Gabriel Sánchez Andraca
La pionera de la lucha por el respeto a los derechos humanos en México, doña Rosario Ibarra de Piedra, falleció en la ciudad de Monterrey, N.L., el sábado en la mañana a los 95 años de edad y después de medio siglo de luchar contra la desaparición forzada, lucha que inició cuando su hijo Jesús Piedra Ibarra, fue detenido y desaparecido, por ser miembro de la Liga 23 de septiembre, opositora al gobierno.
Desde entonces doña Rosario se convirtió en una activista en la lucha por el respeto a los derechos humanos, impulsó la creación de la red contra la desaparición forzada y abrió brecha a un sistema democrático real y no ficticio. El presidente de la república, Andrés Manuel López Obrador, la consideró como ejemplo de congruencia, pues jamás cejó en su lucha contra la injusticia.
Fue candidata a la Presidencia de la República en 1988, legisladora federal y siguió luchando hasta sus últimos días.
“Moriré teerca, pero o puedo ser más que terca, aunque mi hijo esté muerto. Seguiré luchando tercamente, para que vuelvan los demás, aparezcan los otros jóvenes, que también son Jesús. Mi hijo, mis hijos”.
La señora Rosario Ibarra de Pierdra, fue sepultada ayer en Monterrey, ciudad donde vivió. Muy cerca de Saltillo, Coahuila, la tierra que la vio nacer.
Las expresiones de pena, de dolor por su desaparición física, fluyeron durante sábado y domingo, de todo el país y de numerosas naciones latinoamericanas.
EL 16 DE ABRIL DE 1531, HACE 491 AÑOS, FECHA de la Fundación de Puebla, también fue un final de la Semana Santa.
La planeación de esta ciudad, fue para dar un lugar dónde vivir y trabajar, a los españoles que vagaban por la Nueva España, después de la Conquista. Se entregaron treinta y tres lotes a otros tantos españoles varones y uno a una viuda.
Las tierras repartidas no eran propiedad de nadie y contaban con agua en abundancia y un clima agradable, además de que eran vecinas de señoríos como Cholula, Tlaxcala, Totimehuacán y Tepeaca, que tenían población abundante y producían alimentos en buena cantidad.
Así nació Puebla, que llegó a ser en tiempos de la Colonia, una de las ciudades más bellas y pobladas del país.
Los festejos por este acontecimiento se planearon siguiendo la frivolidad panista, que en el 200 aniversario de la Independencia y estando Felipe Calderón en el poder, se festejó con una mojiganga intrascendente y una “torre luminosa”, que costó una millonada y que nadie le ha encontrado alguna utilidad o alguna belleza especial. Así aquí, el ayuntamiento panista contrató a una cantante famosilla para dar un concierto de música de moda. Ah, y se coloraron estatuas de algunos poblanos conocidos, no todos importantes, colocadas al final de la avenida 5 de mayo.
MUY LUCIDA ESTUVO LA PROCESION DEL VIERNES SANTO, después de dos años en que no pudo realizarse por la pandemia.
La procesión recorrió el Centro Histórico de la ciudad, estuvo muy ordenada y lucidora. Miles de poblanos tomaron parte y miles de turistas la vieron pasar formando vallas enormes.
Las agrupaciones religiosas de la Iglesia Católica trabajaron bien y el resultado fue muy bueno.
Las imágenes más veneradas por los católicos de Puebla, desfilaron portando ropajes nuevos, en su mayor parte.