Gabriel Sánchez Andraca
Los problemas del partido Movimiento de Reconstrucción Nacional, Morena, se veían venir. Es un partido conformado por priistas, perredistas y panistas descontentos con sus propias agrupaciones partidistas, porque no tenían en ellos ninguna oportunidad de figurar alguna vez como candidatos a algún puesto de representación popular u ocupar un cargo administrativo de mediana relevancia.
Los puestos importantes o de medio pelo eran acaparados por las cúpulas dirigentes para amigos o parientes. Nada para las bases partidistas.
Al surgir Morena como corriente y no como partido, tuvo una avalancha de ciudadanos de todas las corrientes políticas de México que llevaron a la nueva organización, sus propias ideas y los mismos vicios que tuvieron en sus en sus organismos de origen: ninguno de ellos era o es democrático ni nacionalista, como lo fue el PRI en sus primeros años o pretendió serlo y como lo fue el PAN en los años cuarenta o cincuenta. Uno liberal y otro conservador, pero democráticos no.
El PRD SE FORMÓ CON UNA CORRIENTE DE PRIISTAS descontentos, a quienes el antiguo Partido Comunista aceptó en sus filas y les cedió su recién adquirido registro para conformar una nueva organización progresista de izquierda, que lanzó para la candidatura presidencial, al ex priista Cuauhtémoc Cárdenas.
Una prueba de que esos tres partidos han perdido totalmente su ideología es la actual alianza electoral que han formado llamada Vamos por México, donde se mezclan priistas supuestamente liberales, panistas supuestamente conservadores y perredistas, supuestamente de izquierda. Una mescolanza que ha caído en la mediocridad política, que no ha sido capaz de formular un proyecto de gobierno alternativo al de Morena convincente para los ciudadanos. Su lucha es por volver al régimen autoritario y corrupto de los neoliberales doctores egresados de Harvard, que introdujo Carlos Salinas a finales de los años ochenta.
LOS MORENISTAS LLEGARON AL PODER CON UNA votación aplastante de más de 30 millones de votos; la ciudadanía se volcó a las urnas, cansada de tantos latrocinios, de problemas derivados de la incapacidad de los gobernantes, principalmente de los panistas que demostraron su total falta de oficio político y de sensibilidad social, en los dos sexenios que estuvieron en el poder.
Pero los morenistas no han podido hasta ahora, constituirse en una organización partidista, bien estructurada, bien organizada, disciplinada y unida y ya están sufriendo las consecuencias de esa falta de capacidad para conformarse como un verdadero partido político.
Tres años después de haber asumido el poder, no han tenido en Puebla una dirigencia estatal capaz de hacer del partido en el poder, una fuerza política respetuosa y respetable.
Ahora que parece que por lo menos ya tienen la idea de ser un verdadero partido, han convocado a sus militantes para formar el Consejo Político Estatal que deberá constar de 150 elementos y para ser parte de ese consejo, se han inscrito más de 2 mil 400 militantes; el Consejo va a elegir en agosto a la directiva estatal del Partido y ya hay cuatro aspirantes con apoyo de morenistas colocados en posiciones importantes dentro del gobierno, igual como ocurría en el PRI.
Hace unos días, publicamos en este espacio un artículo de nuestro amigo el economista Antonio Tenorio Adame, maestro universitario de muchos años, militante de la corriente progresista del PRI y del PRD, partidos de los que fue diputado federal en tres ocasiones, quien expresaba que Morena estaba en el ojo del huracán y así es efectivamente.
A tres años de estar en el poder con el respaldo de millones de mexicanos, es un partido que todavía no está conformado como tal. ¿Podrá lograrlo en el corto tiempo que ya le queda para enfrentar a una oposición mediocre pero escandalosa en el 2024?.
Tal vez sí, pero no por su estructura y organización, sino porque Andrés Manuel López Obrador, sigue siendo un líder aceptado por millones de mexicanos, que se ha ganado esa simpatía a pulso con su honestidad, sus acciones de gobierno y su cercanía con el pueblo, pero, ¿qué viene después…..?