones de junio próximo, serán las más vigiladas de la historia: estarán observadas y supervisadas, por organizaciones sociales y electorales, por la prensa y por el propio gobierno del Estado.
Pidió a todos los servidores públicos no utilizar programas sociales con fines electorales y tampoco los recursos públicos para apoyar a candidatos a los puestos de elección popular. Deberán ser elecciones limpias y sus resultados creíbles y respetados.