Gabriel Sánchez Andraca
A las exigencias de la dirigente estatal del PAN al presidente municipal electo, de entregar el 25 por ciento de los puestos administrativos del Ayuntamiento a militantes de ese partido, el presidente municipal electo ha dicho que su gobierno será plural y que habrá funcionarios de los partidos que lo apoyaron en alianza, PRI, PAN, PRD y otros.
Eso se hará, de acuerdo a la contribución que dichas organizaciones tuvieron para lograr el triunfo.
Hace bien el presidente electo, Eduardo Rivera Pérez, en no aceptar este tipo de exigencias. No puede repetirse la historia escrita por el primer gobierno estatal panista, de borrar a todos los que contribuyeron a su triunfo y solo premiar a los amigos y seguidores afilados a un grupo personal creado dentro de su partido.
Doña Genoveva Huerta pertenece a ese grupo conformado dentro del panismo local. Es un producto total del “morenovallismo”, que no solo arrasó con los panistas militantes, sino que éstos salieron huyendo de la entidad.
Además, el señor Moreno Valle Rosas, que en paz descanse, pretendió imponer su voluntad en la administración municipal, que precisamente encabezaba el actual presidente electo.
Debe ser difícil para don Eduardo Rivera, someterse a los dictados de la dirigente de lo que queda de aquél grupo arrogante y soberbio, que pensó que Puebla era de su propiedad.
El sufrió humillaciones y desprecios de la máxima autoridad del estado, por pretender ser un panista auténtico luchando por la democracia y el bien común. Al final de su periodo fue acusado de corrupción y amenazado con cárcel y el pago de 25 millones de pesos. Y los panistas nacionales, ni pío dijeron. Fueron tres mujeres: Ana Teresa Aranda, Josefina Vázquez Mota y la ex secretaria general del comité nacional, cuyo nombre no recordamos, quienes lograron salvarlo.
Inexplicablemente “Lalo” aceptó ser candidato del morenovallismo a la presidencia municipal nuevamente, con el fin de constituir un apoyo para la candidatura de la malograda primera dama de entonces, Martha Erika Alonso, a la gubernatura de la entidad. Curiosamente ella ganó y él, Lalo, perdió.
Los panistas no son como ellos dicen que son: son seres humanos, políticamente con más defectos que virtudes según han demostrado en los hechos, que a raíz del paso por la presidencia de la república de Vicente Fox y Felipe Calderón, se les ha desatado una ambición de poder y dinero, que parece insaciable.
Ya hemos comentado aquí, que los panistas en los inicios de su partico, hace 82 años, fueron honestos, demócratas convencidos, capaces, bien preparados, con oficio político, con sensibilidad social y con una visión de largo plazo, pues sabían que su proyecto no podría triunfar en unos cuantos años. Desgraciadamente esa organización que siempre se decía cristiana, se fue descomponiendo hasta llegar a constituir los dos gobiernos nacionales más ineficientes y corruptos de la era moderna. Rivera Pérez, que ha sido panista desde su época de estudiante, no debe cejar a las exigencias fuera de toda lógica, de la dirigente local.
AYER SE CUMPLIERON 256 AÑOS DEL natalicio de don José María Morelos y Pavón, el líder insurgente más carismático, más exitoso y el más identificado con el pueblo de México.
En Puebla se le rindió un homenaje en Casa Aguayo, ante una pintura con su imagen, ante la que el gobernador Miguel Barbosa Huerta, depositó una ofrenda floral y el estudiante Alejandro Hernández, pronunció un discurso dando a conocer varias facetas de su personalidad.
Morelos fue un mexicano mestizo, pobre, que en su adolescencia fue arriero recorriendo los caminos de su estado natal, Michoacán y de Guerrero, la entidad vecina. Iba de Morelia a Acapulco, con mercancía de ida y vuelta, pues se surtía en Morelia, para la ida y en Acapulco, a la llegada de la Nao China, para su regreso.
En una población ubicada a pocos kilómetros de Iguala, llamada Tepecuacuilco, tuvo una novia llamada Francisca, y un amigo apellidado Carranco a quien le recomendaba cuidar a “Panchita” durante su ausencia. Un día al pasar por “Tepecua” se encontró con la noticia de que Panchita y Carranco se habían casado. Ya no regresó. Se cree que entró al seminario a estudiar la carrera sacerdotal.
Con el andar del tiempo y ya hecho un cura rebelde y líder de la Independencia, (sus mayores triunfos los obtuvo el héroe insurgente en lo que hoy es el Estado de Guerrero, cuyos caminos conocía perfectamente) se encontró al par de tortolitos. Fajeó con un machete al tal Carranco y se llevó a Panchita con la que tuvo dos hijos. Carranco se alió con el gobierno realista y entregó a Morelos en esos caminos del sur.
Panchita vivió en la ciudad de Taxco con sus dos hijos a los que Carranco dio su apellido para salvar a Morelos del descrédito, pues era sacerdote. Allí en Taxco, nacieron sus nietos de apellidos Carranco Cardoso. Uno fue fundador de la primera escuela normal del Estado de Guerrero y el otro fue autor de la geografía de la entidad guerrerense que se llevaba como texto en tercer año de primaria, hasta los años cincuenta.
AYER EN LA BIBLIOTECA PALAFOXIANA, el titular de la Secretaría de Cultura del Estado, arquitecto Sergio Vergara Berdejo, hizo la presentación de una joya histórico-literaria sobre la batalla del 5 de Mayo de 1862. Se trata del manuscrito de Patricio Ramos Ortega, un dibujante, que participaba en la batalla como soldado de leva y que hizo un relato de lo que vivió en la batalla del cerro donde está el fuerte de Guadalupe.
Este manuscrito, editado por el gobierno de Puebla a través de su Secretaría de Cultura, acaba de recibir un premio del INAH y de la Secretaría de Turismo del gobierno federal, contiene el relato de la batalla realizado por un soldado mexicano e ilustrado con dibujos hechos por él mismo. El premio fue por ser el mejor libro fascimilar del año.
Dijo el arquitecto Vergara Berdejo, que la secretaría a su cargo, está encargada de la protección de los bienes culturales y documentales del Estado y que se está trabajando, por ordenes del gobernador, en un proyecto de conservación y difusión del legado artístico, que se está digitalizando e imprimiendo, para darle la mayor difusión.