Gabriel Sánchez Andraca
Este país ha vivido convulsionado siempre: este columnista estudiaba la primaria en el estado de Guerrero, de donde es originario, cuando el gobernador de ese estado, Alejandro Gómez Maganda, gran amigo del presidente Miguel Alemán, fue depuesto por instrucciones del nuevo presidente don Adolfo Ruíz Cortines, precisamente, se decía, por ser alemanista; cuando estudiaba la preparatoria en Chipancingo, la capital del Estado, estalló un movimiento contra el gobernador, general Raúl Caballero Aburto, que fue destituido del cargo por el Congreso de la Unión, después de una matanza en la alameda Granados Maldonado, a donde se habían trasladado los comerciantes del mercado para evitar que el Ejército tomara el edificio universitario considerado sede del movimiento.
En 1958, en la capital del país, hubo un movimiento de protesta de maestros, capitaneados por el maestro Othón Salazar, ex alumno de la Normal Rural de Ayotzinapa y de ferrocarrileros encabezados por Valentín Campa. Fue un movimiento que cimbró a la ciudad de México, pues hubo huelgas en escuelas primarias y secundarias, en el sistema ferroviario y en un momento la capital del país se vio paralizada por huelga en el transporte público. Este columnista vio desde la explanada que está frente al Palacio de las Bellas Artes, a un lado de la Alameda, un espectáculo que le hizo sentir como si estuviera en una ciudad en guerra; patrullas y ambulancias con sirenas abiertas, trolebuses completamente atiborrados de pasajeros, que iban hasta en el techo de los transportes que se movían por un sistema eléctrico, las calles semi- desiertas, los comercios cerrados, la gente descontrolada buscando algún medio para llegar a su casa o a su centro de trabajo. El caos en todo su esplendor.
Ya en Puebla, durante el primer año de mi estancia, estalla el llamado Movimiento de Reforma Universitaria, que duraría diez años y que desestabilizó la vida política y económica del estado. Varios gobernadores desfilaron por el palacio de gobierno después de la caída del general Antonio Nava Castillo, que había provocado un gran descontento entre la población, por su forma arbitraria de gobernar, que hizo recordar a la población los tiempos de Maximino Avila Camacho, de quien todavía se recuerdan muchas de sus arbitrariedades.
Vinieron los tiempos del 68 con la represión que cobró cientos de vidas en Tlaltelolco y la desaparición de de 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa, escuela que desde los años cuarenta sufrió actos de represión y que se ha querido desaparecer desde los tiempos de Ruíz Cortines, lo que los estudiantes han impedido siempre con movimientos cívicos.
En los tempos de Echeverría Guerrero, sufrió los efectos de la llamada “guerra sucia” desatada para combatir a las guerrillas de Genaro Vázquez y de Lucio Cabañas, en la sierra de Guerrero, no en la montaña, que es otra zona, y que hizo sufrir a cientos de familias ajenas al movimiento.
Ojalá y que la tan decantada democracia, evite que sigan sucediendo actos de violencia, de inseguridad, que se acrecentaron en los tiempos de los muy cristianos y defensores de nuestras tradiciones y creencias, panistas. Los gobiernos de Fox y de Calderón fueron un desastre y eso no hay que olvidarlo.
ANUNCIO AYER EL GOBIERNO ESTATAL, LA designación de los nuevos titulares de Economía, y de Bienestar, cuyos titulares, renunciaron para participar en el proceso de selección de candidato de Morena, para la gubernatura del Estado.
Sustituye a la licenciada Olivia Salomón en la Secretaría de Economía, el licenciado Ermilo Barrera Novelo, quien se desempeñaba como director general de la agencia de Energía del Estado. Es egresado del ITAM.
En la Secretaría del Bienestar, queda la licenciada María Ruíz Betanzos, egresada de la Facultad de Comunicación de la UDLA, que estaba al frente de la dirección de Desarrollo Microregional y de la subsecretaría de Opciones Productivas para el Bienestar en la secretaría respectiva.